En la portada de este mes, en la revista Expansión[i], elaborada por el grupo editorial con el mismo nombre, hermana de revistas como QUIÉN, Chilango y ELLE, aparece el señor Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa.
El asunto tiene varias lecturas, la primera es que, como dijo McLuhan, el medio es el mensaje. Expansión es una revista ad hoc a Carlos Slim y las declaraciones ahí vertidas equivalen a que el dueño de Telmex hubiera ido al noticiero de López Dóriga a fijar posturas acerca de sus negocios y la forma como ve, asume e interpreta al mundo.
En ese orden de ideas, Azcárraga Jean debió haber medido muy bien los pros y los contras del calibre de las declaraciones vertidas. Comenzó con una que encabeza la portada de la revista: “QUIERO COMPETIR. El presidente de Televisa pide ser regulado, pero exige lo mismo para Carlos Slim ¿Habla en serio?”
Parece que sí y muy en serio. Azcárraga Jean escribió en Marzo un texto[ii] en The Wall Street Journal en que criticó a Carlos Slim por bloquear la competencia en Telecomunicaciones. Lo mismo acaba de hacer Salinas Pliego en el contexto de la entrega de los premios que promueven sus empresas a nivel mundial.
Sin embargo, Azcárraga Jean no sería quien es hoy sin la ayuda de Carlos Slim, quien a la muerte del padre del CEO de Televisa en 1997, prestó el dinero que le facilitó al ejecutivo de 44 años obtener el control de la empresa al comprar las participaciones de las familias Alemán y Diez Barroso.
Para los bien nacidos, ser agradecido es una condición sine qua non de existencia. En el epítome del mal gusto, Azcárraga Jean declara al respecto de la intervención de Slim en su empresa: “de que Slim ganó mucho con nosotros, lo ganó”. Con esta desafortunada declaración, demuestra que no ha aprendido nada ni de la vida ni de los negocios. Si el hombre más rico del mundo no hubiera invertido en lo que en aquel entonces era una empresa totalmente en quiebra, Azcárraga Jean no sería quien es y tal vez Televisa fuera todo, menos el monopolio televisivo más poderoso de América Latina. Slim tuvo más que perder que ganar y todas las evidencias hacen suponer que buena parte de la motivación de su inversión, fue la consolidación de un joven heredero a merced de su propia familia.
Al tratar de subir al ring (¡público!) a Carlos Slim, el soberbio Azcárraga Jean escupe para arriba. Lo que tal vez “sus hermanos” ( el resto de esos que llaman “fantásticos”) no le han dicho, es que Televisa encarna ahora al villano favorito de las masas, quienes satanizan todo lo que provenga de la televisora, pero creen a pie juntillas todo lo que leen en las redes sociales. Al afirmar “tenemos el talento y el dinero”, olvida que tienen una severa crisis de credibilidad, que están bajo la mira de algunos de los periodistas más reconocidos de México y que la fortuna es una diosa veleidosa que no favorece a los ciegos, los sordos y los soberbios.
Si usted, estimado lector, se pregunta por qué a pesar de lo que dicen los analistas y data lovers acerca de que México es un país que produce riqueza y por ende personas ricas, esta bondad no se refleja en su bolsillo, una explicación es que esta circunstancia no necesariamente produce desarrollo, antes bien permite y promueve el auge de los monopolios (como Telmex y Televisa)
En cualquier caso, la disputa de estos dos gigantes empresariales, ha hecho un ultrasonido a las autoridades mexicanas, evidenciando que de autoridad no tienen nada.
El asunto es particularmente delicado, porque en estos momentos de polarización política, los empresarios no son ajenos a estos juegos del poder. Se dice que AMLO pactó con Slim y con el sindicato de telefonistas, encabezado por su secretario general, Francisco Hernández Juárez; mientras que la percepción de los ciudadanos de a pie se fundamenta en que el nuevo presidente de México es un producto meramente televisivo, desechable y ad hoc a las necesidades de Azcárraga Jean y empresarios mexicanos que no necesariamente promueven el desarrollo de México por encima del propio, ante la mirada indiferente de la “autoridad” mexicana.
Y es que no es un tema menor la deplorable actuación del gobierno (baste recordar el asunto de MVS) en el tema de los monopolios, la competencia y el libre mercado.
En ¿Por qué fracasan las naciones? (why Nations fail?)[iii] el economista de Harvard James Robinson afirma que lo que determina el éxito de una nación es si sus instituciones son inclusivas o extractivas y también dependen del comportamiento de sus élites. En la misma revista Expansión, hay un excelente artículo de Luis Miguel González Las élites extractivas, donde cita al fallecido escritor Ricardo Garibay:
“La diferencia entre México y Francia no está en los cargadores de sus mercados, esos son iguales en todos lados. La diferencia radica en sus clases altas. Allí es donde Francia es Francia y México deja de ser todo lo que podría ser”.
En Economía para párvulos I, los neófitos aprenden que la competencia debe ser el resultado de las reglas que la promuevan (emitidas por la autoridad, por supuesto) y no de concesiones de empresas o de sus accionistas. Azcárraga Jean demuestra que piensa exactamente al revés y mientras sus incondicionales no lo saquen de su error, seguramente seguirá lanzando lastimosas declaraciones a la opinión pública. Por su parte, sabio señor, Slim parece seguir el viejo adagio árabe: "dale demasiada cuerda a un borrego y se ahorcará el mismo".
Si como afirma la vox populi, Televisa es la artífice detrás de Peña Nieto, Azcárraga Jean no tiene mucho de qué preocuparse. El resto de los mexicanos, incluyendo al hombre más rico del mundo, claro que sí.
¿Usted qué opina, estimado lector?
[i] http://www.cnnexpansion.com/expansion/2012/11/06/regulacion-tambien-para-slim-azcarraga
[ii] http://www2.esmas.com/finanzas/450762/emilio-azcarraga-jean-in-the-wall-street-journal/
[iii] http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12166216