Carta a una amiga:

Cuando escuchas comentarios negativos hacia tu persona, pienso en la cantidad de palabras ofensivas que has tenido que soportar por no encajar en el prototipo de personas vacías.

Comprendo tu actitud ante una sociedad que no respeta a nada ni a nadie.

Una sociedad que se vende al mejor postor, en donde todos somos mercancía, un maniquí, un negocio, una imagen, donde las apariencias son lo que importa.

¿Cómo tener autoestima cuando todo a nuestro alrededor nos manda mensajes de minusvalía? Y es que una mujer debe responder siempre a la demanda social, debe encajar en el modelo perfecto de los necios.

Estarás de acuerdo que las imágenes de la mujer perfecta que tenemos introyectadas, no tienen nada que ver con nosotros y cada vez que nos comparan con ese modelo, una especie de escalofrío nos recorre el cuerpo y nos envenena el alma.

Qué lástima que este tipo de presiones sean causantes de tristeza, soledad, llanto, aislamiento, rechazo y a veces finales tristes.

Pero, ¡bien por los que critican, los que etiquetan, los que lastiman y los que excluyen!

Ahora entiendo que no es fácil ir contra corriente, pero no es imposible.

Merecemos respeto a nuestras personas, a nuestros motivos y a nuestras circunstancias.

Está bien cuidar nuestro aspecto físico,  por salud, para sentirnos mejor,  pero no para gustarle a nadie, ni para mendigar cariño.

¡Reaccionemos! Que la belleza de la mujer está en su esencia, en su voz, en sus palabras, en su mirada, en tantas cosas, que sería inútil mencionarlas todas, porque se saben de sobra.

¡No permitamos que nadie nos diga cómo son las cosas, que lo  sabemos de siempre!

¡Buen fin de semana!