Quien habita su tiempo en blanco y negro pierde el color: desestima la vida. La pluralidad es nuestra condición. El presidente Andrés Manuel López Obrador de nuevo se equivoca. No hay honor en la división: “...nada de medias tintas, que cada quien se ubique en el lugar que corresponde, no es tiempo de simulaciones o somos conservadores o somos liberales, no hay medias tintas”.

“No hay para dónde hacerse, o se está por la transformación o se está en contra de la transformación del país. Es tiempo de definiciones.”

Creo ahora que ahora, Andrés Manuel, estamos fuera de lugar. Hay que partirse más los brazos para salir de la crisis sanitaria y de la otra crisis, la económica. Aquí no hay medias tintas, o jalamos o jalamos. Nos enfrentamos a la peor crisis que ha enfrentado México, tu división no ayuda. Hay que buscar la altura de Juárez, de Madero o de Cárdenas.

Estoy por una transformación prolongada. A los tlatoanis los suplieron los virreyes, a los virreyes los presidentes y altezas serenísimas. Juárez se prolongó en el poder hasta que murió y así engendró la reelección de Porfirio Díaz; Madero construyó a Victoriano Huerta; después de Cárdenas, llegó el alemanismo: la propiedad privada de las funciones públicas.

Ni liberales ni conservadores. Cuando seas de izquierda (ambientalista, feminista, indigenista), presidente constitucional de la República, hablamos. Por lo pronto, no te excuses en la división para conducir al país.