En las reuniones, nunca ha faltado quien me pregunte por qué después de todos los claroscuros que ha vivido el partido me atrevo a llamarme priista. Sin embargo, por la coyuntura supongo, esta pregunta cada vez se hace más presente. Ante los constantes cuestionamientos considero que es importante decir por qué hoy alguien debería ser priista.

En primer lugar, el PRI no sólo ha sido el arquitecto de las instituciones que nos permitieron construir los pilares de la democracia y del desarrollo social. También, ha sido un partido que a partir de la razón y los consensos ha tomado las mejores decisiones para el país. No olvidemos que la Reforma Educativa que se construyó y aprobó con ayuda de las principales fuerzas políticas, fue propuesta del Partido Revolucionario Institucional. Al igual que lo fue la Reforma Energética que buscaba darle una mayor apertura a las energías renovables y poner al país en una posición líder de inversión; o la Reforma de Telecomunicaciones que logró hacer más competitivo el sector de comunicación y dar mayor acceso a los mexicanos a estar comunicados de manera nacional e internacional.

En segundo lugar, porque considero que la justicia social debe ser el eje que rija la política mexicana. El país debe estar abierto al libre mercado pero también debe entender que este por sí sólo no va a resolver las brechas de desigualdad. Así como tampoco lo hará el becar a miles de mexicanos. Se necesita unir esfuerzos y crear proyectos que erradiquen los problemas de fondo y que no sólo creen enemigos públicos para disimular la falta de interés en el crecimiento de un país.

En tercer lugar, considero que la visión en materia de política exterior del partido, desde su fundación, ha demostrado que la empatía rompe cualquier frontera y que la defensa de los derechos humanos no se priva por una mala interpretación de la Doctrina Estrada. Y que para que un país pueda estar a la vanguardia debe mantener estrechas relaciones en un mundo globalizado sin descuidar su soberanía.

En cuarto lugar, porque si un partido desde su fundación ha estado cercano a las causas sociales es el PRI. No por nada tenemos como pilares los sectores campesinos, populares y trabajadores; así como a las mujeres y los jóvenes. Ningún otro partido en sus estructuras cuenta con la pluralidad que el partido ha mantenido con los años.  

Finalmente, desde su fundación el PRI ha luchado contra el caudillismo. Lo hizo en tiempos de la revolución y lo seguirá haciendo contra los hombres que pretenden imponer un estado antidemocrático que lucra con las instituciones que forman pilares de la república y las causas sociales.

Tal vez después de las elecciones de este fin de semana, muchos críticos intenten desde el lugar común, dar un entierro simbólico al partido. Sin embargo, lo que olvidan es que el PRI es un partido que se ha recuperado de todas las crisis que ha sufrido; olvidan que el PRI es un partido con bases sólidas, con una militancia fuerte y real que permitirá que salgamos adelante.

Los resultados para muchos son derrotistas, sin embargo, los priistas que hemos observado y crecido con el partido en diversas coyunturas, observamos un partido que se está reconstruyendo y renovando. Y que, incluso con resultados negativos seguimos dando de qué hablar, seguimos siendo un partido de referencia pero sobre todo seguimos siendo una de  las fuerzas políticas con capacidad de transformar el país. Por eso hoy y mañana, mi convicción se mantendrá del lado del Partido Revolucionario Institucional.