“Dignidad.- Cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden.”
En política, la diversidad de opiniones, ideologías y pensamientos, es algo totalmente válido, y natural en toda democracia. No nos debe sorprender ni alarmar que existan posturas distintas a las propias; nadie es dueño de toda la verdad, y lo que enriquece a una nación, es la apertura para escuchar y permitir que cada individuo, pueda expresarse y manifestar sus ideas sin temor a ser reprimido.
Pero, ¿qué pasa cuando una persona vende lo más fundamental de su ser? ¿qué pasa cuando alguien decide vender su dignidad a cambio de un beneficio temporal que eventualmente llegará a su fin?
En México, quizá haya varios ejemplos, de uno o de otro lado, pero ninguno tan latente y representativo como el de Antonio Attolini, un personaje que saltó a la fama usurpando un movimiento legitimo como el #YoSoy132, para su propio provecho.
Hoy, encumbrado como una de los voceros estrellas de la 4T, Attolini se desvive en elogios hacia un gobierno y partido, liderados por personajes a los que antes criticaba.
No hay día que pase, en el que no sienta la necesidad de realizar una épica maroma para justificar alguna acción polémica del gobierno; y que él ve como una oportunidad más, para demostrar su aparente valía y lealtad.
Pero una persona sin dignidad, es una persona que no se respeta a sí mismo, y por ende, mucho menos a los demás; y esto, incluye a los mismos miembros del partido al que por ahora pertenece.
El joven político tiene hoy una dependencia si, que lo hace defender lo indefendible, arrastrarse por mantener su nuevo estilo de vida, incluso sabedor de que la razón no le favorece. Pero tener dependencia no es lo mismo a tener lealtad, y en política, la lealtad es un valor incalculable, que últimamente es muy escaso.
Los dichos de Attolini en redes sociales no sirven para convencer a nadie, ni siquiera se la compran los mismos simpatizantes del nuevo régimen; pero le sirve a él, para estar presente en la mente de las personas que le abrieron las puertas en este proyecto, y eso, es lo único que importa.
Que diferente ser un simpatizante con un nivel de madurez y sensatez, que te obligue moralmente a señalar cuando algo esta mal o no te parece. Una persona leal, es una persona que quiere que a su amigo o jefe le vaya bien, y por eso, no le preocupa alzar la voz y señalar, cuando en su opinión, algo debería ser corregido o modificado.
Como le hubiera cambiado el futuro a Rosario Robles, si hubiera tenido a su lado a una persona con estos principios, en lugar de un aplaudidor como Emilio Zebadúa, que a la hora de la verdad, la terminó hundiendo. Lo mismo a Peña Nieto con Emilio Lozoya.
Las personas sin dignidad son absolutamente cobardes, son los primeros en saltar del barco que se esta hundiendo, son los que, sin dinero de por medio, no tienen el más mínimo aprecio o agradecimiento por los que les tendieron la mano en el pasado. Y si fueron capaces de vender su dignidad, son capaces de vender a cualquiera.
Pobres los políticos que mantienen a estas lacras, tarde se terminaran dando cuenta que no les sirven y nunca les han servido. Que en mantener a este tipo de personajes, llevarán su propia penitencia. Pero sobre todo, pobre país, que con sus impuestos, alimenta a una clase en crecimiento, que no tiene miedo ni el más mínimo recato, de perder lo más fundamental de su ser, su dignidad.
Elecciones 2021
De poco valieron las expresiones que se opusieron a la postulación de Félix Salgado Macedonio, como candidato de Morena al gobierno de Guerrero. Incluso, ciertas voces dentro del mismo partido, siguen estando en desacuerdo con esta designación.
Salgado Macedonio siempre ha estado envuelto en el escándalo, pero hoy causa más escándalo, que las denuncias por abuso sexual interpuestas contra él, hayan sido ignoradas por Morena. Esto, de seguro les traerá repercusiones no sólo en aquella entidad, sino en todo el país, donde difícilmente los colectivos feministas y grupos afines a sus causas, podrán encontrar justificación para apoyar al partido en el gobierno.
Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, hizo una pobre defensa de su candidato. Dice que si no hay condena, no puede privarle sus derechos político-electorales. En ese caso, gente como Emilio Lozoya, Arturo Montiel o el mismo Emilio Lavalle, cumplen con el perfil para ser abanderados por este partido, al no tener condena, están libres de pecado.