Leí con sorpresa la ligereza con la que tratan el tema de los periodistas que reciben “chayote” de dos presuntos inconsútiles de la lucha anticorrupción en México: María Amparo Casar y Luis Carlos Ugalde.
Recuerdo muy bien en una visita que le hice en Los Pinos a la entonces poderosa Marta Sahagún que estaba en una llamada telefónica con el entonces secretario de gobernación Santiago Creel tratando el tema del desafuero de Andrés Manuel López Obrador.
Marta me comentó que tenía dudas sobre la viabilidad jurídica del proyecto pero que Creel le aseguraba que había fundamentos sólidos para promoverlo.
También me dijo la esposa del entonces presidente Vicente Fox que a su marido no le daba mucha certeza lo que decía Creel, pero que lo que más le preocupaba era la reacción que se daría en los medios de comunicación.
El olfato mediático de Fox estaba en ese tiempo estaba muy agudo y muy sensible por la responsabilidad tan grande que tenía encima.
Pero Creel le insistía a Marta que opiniones como la de María Amparo Casar, que era su principal asesora, eran en el sentido de que procedía el desafuero y que las consecuencias políticas serían favorables.
Palabras más palabras menos, Casar según comentó Marta aquella ocasión, que con el desafuero solo habría dos candidatos fuertes en la boleta electoral, Roberto Madrazo del PRI y el que decidiera postular el PAN, que finalmente resultó ser Felipe Calderón.
Este antecedente pinta a María Amparo Casar como una mujer inteligente y práctica.
Tal vez con esos atributos haya considerado que por los tiempos que pasamos, y sobre todo por los tiempos que se vienen, una estrategia que es al mismo tiempo para mantener presencia mediática y lograr una sobrevivencia económica, María Amparo haya decido ingresar a la muy rentable industria de la lucha anticorrupción.
El caso de Carlos Ugalde es más controvertido todavía.
Hombre de talento y de una gran capacidad de investigación ordenada sobre temas legislativos, electorales y de gobierno, ha creado la empresa Integralia.
Luis Carlos tiene una presencia respetable en los medios cuando trata de esos asuntos.
Pero como lo señala con toda puntualidad el Maestro Ernesto Villanueva en su columna publicada en el portal de Carmen Aristegui, a Luis Carlos Ugalde lo perseguirá hasta el final de sus días el haber sido el legitimador del fraude que le hicieron en el 2006 a López Obrador, cuando aceptó que Felipe Calderón habría ganado las elecciones presidenciales por un increíble margen menor a un punto porcentual.
Bien, pues esos dos personajes Ugalde y Casar, han enjuiciado en tabla rasa a algunos periodistas como Federico Arreola que, de manera transparente ha documentado en el ámbito fiscal todos los contratos que ha SDPnoticias ha celebrado con el gobierno federal y algunos estados de la república.
La “evauluación” elucubrada por Ugalde y por Casar es tan inconsistente como será pasajera.
Pero para la memoria periodística siempre quedara la sospecha que en este caso, como casi en todos en los que se mezclan los actores de la vida pública con los medios, en política regularmente siempre los perros tienen dueño.
No hablar así es la realidad, necia, pero es la realidad.