La definición del candidato a la presidencia de la República por el Frente Ciudadano por México (PAN-PRD-Movimiento Ciudadano) es la principal prueba de fuego para consolidar esta coalición electoral. Sin embargo, no es la única encrucijada que habrán de sortear.
Una de las aristas poco conocidas en los medios a nivel nacional, pero importante para este Frente, es la posible ausencia de esta coalición en el plano local, específicamente en Jalisco, bastión de Movimiento Ciudadano, o mejor dicho, del alfarismo. La fuerza del presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro se sustenta en alrededor de millón y medio de votos en la entidad que ya se convirtió en el tercer padrón más grande del país.
En Jalisco, los alfaristas (y un sector del panismo más tradicional, ligado a personales como el exgobernador Francisco Ramírez Acuña), no quieren que la conformación del Frente Ciudadano se firme para la elección estatal, que en 2018 es concurrente con la federal.
A nivel nacional, Movimiento Ciudadano no pinta. Y a nivel local, es al revés, PAN y PRD no existen, pues no aportan ni dos dígitos. La idea del Frente Ciudadano es que los tres partidos se beneficien en esta alianza. Pero parece que los naranjas solo quieren lo que los otros dos partidos le dan en lo federal, pero en lo local no quieren sacrificar nada.
Por eso existen voces en el interior del PAN y el PRD en Jalisco, que consideran que si Movimiento Ciudadano no aporta el capital político que el alfarismo tiene en su bastión, el Frente no sería más que una especie de contrato leonino que solo beneficiaría a las huestes de Dante Delgado.
Un contrato leonino es un documento que firman dos o más partes, pero beneficia excesivamente a una de ellas. Blanquiazules y perredistas, argumentan que en lo federal, el partido naranja aporta muy poco. Su argumento revivió gracias a una encuesta difundida por Mural, diario perteneciente a Grupo Reforma. En ese estudio, las preferencias para el Senado, colocan a MC en tercer lugar después de la sensación independiente Pedro Kumamoto y del PRI. En Jalisco es común el voto diferenciado y esto demuestra que la gran figura que es Alfaro en Guadalajara, no alcanza para jalar la carreta de las candidaturas federales, a pesar que lidera la carrera a la gubernatura.
Es evidente que MC se va a beneficiar en lo federal de la alianza con PAN y PRD y por ello estos partidos esperan que los naranjas les retribuyan en el ámbito estatal. De facto, algunos liderazgos panistas ya negocian para trabajar en 2018 en favor de Alfaro, pero en el plano formal, al alcalde tapatío no se le ve mucho interés en que su rostro aparezca junto a los logotipos blanquiazul y el del Sol Azteca.
En este contexto, se dio hace unos días la visita a Guadalajara de los presidentes nacionales de estos partidos, Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado para realizar un foro con liderazgos estatales. Esta visita fue interpretada por algunos como una forma de persuadir a Alfaro de que este Frente también se concrete en el ámbito local. Algunos personajes del círculo cercano de Alfaro con quienes conversé, han ido flexibilizando su posición y estarían dispuestos que haya un acuerdo de coalición parcial para algunas candidaturas a presidencias municipales, pero no para la Gubernatura. Esto, obviamente, no termina por agradar a panistas y perredistas.
Ese tema, dará mucho de qué hablar en los próximos días. Un millón y medio de votos que el alfarismo tiene en Jalisco, no son pocos. Y más aún en un panorama que luce muy competido para 2018.