En el año 2010, leí el libro “SI MAÑANA YA NO ESTOY “de la escritora Marisa Escribano, en su primera edición bajo el sello de editorial DIANA. Marisa Escribano es una de las comunicadoras más reconocidas de México. Su larga trayectoria en la radio y la televisión avala el ejercicio de un periodismo ético y profesional; prueba de ello son las distinciones que ha recibido, como la Mujer del Año, el Premio Nacional de Periodismo, la Medalla Francisco Huerta, el Micrófono de Oro y la Rosa de Cristal, entre otros.

En los últimos años se ha convertido en una de las voces más representativas del universo femenino.

Les comparto algunos textos del libro que contienen reflexiones y consejos cotidianos, que contribuyen al desarrollo personal...

                     “Y SI MAÑANA YA NO ESTOY “

Esta es una pregunta que me ha acompañado a lo largo de mi vida, sobre todo en estos últimos años.

¿Cómo dejar huella de quienes hemos sido en este largo proceso de vivir?... ¿Cómo explicarme a mí misma?... ¿Cómo hacer que me recuerden si no he podido acabar de descifrarme completamente, a pesar de mis años?

He aquí una de las grandes paradojas de la vida... Se llega tarde a la verdad, a nuestra verdad, y cuando la alcanzas, cuando finalmente crees que has dado con la respuesta, la vida te da un vuelco y tienes que empezar desde el principio otra vez. Por eso es que no existe una respuesta para todo ni para todos.

Por eso es que cada quien tiene la suya...Las respuestas tienen en sí mismas su propia caducidad. Todo cambia y nada permanece igual por mucho tiempo.

Por eso es cruel envejecer, porque cuando pensabas que por fin sabías de qué se trataba la vida, cuando pensaste que ya estabas del otro lado, que habías llegado a la otra orilla, algo sucede, algo se transforma y te das cuenta, otra vez, de que en realidad no sabemos nada o casi nada, y que vamos por el mundo tratando de engañar a los demás; como si nosotros supiéramos algo que los demás todavía no saben, como si hubiéramos descubierto algún secreto que sólo a nosotros ha sido develado, y nos volvemos soberbios y antipáticos y nos ponemos a darle consejos a todo el mundo, como si en verdad fuéramos los poseedores de la pócima de la felicidad...

No es así, lo sabemos en el fondo. Por eso sentimos escalofrío y miedo, por eso nos aterra morir y desaparecer...No somos nada, sólo queda esto o aquello de quienes fuimos. Algunas cosas para ser recordados: un reloj, unos aretes, un diploma o muchos reconocimientos… Un diario, unas viejas fotografías, algunas cartas y si bien nos va, unos hijos que llevan nuestros nombres y apellidos y que serán los únicos testigos de que, alguna vez, estuvimos vivos.

La vida es una eterna carrera contra la muerte y contra el tiempo. De prisa, siempre hacia ningún lugar, corriendo para nada. Sólo somos lo que somos hoy, y mientras más nos tardemos en entenderlo, más tiempo de vida estaremos desperdiciando.

Por eso, hoy me conformo de compartir con ustedes, las cosas que he ido aprendiendo a lo largo de mi vida, como si se tratara de un goteo intravenoso...alguien que por fin se atreve a disfrutar y a entrar en lo desconocido con sed de aventura y con la osadía de que quizá algunos de estos aprendizajes les puedan servir a ustedes en este interesante proceso de vivir.

La tarea más importante de la vida es conocernos.

Tratar de entender quiénes somos y por qué estamos aquí. Ésta es una de las tareas que no podemos compartir con nadie…

Nadie puede saber por ti lo que tú debes saber... Nadie puede ahorrarte el descubrimiento de ti mismo.

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