Las redes sociales se han convertido en las plataformas ideales para informarnos al momento de lo que ocurre en nuestra ciudad, país y el mundo; nos proporciona facilidad para comunicarnos, comprar, vender y trabajar.
Sin embargo, también se ha convertido en el nuevo campo de batalla, en el canal idóneo para difundir la desgracia social, el sufrimiento y con ello la indiferencia de quienes la divulgan.
En el ciberespacio hay infinidad de actos violentos, asesinatos y muertes que en algunos casos conmocionan pero también divierten a los usuarios.
Hace unos días fuimos testigos a través de las redes sociales del fallecimiento de un hombre en Cancún luego de ser apuñalado, el testimonio visual nos dio segundo a segundo la crónica de su muerte sin que nadie hiciera nada por salvarle la vida.
De manera reciente en el tramo carretero Felipe Carrillo Puerto- Tulum se registró un accidente automovilístico, los presentes estuvieron más ocupados en registrar a beneficio de sus seguidores cómo se incendiaba la unidad.
Esto sumado a la rapiña que se dio en el lugar, ya que la gente que no solo fueron mirones sino rateros, ya que en vez de ayudar a la gente que se accidentó, estuvieron más atentos en robar la carga que traía el tráiler.
El robarse en este caso leche en polvo que transportaba el tráiler tuvo más la atención de la gente que el ayudar a salvar vidas humanas, o sino por lo menos respetar los cuerpos ahí tendidos antes que cual buitres carroñeros sacar ventaja de esta lamentable situación.
Nadie se inmutó ante lo ocurrido, lo prioritario fue grabar la tragedia, pasar de ser espectador “a informador”. El tiempo es vital en incidentes de este tipo y mientras alguien se debate entre la vida y la muerte, otro a pocos metros se convierte en “reportero”, dos minutos de fama en Facebook o Youtube valen más que una vida; vicios y costos de querer ser “comunicadores urbanos o ciudadanos”.
El acceso a la tecnología ha generado escasez de responsabilidad, fomentado la insensibilidad y actitudes mecanizadas, ahora está de moda grabar y publicar, con ello no censuro el que los ciudadanos den testimonio de hechos pero nunca debe estar por encima de preservar la vida, si tiene oportunidad de hacerlo.
Insisto, no se trata de reprimir, el objetivo es aprender a ser responsable en el manejo de redes, en el uso que se les dé para no perder el respeto hacia los demás.
La frialdad de preferir usar un celular para grabar que para llamar pidiendo ayuda, propicia actos de negligencia criminal e inescrupulosas acciones.
LO QUE LAS COPETUDAS CUENTAN
De risa y pena fueron las declaraciones de la recién nombrada líder de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) en Quintana Roo, Susana Hurtado Vallejo quien dijo que su corazón late como burro sin mecate por ser candidata a la presidencia municipal de Benito Juárez.
A palabras de la ex legisladora, ésta considera que la mejor alianza para las futuras elecciones es la que conformen el Partido Verde Ecologista y el Revolucionario Institucional pero con una nueva directriz de mando.
Y esta consiste en que la candidatura sea en esta ocasión para el PRI y para una mujer y quién mejor que ella que cuenta con trayectoria política.
Es decir, a la iluminada idea de Susy, el Verde ecologista debe hacerse a un lado del bastión Cancún y Remberto Estrada debe considerar que Susana Hurtado lo merece.
Se nota que a Doña Susy, las candidaturas y las suplencias le han sido regaladas como ella ha regalado calzones. COMO DIJERA LA TIA JOVITA: “La suerte del verde que posea, el priísta la desea”