¡Urge ir por el antipejismo!, dicen los candidatos del PAN y del PRI. El tiempo se acorta y Andrés Manuel López Obrador mantiene y hasta aumenta la ventaja sobre ellos.Al principio, Ricardo Anaya y José Antonio se quisieron destruir para quedarse en el lugar del segundo favorito y capitalizar así el voto de los mexicanos que no quieren al tabasqueño.
Ahora, viendo que no lograron ni separarse ni acercarse al puntero, han llamado al voto útil, al del antipejismo, y hasta se ha empezado a colar el improbable escenario de una alianza.
Pero lamento informarles que de ninguna manera les alcanza. En ninguno de sus escenarios, porque están leyendo mal las encuestas.
Miren, yo misma he dicho, que en el más optimista de los escenarios de Morena, el 40 por ciento de los mexicanos votará por López Obrador, lo que significa que 60 por ciento no. Es decir, seis de cada 10 mexicanos no son lopezobradoristas, él no tiene la mayoría de su lado.
Lo he dicho mucho para recordarle a Morena que ni es el pueblo, ni es la mayoría.
Sin embargo, nunca he dicho que seis de cada 10 mexicanos sean antilopezobradoristas, porque, como dice Federico Arreola, esa mentira no es verdad. Sólo 11 por ciento, según una encuesta del Universal, aborrece al Peje, mientras que casi el 50 por ciento aborrece al PRI.
¿Eso qué quiere decir? Que hay mexicanos que no tienen miedo a un gobierno de Morena o que les vale o que están ideológicamente comprometidos con un partido sin que eso signifique que odien a otro. Votarán por Margarita Zavala aunque eso haga ganar a otro, no les importa. O por El Bronco, o por el PAN porque siempre fue así, pero no por odio.
No sólo eso. El voto útil, según demuestra José Antonio Crespo en su más reciente libro, ¡se puede ir hacia López Obrador! En el 2006, dos terceras partes del voto útil, medido como la diferencia entre el voto por diputado (que en general es partidista) y voto presidencial (que en general es personalizado), se fue hacia el tabasqueño. Sólo una tercera parte se fue a Calderón
¿Eso qué significa? Que hay priistas que votarán por su partido y sus líderes territoriales pero no quieren a José Antonio Meade. O panistas o perredistas que están en la misma situación.
El antipejismo, tengo que decirles, no alcanza.