Beatriz Gutiérrez Müller ha sabido cómo enaltecer la artesanía y cultura mexicana. A pesar de que cada año, llueven comentarios sexistas que limitan su participación al vestido que elige, Beatriz ha establecido una comunicación simbólica difícil de apreciar para los que se acostumbraron a juzgar por el precio del modelo.
En la mexicanidad extremadamente politizada, utilizar vestidos que pesan por su origen étnico y su valor cultural más que monetario, ya es una postura. En un análisis discursivo del grito más triste de la historia, Gutiérrez Müller usó un vestido artesanal, con mariposas bordadas a mano y una combinación de colores sacada de cualquier obra de Remedios Varo.
Esta columna es una crítica contra la sociedad machista que se ha desatado en redes criticando, infravalorando y dando rienda suelta a ofensas inmerecidas contra Beatriz.
El sexismo engloba diferentes actitudes discriminatorias con las que se juzga a las personas a partir de estereotipos asignados a su sexo, pero también como el fomento dentro a la asignación tradicional de roles para mujeres y hombres. Y es que a Beatriz le cargan la exigencia de ser una “primera dama” que sea “hermosa”, “delicada”, “condescendiente”, “santa”, “suave”, “sonriente”, “calladita”.
“Hacia acuario” (1961)
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Mientras que ella es una mujer paradigmática como todas las que salimos a marchar: dice la verdad y lo hace de frente, sin hipocresía; es inteligente y hace lo que piensa, aunque a los ojos conservadores no sea delicado; igual le han criticado desde la inconsciencia que no se mete a hospitales a visitar pacientes con COVID19 (absurdo) pero no es hipócrita ni simuladora. Gutiérrez Müller se sienta en cada evento cultural y da cátedra de historia cuando puede, sin caer buscar que la capten los medios fingiendo generosidad -que la tiene-. Beatriz no es ninguna sumisa y si tanta crítica recibe es porque afortunadamente, hay una persona ahí abriendo el debate sobre la mesura en la ropa y la moderación. Sus prendas hablan de historia y procesos. De paz, de luto, de esperanza, de surrealismo.
“La llamada”(1961)
Amante del arte como soy, fue imposible no encontrar un parecido entre el vestido de Beatriz y “Hacia acuario” (1961), de la pintora mexicana Remedios Varo, con la gama de tierra y fuego de “La llamada”(1961) y unas capas como las de “Camino árido” (1962).
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“Camino árido” (1962)
Como sea, es una burla para la ocasión hablar sobre si el vestido era lindo o feo, mientras que este 15 de septiembre fue el primero en un zócalo vacío, con el pueblo desde casa, el luto familiar y la cena austera. El 15 de septiembre más triste de México.
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