En textos anteriores le he comentado sobre la problemática de las pensiones que tenemos en México. Es un tema de suma gravedad y que está a muy pocos años de estallar y ocasionar una grave crisis social y económica para los ciudadanos.
En las últimas semanas, me tocó escuchar a un par de especialistas que brindaron datos interesantes sobre esta cruda realidad.
Al conocer la información, resulta increíble que como individuos no queramos ver ni entender esta situación.
Le comparto algunos de estos datos.
Bajo el régimen de las Afores, para tener derecho a una pensión, es necesario trabajar y cotizar 1,250 semanas, lo que significa 25 años. Pareciera lógico, sin embargo, hoy en día es prácticamente imposible de logar, pues los trabajos estables y de largo plazo ya no existen, hoy buena parte de la gente trabaja por su cuenta, en el autoempleo y/o en la informalidad, así que no está acumulando las semanas para poder acceder al beneficio años más adelante.
No obstante, la poca gente que sí está en un empleo formal y construyendo antigüedad, apenas está ahorrando el 6.5 % de su sueldo en el Afore, lo que equivale a una tercera parte de lo recomendado por los expertos.
Ello significa que aún si sí logran juntar las 1,250 semanas, su pensión va a ser muy baja, pues se calculará en base a lo que cada quién haya logrado ahorrar. Y bueno, como ahorramos muy poco, pues la pensión será muy poca. Así funciona.
En los mejores casos, los actuarios estiman que las Afores darán una pensión equivalente al 26 % del último salario que haya tenido la persona que llegue a retiro. Es una barbaridad. Imagine que usted tiene un ingreso de $20,000 pesos mensuales, que con eso vive su familia, y que de pronto ya se las tiene que arreglar con $5,200 pesos al mes porque llegó a la edad de retiro.
Y eso si es que usted fue afortunado y logró cotizar las 1,250 semanas, porque de no ser así, entonces solo le tocará la pensión mínima que ofrecen las Afores, es decir, $2,300 pesos al mes.
Esta tasa de reemplazo de 26 % que le comento, es la más baja de entre todos los países de la OCDE. Vaya, es la crónica de un desastre anunciado, solo que no queremos entenderlo.
Y bueno, estos son los datos halagadores, los que le aplican a los mexicanos que sí juntan sus semanas o que al menos cotizan algunos años en la formalidad, pero todavía falta muchísimos más que siempre han estado en la clandestinidad laboral y que ni siquiera cuentan con una Afore. Es impresionante, pero se trata de gente que, para efectos de su retiro, simple y sencillamente no existe.
Desde luego, es gente que cuando llegue a la tercera edad, sin duda alguna va a demandar apoyo gubernamental y social, beneficios médicos y asistenciales, sin importar que nunca hayan aportado nada para pagar esos temas. Es por eso que el tema es gravísimo, es una gran crisis que viene para las finanzas públicas.
Agreguemos a esto que el dinero que está invertido en las Afores, a la fecha, apenas promedia un rendimiento del 6.0 % anual, es decir, apenas y le sobrevive a la inflación. No hay pues grandes expectativas de crecimiento.
¿Y cuál es el antídoto, cómo se resuelve el asunto?
En la parte estructural, en lo que le toca al gobierno, es una labor titánica y acaso imposible, sobre todo porque ni siquiera han comenzado a atender el tema.
En lo individual, en lo concerniente a cada persona, el camino es comenzar a ahorrar por nuestra cuenta, ir haciendo nuestro propio fondo de ahorro para el retiro. Es la única manera de irnos defendiendo de esta realidad que no pregunta, sino que simplemente se impone. Aunque no queramos verla.
Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.
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