Me gusta creer que el amor por México lo llevamos en la sangre o en el ADN y si así no fuera basta con contemplar su belleza, vastedad y magnificencia para enamorarse de nuestro país. Su gastronomía es tan variada que es imposible elegir un platillo favorito, sus playas son un regalo de la madre Naturaleza, su clima permite una inmensa diversidad de fauna y flora, su historia ancestral nos sostiene, los rituales prehispánicos aún viven entre nosotros. ¿Qué pasa entonces? ¿Somos sus habitantes el pequeño gran problema que tiene México? ¿Qué pasa con la clase gobernante? ¿Qué pasa con los empresarios? ¿Qué pasa con la sociedad civil? ¿Qué nos pasa a todos?...

Hemos caído en un estado catatónico, nos hemos convertido en observadores o críticos de una realidad que a nadie le gusta.

Ya no es un momento, ni hechos aislados, ni una mala racha. Esta locura de impunidad y corrupción que estamos viviendo en México se está convirtiendo en nuestra cotidianidad.

¿Y qué hacemos? ¿Normalizar lo anormal? ¿Elevar nuestro nivel de consternación para que ya no nos alcance? ¿Congelar nuestra capacidad de asombro para mantenernos indiferentes? Porque la indiferencia y la ignorancia son las mejores armas de los enemigos de nuestro país para seguir apoderándose de él.

En verdad nos hemos creído que no hay mucho qué hacer y ya se deja sentir un dejo de resignación? Se escuchan los ecos de las viejas estructuras: ?Aquí no pasa nada? o ?Yo nada puedo hacer? pero para fortuna nuestra, esas voces languidecen. ¿En serio crees que no eres capaz de generar un cambio?...

Imaginemos a cada uno de nosotros, descubriendo su talento especial y poniéndolo en nuestro hacer diario. Imagina a un cirujano que con sus manos hábiles, restaura la salud de los enfermos. A un maestro combatiendo la ignorancia a través de su propia preparación y de la impartición del conocimiento. A un estudiante saciando su sed de aprendizaje. A un empresario generando fuentes dignas de trabajo. A un chef, nutriendo por medio de los alimentos que prepara. A un jubilado, disfrutando de su merecido descanso. A un comunicador, siendo impecable con sus palabras. A un comerciante ofreciendo calidad y servicio. A un jefe de familia siendo guía y ejemplo de sus hijos. A una ama de casa embelleciendo su hogar. A un artista inspirando. Imaginemos a un servidor público que de repente recuerda su vocación de servicio. A un gobernante que tiene el valor de salir de la generalidad de corrupción, que no permite que ésta usurpe sus funciones. A un político mirándose en el espejo roto de sus aspiraciones oligárquicas y recuperando su dignidad.

¿Suena a utopía? No lo es si lo creemos posible y sobre todo si comenzamos a actuarlo apelando a nuestro más alto sentido de humanidad. La situación cada vez más compleja de nuestro país no se va a resolver sola. Necesitamos sumar esfuerzos, voluntades y acciones a pesar del desánimo, el desconcierto y el miedo.

Existe una hipótesis promovida por el bioquímico británico Rupert Sheldrake conocida como ?Resonancia Mórfica?. En ella se propone que cuando un número decisivo de sujetos modifican su conducta, se puede dar un salto al gran cambio. Se dice que cuando un número crítico de personas actúe en concordancia, la balanza se inclinará a un cambio irreversible. Esto sólo se logra con la suma de uno a uno.

A mi parecer, este cambio también puede darse en sentido inverso, es decir si el número decisivo es de personas negativas, hostiles, corruptas y crueles entonces todos seremos arrastrados a una espiral de vorágine de la que ya no podremos escapar. No dejemos que lo anormal parezca normal. Vivir entre sangre, ejecuciones, impunidad, corrupción, anarquía, desconfianza, fraudes, mentiras, no es normal. Eso va en contra de los valores universales para una sana convivencia en sociedad.

Todavía estamos a tiempo de revertir esta locura que vive México. ¿Te gustaría ser parte del cambio positivo?... Suma en vez de dividir; Inclina la balanza hacia el gran salto? Seamos revolucionarios pero no de armas sino de ideas y talentos.

Tomado de la escritora Vianey Lamas

 

 

 

Gloria o Infierno

(Del libro Recogiendo Vivencias Poemas a la Vida

De Raquel Jiménez Díaz)

Reg. Indautor 03-2004-111610164800-01

Isbn 970-94727-0-4

Todos tenemos inmersos

dentro de nosotros a un Caín o un Abel?

En nosotros? y solo en nosotros

consiste escoger cuál de ellos queremos ser.

Debemos construir sobre la adversidad?

para encontrar la paz, la felicidad.

La gente que sabe vivir el tiempo presente

y saca de él todo el provecho posible,

es la gente que ha escogido vivir

una vida libre, eficiente,

afectuosa y plena.

Y esa es una elección que todos

y cada uno de nosotros podemos hacer?

escoger la gloria o el infierno?

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