Primero el huachicol, después la CFE, ahora el narco.
“Del 15 al 17 de febrero el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezará una gira por los estados de Durango y Sinaloa, visitando el viernes un tramo carretero que conectara a Badiraguato, el municipio que vio nacer a Joaquín Guzmán Loera, con Guadalupe y Calvo, Chihuahua”.
La ruta del narco, la mayor ruta del narco.
Diego Enrique Osorno en su libro El cártel de Sinaloa: “…municipio serrano donde nacieron Rafael Caro Quintero, Juan José Esparragoza, el Azul, Ernesto Don Neto Fonseca, los hermanos Beltrán Leyva y Joaquín el Chapo Guzmán. Puros jefes de jefes, varones bien pesados, capos, los máximos operadores –conocidos– del narcotráfico en México durante los últimos años.
“Ellos son la cruz de Badiraguato”.
Andrés Manuel irá a Sinaloa después de conocerse la condena de Joaquín el Chapo Guzmán en Nueva York. López Obrador presume que su agenda la conoce desde meses. ¿Sabía de la condena y por tanto la creación de universidad y caminos en el norte?
AMLO hace su desafío al narco desde el corazón del narco: Sinaloa.
“Se va a crear una universidad pública en Badiraguato con especialidad en el fomento de la actividad forestal porque es una zona con potencial boscoso… Se va a llevar a cabo el programa Sembrando Vida y vamos a sembrar en esa región 50 mil héctareas, de Badiraguato a Guadalupe y Calvo.
“Tenemos que buscar el camino del bien. No afectar al prójimo y no afectar a nuestros familiares. Es muy importante la libertad. Estamos buscando regenerar la vida pública con atención a los jóvenes con empleo y bienestar”.
Ya ganó parte de la batalla con el huachicol: disuasivos, los militares; persuasivos, los programas de bienestar. ¿Cómo le irá en Sinaloa y Durango donde el narco no sentó sólo sus reales sino la realidad? No sé. Andrés Manuel sube cada vez más su apuesta no sólo del cambio de gobierno sino de la toma del poder. Ya no es necedad lírica, es necesidad política.