¿Quien? ¿Donde? ¿Cuando? ¿Porque? A pocos días después de las dos explosiones que destruyeron el puerto de Beirut el 4 de agosto, mataron a unas 150 personas, hirieron a otras 5.000 y devastaron gran parte de la capital libanesa, hay una primera panorámica de preguntas que, cualquier persona debería plantearse. Las respuestas deben insertarse en el corazón de los acontecimientos, con sus coordenadas en su contexto geográfico, político, estratégico, temporal, histórico. Un hábito perdido hace tiempo, o más bien abandonado, por la inmensa mayoría de la prensa a nivel mundial, que, en homenaje a los intereses de sus editores y referentes político-económicos, prefiere dar las respuestas solicitadas por ellos.
Nadie, por ejemplo, quiere narrar la historia de los pueblos trabajadores árabes que, habiéndose liberado del juego colonial europeo, han sido sometidos desde entonces a las represalias cada vez más feroces y letales de los ex-colonialistas y de los que han tomado la vanguardia de los Países agresores en Oriente Medio: Estados Unidos y la entidad sionista de Israel. En un viaje metafórico - o tal vez no -, un hipotético viajador que quiere llegar a Beirut por primera vez, tendrá que hacer un camino histórico que procede desde la Palestina de la Guerra de los Seis Días, ahí - liberándose de un marco euro centrista y occidentalista del mundo, encontrará un país pujante, culturalmente muy vivo, salvado de la agresión israelí, en el que 500 mil refugiados palestinos, una intelectualidad progresista con una tremenda historia y divulgación cultural, con unos varios estratos populares fortalecidos por una conciencia antiimperialista, se enfrentaron a una camarilla interreligiosa de especuladores corruptos y bandas terroristas, apoyados por Francia, Estados Unidos y la entidad sionista de Israel, conformados por la comunidad cristiano-maronita y su Falange Libanesa, de inspiración fascista.
Pero, el viaje (metafórico) en la historia de Líbano, no ha terminado. El lector, tendrá que “viajar” también en la guerra civil de 1975-1990, en las diversas invasiones israelíes, ser testimonio del horror de Sabra y Chatila y por ende, hablar sobre la nueva resistencia de Hezbollah. Hablar de 2006, de una Beirut arrasada por misiles y bombas israelíes y estar entre las filas de los combatientes de Hezbollah, cuando por segunda vez, el invasor fue golpeado y tuvo que retirarse del país, derrotado por una guerrilla de campesinos. Propongo este “viaje” (metafórico) para ofrecer al lector una base de competencia y liberarse, así, de las alusiones, acusaciones, yuxtaposiciones de los medios de comunicación sobre las referencias a Hezbollah (organización que la Águila fascista del Norte América considera como terroristas) Siria e Irán y por ende, a la conclusión aberrante que el gobierno libanés no habría resguardado adecuadamente el depósito de nitrato de amonio en el puerto. Todo, para no ver la huella, el interés y el objetivo del inevitable sospechoso número uno. El que esconde siempre la mano, pero no la complacencia. Lo mismo como siempre.
Inmediatamente la culpa contra el gobierno libanés
El presidente de los Estados Unidos del Norte América, Donald Trump habló de inmediato de bombardeo, mencionando las dos explosiones de Beirut. El Pentágono, apoyado por todo el convento del Estado Profundo y, como es fisiológico que sea en la era del neoliberalismo globalizado (o fascismo neoliberal), ha insistido en el incidente provocado por el descuido de los gobernantes libaneses. Un video irrefutable ilustra la presencia de un dron en los cielos sobre el puerto antes de las explosiones. Los técnicos en explosivos, basándose en la forma de hongo de la segunda explosión, más poderosa, y la coloración de los humos liberados, hablan de un dispositivo termonuclear, una mini bomba atómica o por lo menos, un misil cargado con uranio empobrecido. La embajada canadiense hace circular este mensaje en las redes sociales, luego lo eliminó rápidamente:
“Es una bomba de uranio empobrecido (humo rojo). Dígales a todos sus seres queridos que se alejen y no inhalen. Muévete en dirección contraria a la del viento.”
La invitación a las redes sociales lanzada inmediatamente por el Centro Médico de la Universidad Estadounidense de Beirut fue similar:
“Todos en el Líbano deberían quedarse en casa. Desde la aparición de las llamas, la explosión es el resultado de un explosivo a base de ácido. POR FAVOR MANTÉNGASE CERRADO EN LA CASA .”
Cabe preguntarse ¿Quién en esa zona tiene tales armas y, quizás, ya las ha usado? ¿Quién es el principal especialista mundial en ataques terroristas, bombardeos a voluntad y amenazas de aniquilación? Finalmente, hay que hacernos estas preguntas y la respuesta se romperá como el resorte en una trampa para ratones.
¿Quién sale beneficiado?
Casi siempre el cui prodest indica el camino a seguir para llegar a las responsabilidades directas. Como en el caso de las Torres Gemelas, el simulacro de batalla en el Golfo de Tonkin, el incendio nazi del Reichstag, las bombas en el Banco de la agricultura en la Piazza Fontana en Milano o la obra maestra de la logia masónica P2 y los servicios secretos israelíes en Bologna, ni el Líbano ni sus fuerzas de defensa, populares o gubernamentales, han atacado jamás a ningún otro país, y mucho menos a sus agresores, de lo contrario, se defendieron o reclamaron sus territorios. Discurso que se aplica a otros países martirizados o demonizados: Libia, Siria, Irán, Egipto, Argelia, los países del Sahel, Rusia, China y un largo etcétera. Todas las agresiones desde la posguerra hasta hoy son del Imperio, sus ramas y sus asesinos. Incluido el terrorismo.
40 años de ataques israelíes
En los últimos 40 años la entidad sionista de Israel invadió Líbano en 1980 (la masacre de Sharon en Sabra y Chatila fue en 1982), en 1992 y nuevamente en 2006. En todos los casos, la entidad sionista de Israel fue derrotada por Hezbollah, un grupo patriótico con mayoría chiita y respaldados por Irán, no sin antes arrasar Beirut con bombardeos de alfombra, ensuciar el sur del Líbano con minas que siguen matando y mutilando a niños y agricultores, Israel utilizó armas químicas prohibidas que desgarran y gangrenan los órganos internos de los afectados. Todo esto en la absoluta ausencia de reacciones por parte de la “comunidad internacional" y sus órganos de garantía y en la total indiferencia de la denominada Misión de Protección, Unifil, de la que la Unión Europea es tan orgullosa y de la que no se tiene claro por qué se instala en el país atacado varias veces y no en el agresor.
Beirut 2006, golpeado por un bombardeo:
El refuerzo de los "coloreados" en el ataque
Hezbollah, la organización civil y militar mejor organizada y más numerosa, ha sido la guarnición de la libertad, la independencia y la integridad libanesas en todos estos años, como lo es con sus combatientes que luchan en Siria y en Irak contra el ejército secreto de la CIA: los terroristas del ISIS. Para aniquilar este obstáculo semisecular y hasta ahora insuperable en el camino hacia el Nuevo Oriente Medio, un intento perseguido desde la década de 1960 y dirigido a la fragmentación de los principales Estados árabes por líneas étnicas y confesionales, se ha intentado todo. “Revoluciones de Color” fomentadas por las élites clericales y fascistas maronitas pro-francesas y apoyadas por la entidad sionista de Israel, tanto a principios del milenio, como recientemente e incluso reanudadas ahora, como un desvío del verdugo a la víctima, cuando los vapores de las explosiones aún no se habían disipado, reaparece, como en todos los casos análogos, el puño sorosiano de Otpor.
"Coloreados" en Beirut
Manifestantes violentos, inmediatamente reactivados desde Paris, Washington y Tel Aviv, que intentan invadir el parlamento para proyectar al mundo la imagen de la responsabilidad interna libanesa, de gobierno y parlamento, en la que hay que vislumbrar la figura destacada de Hezbollah. Evidentemente la mayoría de la prensa amarillista a nivel internacional, vanguardia de fuego del sionismo y la OTAN, están desencadenando la cuarta de su máquina bélica, mientras que la quinta es, como siempre, prerrogativa de los fly-coach del "Deep State", la izquierda “post”.
Las razones utilizadas para preparar la agresión militar contra Líbano: la corrupción de la clase política (en realidad atribuible a todos, pero no a los parlamentarios y gobernantes de Hezbollah), el colapso económico, la crisis social. La máxima expresión de la tasa criminal de esa institución financiera supranacional que es el FMI, había sido el chantaje contra el Estado soberano libanés por el cual, o se habría liberado por todos los medios de Hezbollah, fuerza política elegida democráticamente y durante décadas participante en el gobierno, o el préstamo de $ 11 mil millones se lo habría soñado. Estas son también las intenciones de aquellos mismos actores, la comunidad europea, que cortaron la yugular de Grecia.
Beirut, el color del uranio empobrecido: Un colapso nacional perseguido desde "afuera"
Ahora, los “coloreados” atribuyen al gobierno las responsabilidades por la explosión del depósito de nitrato de amonio, almacenado desde 2013, proveniente de un barco incautado y abandonado por su propietario, un ruso residente en Chipre, al que ahora los mismos que especulan sobre el mal llamado Russiagate basan sus miserables insinuaciones. La crisis libanesa viene desde muy lejos y, sin negar la responsabilidad de una clase dominante ciertamente inadecuada, tiene muchos otros perpetradores. 15 años de sangrienta guerra civil, desencadenada por la alianza en curso entre Israel y los sátrapas del Golfo, entre la derecha maronita y la izquierda popular patriótica y palestina que socavó el desarrollo y la estabilidad del país. Luego, bajo el primer ministro Rafik Hariri, buscado por los saudíes (como su hijo y sucesor Saad).
Por si fuera poco, el malestar social promovido por las clases privilegiadas, la invasión israelí de 2006 y la destrucción del centro de las principales ciudades y gran parte de la infraestructura del país mediante bombardeos. Para mantener al país bajo presión, chantaje, terror, como para demostrar su respeto por el derecho internacional, los aviones israelíes penetran cada día en el espacio aéreo libanés, amenazando con repetir las masacres de 2006 y los horrores que infligen a las poblaciones con similar frecuencia de Siria, Cisjordania y la Franca de Gaza en Palestina.
El precedente de Hariri: eliminar al protector sirio
Episodio central de un nuevo intento de desestabilización, en 2005 Rafiq Hariri, un hombre de los saudíes, explota en el paseo marítimo de Beirut gracias a un ataque de alta tecnología que deja un cráter de 10 x tres metros, en el atentado, no solo muere él, sino a otras 20 personas. El burdel mediático atlántico-sionista apunta con el dedo a la República Árabes Siria. La presión es tal que Damasco decide abandonar el país, del que hasta entonces había sido garante militar frente a las agresiones internas (Falange Maronita) y externas (la entidad sionista de Israel). ¿Cui prodest? El rastro sirio se ha desvanecido debido a una evidente inconsistencia y estamos satisfechos con Hezbollah. Un Tribunal Especial sobre el Líbano se constituye sin demora en La Haya, siguiendo el modelo de la antigua Federación Socialista Yugoslava, de exaltar la integridad jurídica, por los veredictos predeterminados por Washington, todos contra los serbios, mientras que, como en el caso de Srebenica, una operación bajo falsa bandera de la CIA para inculpar de la masacre a Belgrado, fueron declarados inocentes, pese de las innumerables pruebas que van en contra a la tesis oficial. Por supuesto, nadie en La Haya, y ni siquiera en nuestros medios de comunicación, tomará en consideración la única evidencia que surgió: el video grabado por Hezbollah que muestra los medios de vigilancia aérea israelí en el lugar del ataque en su implementación precisa y una grabación de audio israelí, que ilustra el camino de la procesión de Hariri antes de que estuviera a punto de tener lugar el atentado.
Las coincidencias siempre funcionan y, por ello, nuestra prensa amarillista, siempre muy atenta, llenando los periódicos de referencias a Siria, Irán y Hezbolá, se da cuenta de que - no por una casualidad - la explosión sobre la que se hace flotar la sospecha ha ocurrido a unos pocos días (18 de agosto) de la sentencia que los jueces más leales de La Haya pronunciarán contra 4 muchachos de Hezbollah (in absentia) acusados del magnicidio.
Netanyahu anuncia la operación
El 27 de septiembre de 2018, el primer ministro Benjamin Netanyahu ilustra el área donde Hezbollah almacenaría armas en la Asamblea General de la ONU, con un mapa del aeropuerto de Beirut. Cuando hizo la misma declaración sobre el depósito de nitrato de amonio en el puerto, evidentemente, lo mencionó también como objetivo. Dice que allí se almacenan los misiles de Hezbollah, atribuyendo a estos protagonistas de las instituciones libanesas la demencia criminal de colocar un riesgo apocalíptico al pie de las oficinas en las que operan y entre las personas que constituyen su base social. Los tramposos israelí reafirman la misma acusación, cuando, nuevamente en la ONU, exhiben un ridículo dibujo de una supuesta “bomba" iraní que ya estaría lista. Él, que tiene 400 armas nucleares y que, junto con los demás líderes de la entidad sionista de Israel, ha prometido repetidamente la destrucción definitiva, tanto de todo Irán como de las infraestructuras del Líbano, son los que acusan a Libano, Hezbolá e Irán de construir y ocultar a la comunidad internacional sus armas destructivas.
¿El primer ministro israelí Netanyahu, el cual está acusado de una serie de delitos y quién claramente necesita redimir su figura de manipulador corrupto, está preparando la gran diversión? ¿Trump sabe esto cuando pronuncia la palabra "bombardeo"? ¿El Pentágono y la Inteligencia lo ocultan cuando lo niegan?
Un clásico contra Hezbollah: bombas y hambre
Es realmente humillante, a la luz deslumbrante de las pruebas, tener que reiterar a la canalla mediática la lógica elemental de que nadie vuela el sillón en el que se sienta, ni favorece al enemigo declarado, aislándose en la infame columna con una fina bomba bajo el trasero del mundo. Hezbollah saca su fuerza de la defensa del país, de las victorias sobre el agresor y de la vasta red de asistencia social que, en ausencia de un Estado fallido y corrupto, hace que decenas de miles de refugiados libaneses, palestinos y sirios pobres sobrevivan a la crisis, incluso del COVID-19. Los suministros del puerto, única salida real al exterior, de importaciones y ayuda alimentaria apoyaron esta red y evitaron una hambruna de proporciones inimaginables. Ahora el puerto se ha ido y, detrás de él, la infraestructura logística de almacenes, carga y descarga, mientras Pompeo, Macron, Johnson, derramaban lágrimas y promesas de "no te dejaremos en paz " (¿Se recuerdan cuando Peña Nieto hacia lo mismo después del terremoto?). Y todo esto (vaya), después de los atentados, la carnicería de guerra, el sabotaje de la así mal llamada “revolución de color”, ahora el “ejército más poderoso y moral del mundo", planea matarlos de hambre. Es duro derrotar el eje de la Resistencia Árabes en Siria, Irak, Libia, Egipto, Irán, por ende, hay que empezar de nuevo desde el eslabón más débil.
Volviendo al "contexto", son muchos los hilos que hay que tirar para reconstruir la telaraña. Por ello, la necesidad de analizar los detalles, descubrir las conexiones. Solo así, en fin, llegaremos al centro, a la Viuda Negra que teje los hilos de la telaraña. De la comprensión sobre la esencia de las guerras, de las depredaciones, del desarraigo y saqueo de pueblos enteros, de la globalización, de la despoblación, del terrorismo y del fascismo neoliberal, incluso del COVID-19.