López Obrador ha recibido un mandato tan contundente que podrá hacer lo que quiera. Su problema se reduce a elegir entre dos curvas.
El futuro Presidente tiene un simple problema de selección.
Para nosotros, en plan de colaborar en favor de México nuestro reto es presentarle las alternativas. La lista de quehaceres y pendientes es casi infinita. México se ha quedado rezagado en todo lo que importa.
¿Hay alguna manera de simplificar la complejidad de la situación? Considero que sí.
No necesitamos entrar al detalle. Existen dos opciones muy claras, muy distintas que producen resultados muy diferentes.
Explicar cada una pudiera ser la forma más rápida de aportar algo útil a quien tiene ahora el bastón de mando en México.
Las innovaciones, las ideas, los productos, incluyendo teorías de cualquier tipo se pueden graficar en función del número de personas que las adoptan, consumen o usan y el tiempo.
Esto produce una curva en forma de “S” o sigmoide. Los economistas las usan para explicar fenómenos económicos. Son muy útiles porque comunican mucho en forma sencilla y contundente.
Las dos curvas que López Obrador enfrenta y que requieren un conocimiento y una decisión son el paradigma burocrático, y el paradigma de sistemas. El primero se inventó hace milenios y se popularizó con la revolución industrial.
El segundo aparece con fuerza junto con la invención de las computadoras, ya que los sistemas y las computadoras tienen la misma mamá: la cibernética o ciencia del control y la comunicación. Otra definición es la ciencia de la organización efectiva.
La curva de las soluciones burocráticas dejó atrás el momento de nacimiento desde hace varias décadas. Sigue siendo sin embargo la solución preferida, por conocida, en empresas y gobiernos. Sin embargo, esa curva ya se aplanó. No tiene manera de seguir creciendo porque la burocratización está matando empresas a una velocidad sorprendente. En la era de la complejidad, burocratizar es una sentencia de muerte.
Los problemas de México se originan por haber elevado las soluciones burocráticas y costosas a nivel de dogma. IFF/INE, COFECO, COFETEL, Gobiernos en los tres niveles, PEMEX y CFE, SAT, etc. son paraísos de las soluciones burocráticas.
La otra curva, la de sistemas nació hace dos o tres décadas y ha tomado una fuerza vertiginosa. Es la que alberga la idea de la auto-organización. En las empresas significa escuchar a los clientes. En el gobierno significa empoderar al ciudadano. Llevada al gobierno, significa el gobierno como facilitador de procesos de auto-organización de la sociedad, no el que estorba con tal de verse ejerciendo el mando.
El plan para emplear y capacitar NINIS es claramente un ejemplo de auto-organización fomentada desde el gobierno. La solución se da allá afuera, en la calle, en las empresas.
Esta es la curva a la que hay que subir a todo México. La otra ya va de picada.