El pasado 8 de julio el diario Reforma publicó una entrevista en la que Bartlett, quien fuera el encargado de la Comisión Federal Electoral en la elección en 1988, declaró que en dicha elección no hubo un fraude cibernético, sino que hubo una manipulación de cifras, dando a entender a todos que el presidente no debió ser Carlos Salinas.

Como si esta declaración fuera poco, también aseguró que ese año hubo un acuerdo entre el Salinas y el PAN: "No salió nada con este acuerdo y esa complicidad del PAN a la hora de hacer el dictamen: 'Vámonos, tapen todo'. ¿Qué es eso? Es Salinas. No ganó la elección, la perdió", dijo el legislador federal.

Bartlett explicó que la famosa "caída del sistema" fue un colapso en las líneas telefónicas desde donde se reportaban los resultados de los distritos. El expriista aseguró que Salinas de Gortari corrió "aterrado" con líderes del PAN para concertar su imposición.

La pregunta es ¿por qué después de tanto tiempo se atreve a hacer esas declaraciones? Pueden existir dos respuestas lógicas: 1. Porque él estaba involucrado en el supuesto fraude o 2. Porque anda de “cáeme bien con AMLO”. 

Lo bueno se dio cuando salió Diego Fernández a revirarle sus afirmaciones: “Él miente ahora al decir que la noche de las elecciones no se suspendió el flujo de información y también cuando afirma que negocié el resultado cuando con otros panistas, subió a la tribuna del Colegio electoral para reclamar la nulidad del proceso”.  

“Cuando hoy declara no saber si Salinas ganó o perdió aquellas elecciones, lo cierto es que como presidente, lo hizo secretario de educación pública, gobernador de Puebla y después senador por el PRI. Y cuando ya no le dieron espacio se fue  a purificar con López Obrador.

 En fin como dice el refrán, el Pez por la boca muere. Ahora será Bartlett por la boca muere.