Todos en esta vida tenemos un conocido que pareciera tener un caño en su interior. Que le apesta re-tegacho la boca y aguantamos la respiración hasta quedar morados.  Pareciera que esa persona comió un animal y se le pudrió en los dientes. Pero, ¿qué pasa cuando esa persona es tu allegado?, ¿cómo le dices?, ¿cómo actuar ante ello? Seguramente si tu fueras el pestilente te gustaría que te lo dijeran ¿o no?

 

Es muy importante que tengas a la mano estas acciones sutiles para no decir ¡Te apesta el hocico!

Vía literal

Puedes comenzar con un “¡Qué aburrido está el día! ¿y si jugamos a hacer gárgaras con enjuague bucal?” o “gay el que no masque un chicle”.

Échate la culpa

Puedes platicar que padeces de mal aliento, y de los grandes beneficios de hacer buches con hierbabuena o clorofila, inventar que tomas un té que te ayuda mucho, entre otras cosas a que no te apeste la boca.

 

Usa la mercadotecnia

Inventa que hay una promoción 2x1de limpiezas bucales, dile que vayan juntos y que únicamente es para que tenga “una sonrisa más hermosa”.

Tomar distancia

Agacha la mirada, tápate la nariz, captará que algo no anda bien y sacará sus propias conclusiones…

Hazle una trampa

Le dices –Mira, el cielo esta muy azul– cuando esté volteando para arriba le metes una retrocarga de 10 chicles de menta extra fuerte.

Mándale un anónimo

La gente murmura que te huele la buchaca. Atte La vida.

Inventa una epidemia

¿No quieres una de estas mentitas?– Con eso de la epidemia del mal olor de boca, más vale estar prevenidos. Cómete 100 de éstas.

Recuerda “sutileza” significa NO lastimar. La realidad es que muy pocas personas se atreven a abordar el tema. En caso de que la persona de aliento putrefacto se de el lujo de negarse a cualquiera de estas opciones… pues ya ni modos, tu hiciste lo necesario por hacer el bien.