Claroscuro

LO CLARO. ¡Asombroso!

Es fundamental que los seres humanos mantengamos sensible nuestra capacidad de maravillarnos por los alcances, logros y ‘milagros’ que el entorno nos provee.

De manera personal enfatizo este tenor. Tengo la fortuna de contar con salud y con los cinco sentidos que a la gran mayoría nos dota la sabia naturaleza. Y del mismo modo he logrado percibir la belleza de la música a través de los instrumentos creados por el hombre. Aprendí y desarrollé el gusto por la guitarra en la infancia.

Pero hoy la tecnología rebasa los límites que acaso hace diez años pensaríamos podrían suceder.

Hoy las clases de guitarra pueden ser impartidas a través de las redes sociales, con tutoriales. Bien hasta ahí… súmele a ese avance que democratiza la cultura, el que los alumnos tengan discapacidad visual.

Lo anuncia y comparte una universidad pública (Universidad Autónoma de Tamaulipas UAT) y su nivel de impacto con la sociedad es redundante en beneficios. El arte al alcance de todos.

LO MUY OSCURO. Lo que sigue analizar, es reprobable en todos sentidos; pero basta y sobre para abonar a la conciencia colectiva.

La cultura nacionalista en nuestro país –entiéndase a ésta por el ‘statu quo’, o hacer lo que siempre se hace. Aunque su ‘latinismo’ sería “que las cosas permanezcan como están- refiere que cada cosa, bien o servicio que adquirimos o que se da a alguien más, es prácticamente eterno.

Más explícito. Una persona adquiere una vivienda de interés social (INFONAVIT) o privado y supone es una inversión única y permanente.

Compra un carro en la agencia y sólo supone que debería estar atento a los servicios de revista mecánica de la agencia.

Una televisión en tienda departamental, significa que será compañera de por vida.

La vida púbica no es distinta. En México.

La falta de funcionamiento de válvulas de liberación de presión en depósitos y líneas de transporte de retorno de gas licuado de 20cm de diámetro, dieron lugar a las primeras once explosiones de seis esferas de gas de PEMEX en San Juan Ixhuatepec el 19 de noviembre de 1984 a las 5:30am. Resultado, 600 personas carbonizadas y 2 mil heridos.

El accidente en la plataforma petrolera Abkatun-Alfa en la sonda de Campeche, dio lugar a que interviniese Greenpeace ante la falta de criterios de mantenimiento por parte de la paraestatal y el deterioro grave al ecosistema por las fallas humanas y el desinterés.

Una explosión en el edificio administrativo de PEMEX, registraría el fallecimiento de 33 personas.

El 4 de octubre de 1974, un convoy del sistema colectivo metro de la Ciudad de México llegaba a Estación Viaducto a una velocidad de 70km/h y una falla en su sistema de frenos no logró impedir que este colisionara con otra línea que se apostaba a salir de la misma estación. El encontronazo dejó el saldo funesto de 31 fallecidos y 70 heridos.

Volvió a ser noticia el Metro, tras el incendio que desapareció literalmente los controles centrales de este sistema de transporte que moviliza a 5 millones de pasajeros cada día y que, tras el percance, al menos 2 millones quedaron varados.

En el sexenio del mal recordado presidente de los años setentas, Luis Echeverría Álvarez, se acuñaba extrañamente una campaña publicitaria que invitaba a los mexicanos a cambiar la ideología de la que hasta hoy hablamos.

“Nade de que ahí se va, nada de que a mí qué… vámonos respetando, todo hay que hacerlo bien”.

La idiosincrasia de la que hemos hablado, perdura desde el seno del hogar.

Contrastante con la inversión extranjera que se asienta en territorio mexicano.

Las plantas maquiladoras de origen norteamericano observan las políticas de mantenimiento de manera rigurosa, llegando a cerrar algunas por periodos largos hasta lograr la eficiencia en la aplicación de sus medidas de seguridad y de optimización de herramientas, que les garantiza una larga vida.

¿Qué nos falta? ¿Más accidentes?

El 4 de septiembre de 1969 empezaba a operar el metro y paró, cuando ya no sirvió.

COLOFÓN: Al pobre hombre que dirige la CFE en el país, le han ocurrido dos desgracias que estriba en el mantenimiento a sus equipos. El primero, un apagón nacional que apuntaba la dependencia que quizá se debía a la quema de pastizales. La anterior, se le cayó el sistema del IFE en 1988 y ya no pudo contar votos. Terrible, ¿no? ¡Basta de que “ahí se va”!

alejandrodeanda@hotmail.com