Los familiares de Carlos Loret de Mola debieran tomarle la temperatura. He visto uno de sus recientes videos donde se proyecta desencajado, enrabiado. Es difícil ser analista en sus condiciones, cuando la bilis se derrama apesta a amarillismo. Carlos carece de rectitud y de rigor periodístico. Mendicante de sueldos, se prostituye al mejor postor, antes eran los gobiernos del PRIAN, ahora con los empresarios blandengues-golpistas de la 4T.
Loret de Mola es el representante del mal periodismo mexicano, la basura más excelsa. En su, no aventura, desventura, lo acompañan muchos y muchas. No son compañeros de ideología, son militantes de la mezquindad y la codicia; reaccionarios, quisieran regresar a una etapa superada donde eran los privilegiados del chayote.
Lo de Carlos es el montaje, la farsa, la simulación. Sus simulacros son ya una parte relevante de la historia nacional de la infamia.
Actualmente Carlos Loret de Mola es el golpeador mediático número uno en contra de la 4T. Un día sí y otro también discurre en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, le publican sus mentiras en The Washington Post y El Universal y, polivoces posmodernos, hace mancuerna con Víctor Trujillo, Brozo, desde los Estados Unidos.
El director del IMSS, Zoé Robledo, aseguró en la mañanera de hoy: “Hace poco el mismo columnista decía que habíamos comprado guantes de cocina para el Siglo XXI, para la atención de la pandemia y overoles de pintor.
“Se hizo una auditoría por parte del Órgano Interno de Control, se llegó a la conclusión por parte del Órgano Interno de Control en el Seguro Social de la Función Pública que había equipo suficiente y que lo había habido era un taller, pero el problema, como lo ha dicho el presidente, es cuando la gente que no sabe habla con irresponsabilidad.
“Había habido un taller para decirles qué cosas no debían de comprar jamás, qué tipo de guantes no iban a ser útiles, qué tipos de caretas. Esas fotografías alguien se las pasó y asumió que estábamos comprando eso. Se hizo una auditoría documentada, pero eso distrae la atención en donde debe de estar, porque cuando el periodismo es serio, riguroso, claro que nos ayuda mucho para revelar verdaderas, pero cuando es mal intencionado, irresponsable y superficial, obliga a revisar esto”.
Andrés Manuel no se quedó con las ganas. Le preguntó a Zoé:
–Yo no me voy a quedar con la curiosidad, claro que yo no lo sabía. ¿Quién fue ese periodista que dijo que el Seguro había comprado guantes de cocina para atención médica?
–Carlos Loret de Mola.
–Ah, Carlos Loret de Mola. O sea, la gente no lo sabe y no tenemos por qué estar ocultando esas cosas.
En la mañanera Zoé Robledo desmintió la versión de un “brote” de Covid-19 al interior de una clínica en Tlalnepantla, Estado de México, ya que la cadena de contagios no ocurrió dentro del hospital. Loret de Mola, en un tuit, afirma lo contrario.
{username} (@CarlosLoret) April 8, 2020
Para “argumentar” que Andrés Manuel y Zoé mienten, Loret acude a Latinus y a la reportera Arelí Quintero: “Personal médico del Hospital General Regional 72 del IMSS, en Tlalnepantla, Estado de México, pidió a los directivos de esa unidad el cierre de las instalaciones por un brote de COVID-19 confirmado desde el 22 de marzo. En un escrito entregado la noche del martes, detallaron que había ya 19 médicos residentes con prueba confirmada de coronavirus y otros diez con síntomas inequívocos pero en espera de resultados de laboratorio.
“Además de los residentes, están enfermos y aislados dos subdirectores, un coordinador y dos jefes de servicio, todos médicos, según el documento entregado a la dirección del hospital, en poder de Latinus”.
¿En qué mintió Zoé Robledo? Leo en SDPnoticias: “De acuerdo con lo expuesto por el funcionario federal, la cadena de contagios no ocurrió dentro del hospital, sino que las líneas de investigación sugieren 3 posibles causas externas que condujeron a dicha contingencia. En total existen 20 casos confirmados de Covid-19 entre personal y las autoridades están implementado todos los protocolos médicos necesarios para la contención del contagio”.
De nuevo Loret de Mola retuerce la información. Nadie ha dicho que no existan doctores contagiados. Latinus dice que tiene en su poder la carta del personal médico a los directivos del hospital de Tlalnepantla, pero no la publica en su portal, tampoco nos dicen que en el escrito del personal se comprueba que el brote se dio dentro del hospital, como afirma Loret, y no fuera, según la indagatoria de tres posibles causas externas.
En fin, empequeñecido, desencajado y enrabiado, Carlos Loret de Mola debiera disfrutar mejor las monedas que mendiga. Una infusión de tila le haría bien.