Las comparecencias de los miembros del gabinete del gobierno de Quintana Roo han frenado los planes de hacer movimientos en el mismo, si bien estas aún no concluyen y siguen asistiendo secretarios a rendir cuentas a la XV Legislatura y al término de las mismas aún pudiera suceder, es posible no se lleven a cabo, no en lo inmediato.
Anteriormente lo hemos mencionado, las comparecencias son un acto inútil, acartonado que no permite una retroalimentación, solo se cruzan preguntas y respuestas para que todo mundo quede satisfecho.
Y los diputados que conforman la XV Legislatura, bajo el mando de Eduardo Martínez Arcila con el fin de presuntamente “transparentar” frenaron importantes decisiones para Quintana Roo.
En la infinita ignorancia de Eduardo Martínez Arcila, quien preside el Congreso, cree que el pandero político de la entidad lo lleva él, olvidándose que el único jefe político en el Estado se llama Carlos Joaquín González.
Asistiendo a todas las comparecencias ha querido pararse el cuello según el diputado presidente exponiendo a los secretarios de gabinete a rendir cuentas según a su conveniencia.
Claro, no por eso quiere decir que los titulares de dependencias estén bien preparados, ejemplo de ello es la titular de educación, Marisol Alamilla Bentancourt y de Infraestructura y Transporte, Jorge Portilla Mánica a quien incluso felicitó.
Martínez Arcila quiere dictar quién se queda y quién no, quien tiene su aprobación y a quien deshecha, quedando como novato que se quiere brincar las trancas.
El Ejecutivo ha sido muy respetuoso de la envestidura de los diputados, dejando en claro la separación de poderes pero esta no significa una separación de jefatura política, ya que ésta quien la ostenta es Carlos Joaquín.
Desorbitado Martínez Arcila pretende comportarse como el gran operador político, desubicado ¿en qué país se encuentra que desconoce que políticamente el legislativo no va a estar ordenando el gabinete del gobernador?
Los cambios en varias dependencias del orden estatal requieren un giro en su totalidad, pero esta se vislumbra frenada para no ceder a los caprichos de los diputados quienes tienen en el imaginario pueden decidir.
Si hace o no hace cambios el gobernador Carlos Joaquín será de acuerdo a su criterio y a lo que considere mejor para el Estado y cuáles son los tiempos de mando, no porque Martínez Arcila, Emiliano Ramos, Mayuli Martínez Simón, Fernando Zelaya y todo el kínder lo decidan.
Los antes mencionados como el resto de panistas y perredistas estropean la labor al querer seguir llevando el banderín del “Cambio” cuando tienen mañas partidistas bien aprendidas, políticos mustios, ambiciosos con complejos de poder.
Quisieron tomar el papel de inquisidores, evaluadores y hasta los que solapan el gabinete, cuando los primeros en evaluarse y separarse del cargo si tuvieran tantita vergüenza deberían ser ellos, los diputados de la Alianza UNE, los traidores a Quintana Roo.
EN EL OJO DEL HURACAN
Nuevamente se pone a prueba la organización, logística y operatividad del Comité Especializado en Fenómenos Hidrometeorológicos ante el inminente paso de la Tormenta Tropical “Nate” del Caribe por las costas de Quintana Roo.
Muchos cabos sueltos y falta de coordinación e información de algunos miembros del comité durante la tormenta tropical “Franklin” el pasado mes de agosto originaron ausencia o confusión en la información que debe llegar a todos los ciudadanos, principalmente de los municipios que serían afectados.
Durante la transmisión en redes sociales de la sesión de comité la tarde de este jueves que presidió el gobernador del Estado Carlos Joaquín González se hicieron de manifiesto varios comentarios de los ciudadanos, lo cual lleva a dos vertientes.
Mucho desconocimiento ciudadano en cómo opera el Consejo Estatal de Protección Civil y el Comité de Huracanes, cuál es protocolo a seguir lo cual tuvo como resultado en hacer crítica del por qué se sesiona, el por qué se hizo desde Cancún, ignorancia de sí es una tormenta o huracán y las medidas de seguridad que conllevan.
Lo mismo la intensidad, consecuencias y diferencias entre alertas y escalas y qué autoridad tiene la responsabilidad de dar indicaciones precisas; conocerlo es también responsabilidad de los ciudadanos preguntar, leer, aprender, información que se encuentra a facilidad.
Los ciudadanos que residen en Quintana Roo tienen la obligación de tener cultura de huracanes y conocer a plenitud la parte teórica y práctica, no es válido solo hacer crítica y emitir comentarios llenos de desconocimiento.
Por otra parte en municipios con población de arraigo conocen en su mayoría los términos y les son familiares las recomendaciones, al tener conciencia estamos año con año, expuestos a estas eventualidades climatológicas.
Sin embargo en la entidad hay una población flotante que nunca se había enfrentado a una contingencia climatológica, ahí es responsabilidad de la autoridad local y estatal dotarle de la información necesaria, en este caso a través del medio oficial de comunicación.
Desafortunado se hayan eliminado espacios que nutrían de información y hacían de conocimiento a la población de las medidas necesarias a tomar con anticipación, siendo preventivos, tan desconocido está el tema y protocolos que están demás los aplausos después de cada sesión ni al caso, no es evento político sino informativo.
LO QUE LAS COPETUDAS CUENTAN
Mucha molestia causa para trabajadores principalmente, que se les nieguen incapacidades a quienes están infectados por el virus de la conjuntivitis que ha afectado a un porcentaje alto de la población quintanarroense.
A esto se suma que en algunas dependencias como la Secretaría de Educación están obligando a trabajadores de algunas áreas a asistir a laborar aun con la infección o solo aceptando tres días de descanso médico.
Lo anterior resulta grave y negligente al exponer a quien ha evitado a toda costa contagiarse tomando medidas de higiene y contacto o en su caso recaer en el contagio sin ponerle fin a la dolencia.
Acciones de este tipo son una causante para seguir proliferando el virus y se rebase la capacidad de consulta y atención por parte del sector salud. Como dijera la tía Jovita: “La Salud no tiene precio y el que la arriesga es un necio”.