En 2005, como parte de una campaña publicitaria, se nombró al tercer lunes de enero como “lunes triste” (Blue Monday, en inglés)
Aunque la fórmula con la que se estableció tal fecha es ridiculizada por propios y extraños del campo científico, la verdad es que las referencias que soportan la ecuación, tienen sentido.
Para calcular la fecha, tomaron en cuenta datos como el clima (tiempo atmosférico), las deudas, el sueldo mensual y los bajos niveles de motivación (para este día, algunos propósitos establecidos de manera entusiasta al inicio de año, ya se han esfumado por completo), entre otros.
Por supuesto, la fórmula no toma en cuenta periodos electorales, crisis económica y violencia generalizada, porque entonces los índices de tristeza, pesimismo e indignación se dispararían lo que resta del año ¿o no?
La respuesta es no si tomamos en cuenta otro cuestionable estudio, el Reporte mundial de Felicidad, que toma en cuenta más o menos los mismos indicadores que la fórmula del #Bluemonday y coloca a México entre los países más felices del mundo.
Entonces ¿por qué es importante cruzar estos datos con el #Bluemonday en México en tiempos electorales?
¿Qué revela en realidad el World Happiness Report 2015 (Reporte Mundial de Felicidad, en español) sobre México y los mexicanos?
Le propongo, estimado lector, tres estrategias para aprovechar la reflexión a la que nos obliga el día:
1.- Leer El laberinto de la Soledad de Octavio Paz
2.- Analizar, en el contexto electoral, el papel que como ciudadanos hemos desempeñado en la situación pasada, presente y futura de nuestra comunidad, estado y país ¿damos “mordida”? ¿Leemos y analizamos las plataformas político-electorales de nuestros candidatos? ¿Proponemos soluciones desde la sociedad civil y nos organizamos para llevarlas a cabo?
3.- Cuando haya realizado las dos primeras propuestas, responda la pregunta ¿Es la resiliencia un factor cultural que como pueblo colonizado explica la situación actual en la que nos encontramos?
¿Usted qué opina, estimado lector?