Agoreros.
Parecería que los opinadores públicos (los más conocidos y famosos) aquellos que se han dedicado por años a ejercer la crítica, no siempre de manera atinada (en muchos casos de manera convenenciera) y miles de activistas organizados o no, pagados o no, pero todos constituidos en una especie de pitonisos del desastre que viene (del cual culpan sin duda al presidente), se tendrán que comer sus palabras por mentirosos, manipuladores, exagerados y poco estudiosos de la realidad.
Hay, en los enemigos del régimen actual, una especie de círculo vicioso que parte de la hipótesis de que este gobierno todo lo hace mal y a partir de ello y de la clara intención de desestabilizarlo (por adverso, por afectar intereses de las élites, por ignorar y contradecir a los supuestos dueños de la inteligencia nacional), alimentan el odio y utilizan su influencia nacional e internacional para desacreditar los planes, intenciones y acciones del presidente. Falsas profecías que se autoalimentan, el típico pez que se muerde la cola. No ayudan en nada al país, ni a su grupo ni a ellos mismos.
Y no es que el presidente esté haciendo todo bien o no esté cometiendo errores graves, no, simplemente las cosas no ocurrirán tan mal como quisieran sus contrarios, por una serie de factores circunstanciales pero reales y que constituyen una enésima oportunidad para que nuestros gobernantes, empresarios, sociedad organizada y mexicanos capaces, concentren la energía más en el hacer que en el mal decir.
I. ¿Qué sabemos ahora?
1. En cuestiones de salud:
a) Que el Coronavirus se ha instalado como un riesgo para la salud pública (por contagioso y grave) y un riesgo de vida para personas mayores o con padecimientos preexistentes.
b) Que ahora es menos riesgoso enfermarse que hace dos o tres meses pues al experimentar con tratamientos en urgencias, hemos aprendido que la aplicación de anticoagulantes y antiinflamatorios, evitan muchas muertes.
c) Que el riesgo de contagio seguirá en menor medida en verano para aumentar en otoño. Que mientras no existan pruebas (test) confiables y accesibles en precio, así como un tratamiento eficaz, será muy arriesgado salir y convivir con extraños en la forma que lo hacíamos antes de la pandemia.
d) Que todos los sistemas de salud (local, estatal, nacional, mundial) han resultado incapaces, insuficientes, mal equipados y con personal escaso. Una falta de previsión y preparación evidentes que ahora exigirán una reorientación del gasto público y de la intervención del Estado de manera contundente.
e) Que la educación de la población en términos sanitarios es muy pobre. La toma de conciencia colectiva ha sido dispar y claramente no existen los protocolos como en otros casos de emergencia. Nuestra salvación depende más de la responsabilidad individual que de la confianza en las estructuras de salud pública.
2. En cuestiones económicas:
a) Que para evitar el contagio ante la pandemia, se adoptaron medidas de confinamiento ocasionando la suspensión abrupta de casi todas las actividades económicas.
b) Que la parálisis económica ha puesto en jaque la liquidez de las pymes y afectado las ventas de las grandes empresas ocasionando el despido masivo de empleados (afectando la economía de las familias en todo el mundo), el riesgo de supervivencia de miles de empresas, el severo cuestionamiento de la viabilidad de las cadenas de abastecimiento establecidas en China, el impacto muy fuerte en sectores como el turístico y de la construcción, el de la industria maquiladora. La caída en el consumo y en la inversión anuncian una depresión económica sin precedentes desde la segunda mitad del siglo XX y en algunas variables, desde la gran caída de la bolsa de 1929.
c) Que las medidas anticiclicas son la respuesta conocida que los gobiernos están instrumentado. Son costosas, de bajo impacto, injustas pero ayudan en la emergencia. Romper el ciclo: caída de consumo, desempleo, caída de la inversión, crisis de liquidez es importante para evitar el colapso estructural del aparato productivo. Esto implica la emisión de deuda y el abandono temporal de políticas ortodoxas en la gestión del gasto público y manejo de los déficits. Hipotecar el futuro para ser el camino que goza del acuerdo de todos.
d) Que repensar la jornada laboral (quizá de 20 horas), las formas de contratación (más flexibilidad, menos costosa), mover procesos de manufactura de la planta al garage de casa de millones (como en su momento se llevó a cabo en Japón), organizar todo trabajo intelectual desde casa (acondicionando el espacio para ello y equipándolo con las capacidades necesarias), repensar la industria de servicios (más turismo nacional, de cercanía, más espacio en lugares y centros de consumo, más operaciones comerciales en línea, el precio de las rentas y de los inmuebles se desplomará), y un gran etcétera anticipan una reingeniería de la relación entre trabajodres y empleo, consumidores y negocios. En todo esto existe una verdad subyacente ineludible: todos ganaremos menos, consumiremos menos y el mundo en general reconocerá un exceso de capacidad instalada en todo, las cosas valdrán menos pues habrá menos demanda y un exceso de oferta. La única salida es desarrollar nuevos consumidores (incrementando la capacidad de consumo de los miles de millones de pobres en todo el mundo), tarea difícil en el corto plazo pero viable en el largo.
e) Que los acreedores del ciudadano común deberán reestructurar las deudas en condiciones nunca antes pensadas o simplemente dejarán de cobrar. Nadie está obligado a lo imposible y el derecho de detiene ante la insolvencia. Cuando la elección es entre pagar al acreedor o llevar comida a la casa, no es tan difícil decidir.
3. En cuestión de AMLO.
a) Que el plan de arranque de su sexenio tiene problemas de ejecución y que en algunos casos, no será posible. La reducción del gasto público corriente tiene sus límites y tal parece que ya los ha alcanzado; el combate a la corrupción ha dado resultados pero la percepción de casos emblemáticos (Bartlett, la asignación directa de contratos, la corrupción lacerante que continúa abajo y en medio) afecta la credibilidad de su objetivo; los programas sociales de apoyo no muestran la eficacia esperada (menos del 40% de efectividad, trampas y corruptelas); los grandes proyectos tienen serios problemas de financiamiento a la luz de las nuevas prioridades de salud y apoyo a la economía; que el compromiso de no endeudar al país deberá incumplirse debido al impacto de la pandemia y la próxima caída en los ingresos tributarios; que ordenar y limpiar Pemex de corrupción no será sufíciente, se requiere con urgencia un replanteamiento del sector energetico: dedicarlo a darle competitividad al sector productivo mediante la producción eficiente de petróleo y petroquimicos
b) Que su equipo de trabajo es desigual al alto nivel, disociado de su proyecto en mandos intermedios y desconectado de la autoridad nacional a nivel bajo; que en el Poder Judicial tiene un aliado fiable pero no incondicional; que en el Congreso, de momento, le están apoyando en todo pero con problemas en la construcción de consensos debido a la imposición de sus iniciativas. Sabemos que su partido político necesita atención y orden, que está muy suelto y con muchos grupos en pugna. No hay una visión que unifique y un orden y disciplina que ponga la energía donde va: 2021. Los gobernadores se están organizando y muy pronto demandarán los recursos y autonomía necesarias para atender las prioridades de su localidad.
c) Que su idea de país y la estrategia de propaganda para implantarla en la mayoría de los mexicanos, sobre todo las clases bajas y algunos sectores de las otras, pasa por antagonizar y burlarse de las clases altas, de ciertos sectores de poder (politico, económico) haciéndolos aparecer en el imaginario colectivo como un monstruo destructor causante de todos nuestros males. Ha basado la construcción de una imagen redentora ante los pobres mediante la dialéctica mañanera de hacerles creer a los medios de información y opinadores públicos, que les informa a diario cuando en realidad, se está dirigiendo a miles de personas de clase baja y poco enterados, mediante redes sociales, reforzando la aceptación de su base social.
d) Que es bástate hábil al escoger a sus aliados (pueblo, Trump, los tres o cuatro empresarios poderosos, pocos colaboradores cercanos, ciertas iglesias), bastante claro en los terrenos con los que no se va a enfrentar (ortodoxia macroeconómica, crimen organizado, micro empresas) y muy contundente con los que considera sus adversarios (ex presidentes, contratistas poderosos de sexenios anteriores -no todos-, medios de comunicación que nunca lo apoyaron en el pasado -no todos-, ciertos grupos de panistas y priistas -no todos-, ciertos intereses internacionales vinculados a elites mexicanas).
e) Que su idea de gestión económica es bastante simple: austeridad en el gasto, no endeudarse, no incurrir en déficits, bajar la inflación, cuidar la moneda y redirigir el gasto público a fortalecer la presencia del Estado en la economía y ayudar a los pobres con recursos de asignación directa. Con esto en mente, pretende fortalecer el poder político del gobierno y separar el poder económico y otros factores de poder, subordinándolos al del gobierno. Se explica más o menos fácil pero llevarlo a cabo implica domar a un monstruo de varias cabezas.
II. ¿Qué nos espera?
a) Al menos un año para acomodar el estilo de vida, la convivencia, el espacio público, el espacio privado, las nuevas reglas del trabajo y de salida a un entorno de contagio que varía y cuyo tratamiento tardará meses; una vacuna que tardará un par de años. Tendremos que implantar cambios que los pensábamos en años, en meses. El impacto económico nos costará a todos tiempo, dinero y esfuerzo.
b) Los servicios de salud pública en México responderán de manera limitada, insuficiente y precaria. Los abastos fallarán, el personal no alcanzará, las nuevas camas se tardarán. Y sin embargo, en México los índices de contagio y muerte serán menores al resto de países miembros de la OCDE. La edad de la población, el hecho de que parte del país está en zona semi tropical, el cuidado individual y la medicación fuera del sistema de salud ayudarán. Sea como sea es bastante claro que México NO sufrirá el mismo nivel de muertes por el Coronavirus que los demás países occidentales. No se podrá acusar de negligencia ni de malos resultados al gobierno, muy para el pesar de los grupos antagónicos.
c) La actividad económica en general decrecerá, algunos sectores menos que otros; salvo excepciones claramente vinculadas con los cambios que vienen, el impacto será bastante desfavorable: caída en ventas, despidos masivos, ajustes severos a los costos fijos, cancelación de programas de inversión, desinversión en activos no indispensables. Esto abrirá la puerta para que más personas tengan más de un empleo, trabajen desde su hogar, se capaciten en el desarrollo de nuevas competencias y habilidades. Al no contar con apoyos al sector privado, morirán más empresas que en otros países, pero surgirán nuevas áreas: cadenas de abastecimiento para el mercado norteamericano que abandonará China, logística puerta a puerta, externalización de procesos de manufactura, aumento a las actividades informales, telecomunicaciones y sus derivados, producción de alimentos y destacadamente aquellas actividades vinculadas al sector salud. Como en toda crisis, el flujo de personas y recursos y oportunidades se moverá naturalmente de aquellas claramente perdedoras a las que presentan mejor perspectiva de futuro. Esto que parece una exposición abstracta y lógica no es aplicable en muchos países del mundo. La enorme capacidad de improvisación, supervivencia y flexibilidad del talento mexicano junto con la fuerte capacidad de trabajo (reconocida en todo el mundo), harán que en poco tiempo, la vitalidad del mexicano saque adelante, una vez más, al país de la crisis y del pasmo en el que gobierno y élites peleoneras nos están metiendo.
d) Las pugnas, sobre todo mediáticas, entre las élites y el gobierno seguirán, causando un proceso de implosión en la población (todo mundo estará tan ocupado en sobrevivir que intentará sustraerse de la vida política nacional). No parecen estar dadas las condiciones en uno u otro bando para construir consensos en favor del país. AMLO es muy costoso para las élites y éstas son un verdadero obstáculo para su proyecto de país. El enrarecimiento seguirá y el nivel de agresión escalará. No le quedará más remedio al presidente que mostrar la fuerza y contundencia del poder presidencial. Un golpe fuerte que cimbre a las élites, que les dé en la línea de flotación de las mismas y que la reacción de ellas sirva para confirmarles la contundencia del poder presidencial, un silencio y un vacío y luego, o la construcción de un acuerdo reconociendo la autoridad del presidente o el retiro de los poderes económicos a su trinchera en espera de tiempos mejores. Desde luego que el costo será alto, el desgaste mayor y las pérdidas para el país cuantiosas.
e) En términos políticos, el presidente contará con una buena relación con el gobierno norteamericano, pactará con los gobernadores, someterá a Morena y quizá refrende el control del Congreso, sobre todo por la parálisis y ausencia de liderazgos que vive la oposición. No resolverá sus diferencias con los medios de información que le son antagónicos. Si logra resolver la desarticulación de su gobierno, asegurar la ejecución eficaz de sus programas y permitir que el equipo de Hacienda y Banco de México operen la emergencia económica y financiera, su base social esa que existe y que es producto de años de trabajo, le ratificará su apoyo y consolidará su régimen. Corre el riesgo de ser víctima de sus propias obsesiones y terminar por auto sabotear su proyecto de nación.
Finalmente, hay una realidad que es contundente: México es muy grande y muy fuerte. Tiene muchos años construyendo un modelo económico que es competitivo y funciona, tiene una capacidad laboral muy potente y un mercado interno grande.
Tiene un sistema financiero sano y una estabilidad macroeconómica envidiable.
Los efectos de la crisis son devastadores, pero lo son para todo el mundo y nosotros estamos estratégicamente mejor ubicados que Asia y que Europa. Así que a pesar de los agoreros de nuestro futuro e incluso a pesar del actual gobierno sí decide no actuar con sensatez y buen juicio, nuestro país sabrá salir adelante, como siempre, gracias a esa cantidad de mexicanos que sin tanto ruido sale a diario a hacer cosas.