Con la designación de José Antonio Meade como candidato del PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto envió un claro mensaje de continuidad en materia de política económica y energética al gobierno de los Estados Unidos, particularmente en dos temas que resultan estratégicos para nuestros vecinos del norte, el acceso a los yacimientos de hidrocarburos en el Golfo de México y a la política restrictiva migratoria de ciudadanos centro y sudamericanos para frenar el ingreso ilegal hacia territorio estadounidense .

En la lógica del presidente Peña Nieto era importante elegir a un candidato con un alto nivel de aprobación e imagen entre la clase política y empresarial de esa nación –no olvidemos que Meade tiene un fuerte arraigo familiar y educativo en ese país--, ya que con ello lograría obtener un poderoso aliado y obtendría una ventaja fundamental respecto del presidente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, una vez que se registre e inicie su campaña a la silla presidencial.

 Entre los asesores del primer mandatario calcularon las fortalezas de Meade y, pese al escaso arraigo político dentro del PRI –diríamos que no tiene ninguno— así como de su carisma cuestionable entre el electorado, Peña Nieto busca con Meade contar con aliados poderosos que buscarán mantener y continuar la actual política económica y energética para los próximos seis años con el fin de consolidar lo ya alcanzado, como lo dijo de manera muy clara el candidato priísta.

Para los grupos priistas la elección de Meade es una clara imposición del Presidente de la República –pese a algunos connotados tricolores que han demandado apertura— pero entienden y conocen también que la imagen de su partido a nivel nacional se encuentra muy cuestionada por los recurrentes (también escandalosos) casos de corrupción que han mermado su imagen.

Cualquier otro candidato a la Presidencia de la República, de raíz y arraigo priista, se hubiera visto empañado y cuestionado por la sociedad, es por ello que Peña Nieto optó por un personaje que pese a no contar con trayectoria en ese instituto partidista --sino más bien ligado a los intereses e ideología panista— buscaba también “limpiar” un poco la casa. Esta intención ha quedado ya manifiesta en la entrevista que ofreció al periódico El Universal –quien ha seguido puntualmente el presunto enriquecimiento ilícito del presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya—cuando afirma que “No tengo cadáveres en el closet”.

Si nos adelantamos un poco a la estrategia electoral que utilizará el partido gobernante seguramente se centrará –ya lo hizo el PAN y le funcionó—en nombrar al candidato de Morena como “un peligro para el país”, ahora el PRI buscará sembrar las dudas en su posición frente a los grandes intereses económicos extranjeros que “frenarán el desarrollo del país”.

Sin duda, pese al escaso carisma –la ciudadanía poco o casi nada los conoce-- y escaso oficio político Meade  contará con una gran maquinaria partidista, con recursos casi ilimitados y poderosos empresarios y políticos nacionales y extranjeros que harán lo imposible para contar con un gobierno dócil, maleable y que robustezca las políticas para continuar con seis años más de políticas neoliberales.

 Punto Cero | Otra del diputado Rubalcava

 Fuera de sí, con el rostro enrojecido y, al más puro estilo de barrio bravo, el legislador del PRI, Adrián Rubalcava reclamó a un periodista de la “fuente” de la Asamblea Legislativa un mensaje a través del tuiter que reclamaba lo que “había dicho”.

 Vaya con este legislador a quien se le ha adelgazado la piel política y pareciera buscar la confrontación con los comunicadores cuando algo no se ajusta a su verdad o a sus dichos.

 Este órgano legislativo tiene mayores problemas –una parálisis que la tiene al borde de un descarrilamiento— que andar persiguiendo y denostando a los periodistas.

 Calma diputado, hay que hacer uso del oficio político y no al del “peleador callejero”. Pero ya lo veremos durante 2018.

*Periodista mexicano | @SociedadPC