En su artículo de opinión en Reforma, René Delgado cuestionó la situación que actualmente vive el país, problemas económicos, homicidios, violaciones a derechos humanos, entre otros; y preguntó, ¿qué hicimos o qué se dejó de hacer para llegar a esa situación? De este modo, valdría la pena hacer una revisión para entender lo no hicimos.

En México, existe la creación de políticas públicas con visión de gobierno, pero no de Estado, es decir, no se desarrollan planes transexenales o que vayan más allá del Plan Nacional de Desarrollo, incluso, la temporalidad de dicho plan es menor a los seis años de gobierno, ya que su creación, aprobación e implementación toma meses. La falta de voluntad política por parte de los dirigentes de las administraciones pasadas, y la inmediatez de resultados, siempre con visos a ganar elecciones, han hecho que los gobiernos tomen decisiones en el corto plazo, descuidando la construcción a futuro del país.

El 2019, fue el año más violento de la historia, con 34, 582 homicidios y más de 2 millones de delitos. El crimen organizado ha jugado un papel importante en el incremento de la violencia. Desde el 2006, año del inicio de la guerra de Calderón, los grupos del crimen organizado han evolucionado, pasando de una pequeña cantidad de organizaciones que predominaban en el mercado ilícito de las drogas, como lo fueron los Beltrán Leyva, el Cártel de Sinaloa o los Zetas, a una gran cantidad de cárteles que se disputan de manera violenta el control de un mismo territorio, lo cual ha incrementado el número de homicidios.

En materia de migración, se ha criticado mucho el actuar del gobierno actual, sin embargo, desde el gobierno del expresidente Calderón el flujo tiene la misma dimensión y características de migración familiar, femenina y de menores no acompañados. Adicionalmente, los gobiernos de Calderón y Peña Nieto no hicieron nada y, más aun, permitieron que los migrantes sufrieran abusos, fueran extorsionados y hasta asesinados, no solo por grupos del crimen organizado, sino también por autoridades mexicanas.

En el tema de las violaciones a los derechos humanos ha sido un problema histórico y sistémico que ha logrado trascender a las distintas administraciones, además de ser un problema que ha ido creciendo de manera alarmante. Durante el gobierno de Vicente Fox, el promedio anual de quejas fue de 4 mil 168; con el presidente Felipe Calderón, de 7 mil 608 y con el presidente Enrique Peña Nieto, de 9 mil 197. La violación de los derechos humanos se convirtiera en una práctica recurrente, sistemática y generalizada, en la que participan servidores públicos de los tres niveles de gobierno.

Desde los sexenios anteriores, la corrupción se ha consolidado como el segundo problema que más preocupa a los mexicanos -así lo reporta la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) del INEGI-, es decir, el 56.7% de la población considera que la corrupción es uno de los problemas más importantes que enfrenta el país. Aunque el problema es complejo, un común denominador es la normalización de los actos de corrupción, no solo por parte de las autoridades y políticos, sino de la misma sociedad. Un patrón que los recientes gobierno no han sabido o no han querido romper.

Es necesario dar cuenta de lo que no hicimos y de estar consciente de que hay muchos retos por delante. Pero también es necesario pasar de la crítica a la acción y plantear soluciones para mejorar la situación actual del país. En la siguiente entrega plantearé algunas soluciones.

* Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).

@ArturoAvila_mx