Aníbal Barca, Alejandro Magno y Napoleón son famosos por sus dotes como generales, por sus exitosas conquistas territoriales a través de la guerra; pero tenían algo en común: eran obsesivos por lo que respecta a la planeación y la logística que cada una de sus guerras y batallas requería.
Aún hoy en día, la epopeya del cruce de Los Alpes en otoño del año 218 A.C. por un ejército conformado por más de 100 mil hombres, tal como lo hizo Aníbal Barca con la finalidad de atacar la ciudad de Roma; sigue siendo un objeto de estudio por todo lo que esta hazaña implicó en términos de logística, dado los múltiples factores de complejidad que requirió atravesar poco más de 1,200 kilómetros de altas montañas y terrenos escarpados.
Aníbal Barca, montado en su elefante Surus, atravesó Los Alpes con 90 mil soldados de infantería, 12 mil jinetes a caballo y 20 elefantes los cuales tuvo que alimentar durante todo el tiempo que requirió el cruce, no fue fácil determinar todas las provisiones necesarias, si a ello agregamos los imprevistos debido al clima de la zona, la proeza todavía es más espectacular.
En cierto sentido, las guerras se ganan desde la logística, Alejandro Magno nos dejó claro el detalle que dedicaba a la logística en muchas formas y en su momento, fue el conquistador de gran parte del mundo conocido.
Alejandro en sus reuniones de planeación de la logística con sus generales expresaba como advertencia: “estos hombres son muy importantes para mí, pero no tienen sentido del humor, porque saben que si en una parte de la ruta de mis batallas mis ejércitos se quedaran sin provisiones y por ese hecho perdiéramos batallas; ellos serían los primeros a los cuales yo mataría”.
Hoy, el mundo se encuentra en guerra, no en un conflicto bélico, pero sí en guerra contra un enemigo que ha mostrado ser muy fuerte y mortal: el Covid-19.
El gran reto es encontrar la forma más rápida y eficiente de ofrecer una vacuna a casi 8 mil millones de seres humanos, y quizá hasta dos dosis de esta.
Es todo un desafío de logística y cadena de suministro, incluso para los países más avanzados en sus economías.
En México, somos 130 millones de habitantes, de ellos, se supone que unos 90 a 100 millones recibirán una vacuna; el resto no la recibirán debido a la falta de pruebas en la eficacia de las vacunas en menores de 16 años, según ha expresado el Dr. Hugo López-Gatell.
¿Cómo lograr esta hazaña en un año o menos? Es la pregunta que seguramente debieron hacerse los integrantes del gobierno federal.
¿Existe en el mercado el número de vacunas necesarias para atender nuestras necesidades?
¿Cuántas dosis de qué vacunas requerimos para lograr la meta? ¿Cuántos ultra refrigeradores necesitamos para mantener las vacunas que requieren una temperatura de -70 grados centígrados? ¿Cuánto hielo seco para su transporte a los centros de vacunación?
Una de las preguntas más importantes que contestar ¿con qué recursos humanos cualificados para las distintas tareas contamos?
Grandes cuestionamientos sin cuyas respuestas seguramente fracasaremos como país en la tarea de vacunar a nuestros compatriotas.
Quizá parezca una tarea titánica, lo es, ciertamente muy compleja y con altos grados de dificultad, pero no es imposible.
México inició hace ya algunas semanas la fase de vacunación, con una cantidad de dosis que no ha sido suficiente siquiera para avanzar aceleradamente en la inmunización de quienes trabajan en primera línea de combate al Covid-19.
Pese a ello, ya se está hablando de ceder vacunas a otros países, de vacunar a las fuerzas armadas participantes en las brigadas de vacunación, a los empleados de la Secretaría de Bienestar que participan en ellas denominados Siervos de la Nación.
Hasta el jueves pasado, el discurso del gobierno federal era inflexible: no habrá espacio para que otros actores, solo el gobierno federal, será responsable de la vacunación a la población. Nadie más podrá adquirirlas, menos importarlas legalmente.
Afortunadamente este viernes 22 de enero, el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió la puerta para que los gobiernos estatales o municipales, las empresas y otras instituciones, adquieran la vacuna y la apliquen; bajo ciertos requisitos básicos que se deberán cumplir por parte de los interesados.
Con su cambio de estrategia da la impresión de que el presidente comprende la magnitud de la gran tarea nacional que es la vacunación de, por lo menos, 90 millones de mexicanos y entendió, dados los resultados hasta el día de hoy obtenidos; que esta gran empresa para ser más ágil y efectiva requiere de la colaboración de todos.
En Nuevo León, el reto consiste en vacunar por lo menos al 80 por ciento de la población, es decir, unos 4.5 millones de neoloneses en números redondos.
Alcanzar esas cifras en los siguientes meses, requiere de evaluar la situación actual que se caracteriza por escasez en la producción de vacunas, las empresas farmacéuticas no están produciendo el número de vacunas que se requiere en el mundo.
Pero además, se están presentando problemas de logística para la entrega de las vacunas ya comprometidas y contratadas por diferentes países en el mundo. Las autoridades estatales se enfrentarán al hecho de que hoy por hoy, son insuficientes las vacunas disponibles.
Por si eso fuera poco, habrá que analizar la efectividad de las vacunas aprobadas, ya que la mayoría de ellas, por no decir todas, han debido su aprobación a la situación de emergencia que se vive en el mundo y no necesariamente a que sean fiables al ciento por ciento.
En un contexto de este tipo y ante la situación presupuestal tan deteriorada de Nuevo León, veremos si el gobierno estatal está a la altura del reto, pero también será la oportunidad para sopesar el verdadero nivel de preocupación y solidaridad de los empresarios neoloneses con sus trabajadores y empleados.
Observaremos si ellos, con su esfuerzo financiero, ayudan a mantener la gran locomotora de la economía en el estado sin esperar a que los gobiernos de los niveles estatal o municipal, regularmente burocráticos y escasos de recursos, adquieran las vacunas.
Recordemos que hasta ayer en Nuevo León se han registrado 143, 038 casos confirmados de neoloneses infectados; de los cuales 7,325 han derivado en la muerte de los pacientes, entendiendo que este es el número de fallecimientos “oficiales”.