Hablar de cáncer es hablar de un espectro muy amplio de temas, pero indudablemente el centro siempre corresponde a quien lo padece. En este sentido uno de los aspectos menos discutidos, es el miedo a la recurrencia que padecen los sobrevivientes al cáncer. Algunos estudios han reportado que alrededor de la mitad de los pacientes que han sobrevivido a algún tipo de cáncer tienen temores moderados o intensos de su recurrencia. La experiencia física, emocional y social que cada paciente experimentó durante su padecimiento y recuperación son de gran importancia para el manejo emocional de una posible recurrencia. En este sentido, es importante tomar en cuenta cómo cada persona se ha adaptado o “mal adaptado” al tránsito de su enfermedad. Sin duda el temor a la recurrencia puede provocar una re experimentación de lo vivido generando ideas y sensaciones negativas. Todo esto puede crear sensaciones de vulnerabilidad y desesperanza.
Algunos datos importantes sobre el miedo a la recurrencia: alrededor del 70% de los pacientes sobrevivientes de cáncer reportan temor a la recurrencia, sin importar el tipo de cáncer que hayan padecido. La mitad de los pacientes lo experimentan en intensidad moderada. Y solo un bajo porcentaje de personas reportan miedo intenso. Los estudios especializados han identificado que las mujeres jóvenes y con menor nivel de educación, son las que experimentan los niveles más altos de temor a la recurrencia. Lo mismo ocurre con pacientes que se encuentran socialmente aislados y con al menos un hijo. Otro aspecto clave es el tiempo transcurrido desde el padecimiento, más de cinco años de sobrevivencia generan un temor bajo comparado con un mayor temor ante menos años desde el diagnóstico.
Hace algunas décadas hablar de cáncer era hablar de muerte, pero gracias a los avances científicos en medicina ya se puede hablar de una sobrevivencia con recuperación, siempre y cuando la enfermedad se detecte en fases tempranas. No obstante, el problema que inmediatamente surge ante el diagnóstico de cáncer es la idea de la finitud próxima aunado al potencial sufrimiento. De ahí la importancia de una atención multidisciplinaria que permita cubrir no solamente el aspecto médico sino también el espiritual, psicológico y social. El sobresalto ante la enfermedad es algo natural, pero no por eso se debe de dejar al tiempo o a una evolución azarosa. Existen especialistas médicos y de apoyo terapéutico que pueden brindar las herramientas necesarias para que el paciente con cáncer cuente con las mejores estrategias para adaptarse al tránsito de su enfermedad, y en caso de encontrarse en etapas avanzadas sería necesario un abordaje vía los cuidados paliativos con la finalidad de preservar la dignidad de la persona, con el menor dolor y sufrimiento durante la fase terminal. Entender qué es el cáncer, cuáles son las opciones de tratamiento y cuáles las estrategias para enfrentarlo son la base para alcanzar el bienestar del paciente. Las personas deben de aprender a expresar sus sentimientos, preocupaciones y experiencias durante la enfermedad. Aislarse y enfrentar el padecimiento sin ayuda, solo hará más difícil la recuperación, lo que complicará una buena adaptación deteriorando su calidad de vida. El apoyo profesional y familiar son claves para una buena calidad de vida. En estos términos hay que recordar que no se trata de contar con más años de vida, sino con más vida para los años.