Hace unos días me reuní con viejo amigo, al que no veía en muchos años y, entre muchos temas que tocamos, me recordó que, siendo yo presidente del PRD en Ecatepec en el año 2000, él se retiró del Partido y se fue al PT, porque deseaba ser candidato y, en el primero, estaba muy complicado, mientras que, en el segundo, lo recibieron con los brazos abiertos.
Claro. Mi amigo pensaba ganar; estaba seguro de que con su sola presencia y al conjuro de su palabra, los ciudadanos se volcarían en las urnas, se abrirían las aguas del Mar Rojo y aparecería la tierra prometida; ya investido con el cargo de representación popular, él, mi amigo, no sólo empujaría para adelante la rueda de la historia, sino que, además, echaría a andar un plan para salvar al mundo y planetas circunvecinos.
Estaba muy reciente (1997) el primer triunfo importante del PRD, en la Ciudad de México, con el efecto Cárdenas, que llegó hasta Ecatepec y, la mayoría de mis compañeros, daba por hecho que, a partir de ese momento, vendrían triunfos y más triunfos, y no se querían perder la oportunidad de ser los protagonistas de la historia que estaba por escribirse.
Si bien era cierto que ser candidato del PRD resultaba muy difícil, por la encarnizada y abundante competencia interna, también era cierto que existían otras opciones que, igual, eran de oposición y andaban escasos de personal con un mínimo perfil para ser designados candidatos.
Sin embargo, entre lo que el hombre propone y Dios dispone, siempre se interponen la terca realidad y la ley electoral y, mi amigo no ganó, no encontró el maná, ni la vara de Moisés; su discurso, los carteles con su fotografía y sus ganas de triunfo, no fueron suficientes, y no ganó. Evidentemente, como ya no podía regresar, se tuvo que quedar en el PT que, a la postre, al igual que otros Partidos, también sufrió un proceso de descomposición, mucho antes y mucho mayor, que el PRD.
A querer o no dichos recuerdos y remembranzas me remitieron a la realidad actual y llegué a la conclusión de que poco, muy poco, hemos avanzado en el actual régimen de Partidos políticos que, más que ofrecer una alternativa ante la profunda crisis que se vive en el país, tal parece que viven en una realidad aparte, donde los principios, la disciplina, la legalidad y la ideología no tienen ninguna importancia, ya que actúan sin responsabilidad alguna, como si se tratara de un perverso juego en el que, como en el billar, ?echan en medio? al pueblo y, ellos, los Partidos, sólo van por lo suyo.
Está visto que la actual competencia por los cargos de elección popular, en Ecatepec, deja mucho, pero mucho qué desear; como quien dice: la caballada está flaca y, por lo tanto, no se presagian sorpresa y todo quedará como es de esperarse.
La inmensa mayoría de los actuales candidatos, a presidente municipal, diputados locales y federales, y regidores, que representan a la llamada oposición, no tiene ni la más mínima idea de lo que hay que hacer en una campaña; es más. Nos atreveríamos a decir que no saben en qué consiste una campaña: ni dónde empieza, ni dónde acaba y, no será extraño que, de llegar al cargo, no tengan ni idea de lo que haya que hacer, tal y como sucedió con los representantes populares electos hace tres años.
Estas personas, ilustres desconocidos, sin ninguna trayectoria ni experiencia, sólo quieren ser candidatos, del Partido que sea; eso es lo de menos. Lo que necesitan es una candidatura; su militancia, su experiencia, sus convicciones e ideología, no tiene la menor la importancia: no tiene importancia ganar ni competir, sino ser candidatos y gastarse las prerrogativas.
Esa inmensa mayoría de esos candidatos ?opositores?, nunca ha militado, no ha desempeñado una función ordenada por su Partido, no sabe de disciplina, ni convicciones y nunca ha enfrentado al poder; tal vez haya pactado con el gobierno y su partido, tal vez haya negociado, pero nunca ha enfrentado al poder, en su cancha y bajo sus propias reglas.
Lo más inexplicable es no entender cómo esas personas llegaron a ser candidatos del Partido que sea. Por ejemplo, que Higinio Martínez sea candidato de Morena en Texcoco, no tiene nada de extraño. Es un político experimentado, con el que se puede estar o no de acuerdo, pero que cuenta con la preparación y trayectoria indiscutibles, pero de esos ejemplos en el Estado de México y, concretamente en Ecatepec, hay muy pocos; de hecho, no conozco ninguno.
En más de una ocasión, he puesto el ejemplo de un pariente cercano, al que en 1988, al terminar su carrera, una empresa muy importante en la fabricación de pintura, lo reclutó; lo preparó, le enseñó a vender a pintura y, por supuesto, le pagó, es decir, invirtió en él, para formarlo como un cuadro, experto en esa tarea. Una vez formado, la empresa lo ha enviado a vender pintura a diversos países, incluidos el medio y lejano oriente.
Por otro loado, me considero un no muy buen aficionado al futbol; lo cual no me impide apreciar que, es un juego de conjunto, de asociación, dicen los que saben; en el cada jugador sabe, exactamente, lo que tiene que hacer y lo hace, so pena que, de no hacerlo bien, corre el riesgo de ser despedido del equipo o sustituido por otro jugador. Y no sólo eso. Hay una directiva, un entrenador, portero, defensas, medios, delanteros, utileros, cuerpo médico, banca y hasta una porra fiel, que se desgañita por animar al equipo de sus amores.
Nada que ver con el PRD, por ejemplo. En ese Partido, nadie respeta la alineación, ni al entrenador, es más, nadie lo conoce; se dice que sí hay, pero nadie lo ha visto; nunca han jugado, sin embargo todos se sienten centros delanteros; ocupan una posición en el equipo, no porque jueguen o sepan jugar, sino porque son recomendados.
Lo peor de todo es que, algunos ?jugadores? tienen acuerdos? en lo oscurito, con otros equipos n, si les toca la posición de portero, se dejan meter goles y, si les toca ser delanteros, meten muchos goles, pero en su propia portería, ante la complacencia de la directiva que no sanciona ni sustituye y sin que, como dijera Jaime Maussan, ?nadie haga nada?.
Se engañan quienes piensan que, cada tres años, con su sola presencia, vendrán los votos a carretadas y se abrirán las aguas del océano. La democracia se construye todos los días y los cambios vendrán poco a poco, en la medida en que se haga conciencia entre la gente y se le den las herramientas para hacerse cargo de su propio destino.
El camino no es fácil pero no es por la vía lectoral o, por lo menos, no sólo es por la vía electoral; hace falta la organización, el plan, el compromiso, la visión, la meta, el objetivo. La gente necesita conocer sus derechos y ejercerlos: como dice el poeta: ?Se hace camino al andar?.
No hay de otra. Los partidos actuales, así como están, carecen de credibilidad y, peor aún, no saben. No están diseñados para permitir la participación popular y que la gente se organice para defender y ejercer sus derechos, es decir, los dirigentes de los actuales Partidos de oposición en Ecatepec, son meros empleados ineficaces, no están para ?pelar un chango a nalgadas?; mucho menos para diseñar una campaña ganadora: están para gastarse las prerrogativas, en utilitarios, inútiles e inservibles.
Evidentemente, ninguno de eso Partidos ganará. No tienen cómo. Sería tanto como pedir que, un ciego, ocupara la posición de portero, en un equipo de futbol o, con spots y espectaculares condujera, a otros ciegos, hacia la tierra prometida.