La política es el oficio donde popularmente se dice que marea a los inteligentes y vuelve locos a los pendejos, porque con frecuencia las dificultades que nos generan nuestros rivales o enemigos nos provocan una exagerada reacción que a su vez nos genera problemas que hubiéramos podido evitar si hubiéramos sido más razonables. Últimamente he escuchado y leído las opiniones de muchos afamados columnistas y otros no tan afamados, con respecto a la renuncia a la dirigencia nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, la gran mayoría de los opinólogos certificados aseguran como pitonisas que esta renuncia es el gran declive del líder priista Beltrones, no obstante yo no me atrevería a asegurar eso.
La rendición es también una táctica política utilizada solo por los más finos y astutos actores políticos, esta táctica no está hecha ni para egocéntricos ni para ineptos, inclusive el mismo entendimiento de la táctica puede estar más allá del entendimiento de algunos. Y vamos a plantearlo así: ¿Quién en su sano juicio renunciaría a la presidencia nacional del PRI por perder una gubernatura de las que ya tenían? Vamos, un ejemplo de lo contrario es Aguascalientes, la dirigente priista debiera anunciar su retiro de la dirigencia para permitir una renovación interna, pero esto jamás lo veremos porque bien decía Galindo Ochoa: “Hay solo dos tipos de políticos: los que hacen política y los que hacen chambitas” y el político de vocación jamás se aferraría a un hueso, al contrario lo suelta y se lo regala al primer tarugo que pase con tal de no verse perjudicado.
Manlio entendió que rendirse es solo una etiqueta exterior, en su interior él se mantiene firme en sus aspiraciones, privando así a sus adversarios de enfurecerse con él, no podrán atacarlo ahora y esto no generará más que confusión. Por ello a estas alturas ya le quitaron el dedo del renglón a Manlio y aseguran que están muertas sus aspiraciones, esto precisamente le permitirá a Manlio guardar fuerzas, pensar en su contraataque, en la batalla del inteligente contra el agresivo la rendición es la mejor arma. Sabemos que el poder fluye por su naturaleza de un lado a otro, jamás se puede conservar absolutamente y precisamente eso lo entiende Manlio Fabio, hoy sigiloso y “rendido” tejerá sus redes desde la comodidad de su despacho, sin que se preocupen por él algunos que se van con la finta de que ya no la armó para ser candidato en 2018. Pero recuerden que el buen político debe ser como un roble: el roble que resiste al viento pierde sus ramas una a una, y sin nada con que protegerse, se quiebra al final, mientras que el buen roble se dobla ante el viento y vive más tiempo, su tronco se ensancha y sus raíces se tornan profundas y tenaces.
Manlio maneja el arte de lo impredecible, y es un estadista en toda la extensión de la palabra.
Es solo mi sentir.