En 1995; en las semanas posteriores al inicio de la terrible crisis económica; aquella que se desató por el histórico “error de diciembre” del gabinete zedillista; la cacería de culpables se encontraba a flor de piel, y arreciaba la guerra entre los funcionarios recién llegados y los salinistas recién salidos.

En ese contexto, intentando justificar la catástrofe, el gobierno del presidente Zedillo, afirmó que la crisis se había originado porque la administración de Salinas de Gortari, les había dejado la economía del país “sujetada con alfileres”.

Sin demora, la prensa buscó la respuesta de Pedro Aspe, quien había estado todo el sexenio de Salinas al frente de la SHCP.

Ya con la experiencia acumulada, Don Pedro les respondió cuestionando al nuevo gobierno, y preguntó que si las cosas eran como decían, es decir, que si habían encontrado la situación económica prendida apenas con alfileres, pues que entonces, ¡¿para qué se los habían quitado?!

Considero oportuno retomar esta anécdota histórica, porque es uno de esos sucesos que tenemos la obligación de no volver a repetir jamás.

Siempre que la economía de nuestro país, y la del mundo entero, no nos permitan margen de error, tenemos que procurar no equivocarnos. Nuestros gobernantes, tienen que esforzarse por no quitar los alfileres, es parte de su responsabilidad.

Lo escribo con preocupación, porque en su frenesí de haber comenzado a gobernar antes de tomar protesta, el presidente López Obrador, en compañía de algunos miembros novatos de su futuro gabinete, anda echándole muchas ganas para equivocarse de cabo a rabo.

Y permítame aclarar que la crítica no la escribo por el fondo de las cosas, sino por la forma en la que las está operando.

Comienzo por referir la baja en la perspectiva de crédito que la agencia calificadora Fitch Ratings, acaba de asestarle a Pemex, la principal empresa del Estado Mexicano.

Fitch redujo la perspectiva de “estable” a “negativa”, argumentando que observan incertidumbre en la estrategia comercial de Pemex, pues con base en lo que han declarado los futuros funcionarios, estiman que se podría debilitar la estructura de capital de la compañía.

En español, ello significa que se podrían debilitar las finanzas, es decir, que la empresa podría reducir sus ingresos y aumentar sus gastos, y que por ende se quedaría sin fuentes de dinero de dónde echar mano, y entonces tendríamos una empresa cada día más débil, y no una que cada día fuera más fuerte, como sería lo lógico.

Y ojo, Fitch no dice que esto ya esté sucediendo, sino que es lo que creen que va a suceder, si el nuevo gobierno hace lo que anda diciendo que va a realizar. Vaya, en materia de inversiones y mercados, esto se llama incertidumbre, se llama malas expectativas, y esas son cosas que le hacen daño a una economía, y que están totalmente fuera de nuestro alcance. Y por eso nos bajaron la perspectiva.

Para nada es un tema menor, pues en automático, a partir de esta noticia, cada vez que Pemex necesite pedir dinero prestado, los bancos le van a ofrecer una tasa más alta, porque ahora tiene mayor riesgo que antes, por esta baja de perspectiva crediticia. Le digo que así funciona el mundo, nos guste o no, ese es el mundo del dinero. Y son temas que exceden a los presidentes de cualquier país, pues a ninguno le piden su opinión.

Lo que es aún más grave, o más bien gravísimo, es la respuesta que otorgó la futura Secretaria de Energía, la Ing. Rocío Nahle García: “Los respeto pero no coincido con ellos, nosotros vamos a trabajar. Tenemos que ponernos a producir y a construir”.

 

Si su escribidor entiende bien, la respuesta significa algo así como: “no nos importa lo que digan las calificadoras, por ende no nos importa lo que diga el mundo financiero, nosotros vamos por nuestro propio camino”.

De ser así, le reitero que es gravísimo, porque esa respuesta procedería solo si México no tuviera nada que ver con el mundo, solo si México fuera un país que no tuviera ninguna conexión con la economía global.

Y le reitero que no estoy criticando, ni tampoco apoyando, el fondo del plan de trabajo que tienen para Pemex; ni el fondo de ninguna de las opciones que están manejando para construir el nuevo aeropuerto; ni el diseño de los programas sociales que quieren lanzar desde el primer día; ni la viabilidad de las zonas francas en las fronteras; ni la pertinencia del Tren Maya; ni el fondo de los otros múltiples proyectos que ya no les caben en el portafolio.

Lo que estoy criticando, es la forma en que se conducen y en que están operando las cosas, es decir, la imagen que le están dando al mundo, la imagen sobre la forma en que parece que creen que pueden hacer las cosas.

El gobierno de don Andrés Manuel, está corriendo más rápido que el balón, está comiendo ansias para intentar cambiar un país que lo necesita, pero en el que lamentablemente, todavía no existe la magia.

Se están mostrando al mundo como acelerados, como inexpertos, como gente llena de proyectos, pero sin prioridades claras, sin un proyecto estratégico y financiero sustentable, es decir, sin una lista de lo que sí van a poder hacer, y sin otra más en donde anoten lo que no va a ser posible realizar.

Ambas listas son fundamentales, porque así funcionan los países, y las empresas y las familias, con base en prioridades y a estrategias posibles. Vaya, hay que ponerle rueditas a los buenos deseos, para que puedan avanzar.

No solo México, sino el mundo entero, se encuentra en una situación económica complicada. Es un contexto en donde cada país, tiene que estar lo más fuerte posible en su interior, para poder contener y reaccionar lo mejor posible, ante los movimientos externos que se salen de su control y que inevitablemente lo afectarán. Es una de las principales tareas de cualquier presidente hoy en día.

Ojalá que nuestro próximo mandatario ya deje la fiesta y le dedique mayor tiempo a las horas de oficina, a esas en donde la gente más preparada le dirá lo que no quiere oír. Adiós a la campaña de tantos años y bienvenido al gobierno. Lo de Fitch Ratings es un primer aviso, ojalá que lo quiera ver, no vaya a ser  que al iniciar formalmente su presidencia, ya no cuente ni con los alfileres.

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted. 

                                                      

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