El pasado domingo se cumplió 1 año del inicio de gobierno del presidente López Obrador. Para celebrarlo se realizó un evento en la plancha del zócalo capitalino el cual registró un lleno y estuvo volcado en apoyo al presidente. Al mismo tiempo, en el ángel de la independencia se realizaba una marcha de la oposición contra el mandatario, en la que destacó el repudio a la figura presidencial y a sus principales políticas.

En este evento, las autoridades reportaron una concentración de alrededor de 8 mil personas, una participación mayor a la reportada en otras ocasiones, aunque el incremento se debió a la convocatoria que hicieron los partidos políticos a sus militantes. No sólo hubo marchas en la Ciudad de México, los medios reportaron movilizaciones en 18 entidades, todas con una baja participación. Por ejemplo, en el municipio de Aguascalientes, marcharon alrededor de 400 personas, lo cual ni representa ni siquiera el 1% del total de la población.

A pesar de estar separados por pocos kilómetros de distancia, los eventos que se realizaron el Ciudad de México fueron muy diferentes y se confrontaron dos visiones de país. El de los que buscan conservar sus privilegios y el de los que apoyan decididamente un cambio; el de los que siempre habían sido reconocidos y el de los que luchaban por no ser olvidados; el del clasismo y el de las personas que con orgullo reconocen su identidad; el de los privilegios y la corrupción, y el que saben que la honestidad es el único camino para un futuro mejor.

El problema de la marcha contra AMLO no fueron las expresiones de repudio y los insultos contra el presidente —a quién con desprecio le llaman López—, sino que no hay ninguna propuesta detrás, sólo el rechazo. Pedir la renuncia del presidente y estar en contra de la revocación del mandato es un absurdo. Protestar contra el comunismo, contra la dictadura y contra el autoritarismo en México, es protestar contra algo que no existe. Todas esas expresiones únicamente muestran rencor y desprecio, y no aportan nada positivo a los que se manifiestan.

La derecha, debería redefinir su estrategia política y entender de donde vino el rechazo que les dieron en las urnas, sólo así lograrán avanzar y rescatar un poco de la credibilidad perdida. Es de celebrar que ahora tomen las calles porque ahora sabrán lo que implica construir desde abajo y que bueno que piensen que al evento de presidente fueron solo los acarreados, y que lo sigan pensando, porque desestiman el hartazgo ciudadano, ese que le permitió obtener al presidente la mayor votación en la historia moderna del país.

El resumen de la marcha contra AMLO bien se puede reducir a las 10 razones que aparecieron en una playera de una de las asistentes: trabajar, ser ambicioso, levantarse temprano, luchar por sus metas, ser exigente, provocar cambios y ser feliz. Esa imagen es la que tienen de ellos mismos, y les la que les impide reconocer el esfuerzo de los demás. Mientras no lo hagan, seguirán en la lona.

* Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).

@ArturoAvila_mx