No hay cosa más extraña que tener en la cabeza un desprecio por las ideas políticas o culturales de los demás y sobre todo cuando estas ideas tiene que ver más con el pensamiento político de izquierda o de oposición y es atacado desde la estructura cognitiva de la derecha.

La mayoría de los mexicanos no tiene una noción real de lo que la izquierda representa inclusive la gran mayoría de los que se dicen de “izquierda” en realidad ni siquiera lo entienden y mucho menos practican el concepto.

Hemos sido bombardeados por la derecha y la ultraderecha aprovechando los medios al servicio del poder, para menospreciar a quienes tenemos un pensamiento que va en contra de lo establecido, de lo impuesto, rebelde hacia quienes lo controlan todo principalmente para su beneficio personal y haciéndole creer a esa clase media con aspiraciones color de rosa basadas primordialmente en lo económico, que vive de la manera “correcta” atendiendo los llamados del poder de los pocos que lo controlan para el beneficio de estos, porque una manera de ser “chairo” es creerse emprendedor, ejecutivo o empresario cuando no se tiene una empresa, ni marca, producto o empleados que trabajen en ella.

¿Qué es un chairo?

Según lo que recojo del lenguaje cotidiano de los mexicanos, la asignación de “chairo” es para aquel que sueña con una estructura política, social y cultural con características utópicas es decir, cualquier ciudadano que crea que puede cambiar una parte del mundo que lo rodea y hacerla linda para ellos. En pocas palabras es aquel individuo que se hace chaquetas mentales de cómo deberíamos actuar y pensar los que lo rodeamos, para bien o para mal.

Los clasistas de derecha

La clase media que vive trabajando para los ricos del país, y que perciben sueldos relativamente decorosos gracias a un esfuerzo que reside principalmente en su educación universitaria que es producto del esfuerzo de sus padres comúnmente y no al personal, y que en su mayoría sólo sigue protocolos y cánones laborales sin desarrollar ningún tipo de esquema o idea para mejorar la competencia, esos son exactamente los que subestiman a los “chairos” sin darse cuenta que gracias a ellos, sus vidas hoy son como las tienen.

Un ejecutivo de 35 años instalado en la clase media de la ciudad de México con maestría, que maneja un Mini Cooper entre semana para llegar de su departamento en la colonia condesa a su oficina en Santa Fe, que utiliza en sus viajes cortos su bicicleta para ir al restaurante vegano,  pasear a su perro de raza única (corriente pero bañado) o simplemente al súper para comprar frutos importados, y que se declara feminista, orgulloso panista, amante de los viajes y la naturaleza, no tiene la menor idea que todos esos conceptos llegaron a la estructura de su pensamiento y vida cotidiana gracias a uno o varios “chairos” que lucharon desde la izquierda o la rebeldía, oponiéndose a lo establecido para que plantaran más arbolitos en su colonia y no muriéramos por el asfixiante smog, otros chairos buscaron la manera de no comer vaquitas, pollos o cerditos y evitar su sufrimiento por lo que se volvieron vegetarianos o veganos y lucharon para que los circos no explotaran a los animales, también ese tipo de chairos y chairas lucharon para que las mujeres tuvieran la equidad de género que tanto habían buscado, inclusive esos chairos en los años 80s cuando la economía de México era cerrada y no existía el libre mercado, buscaron utópicamente abrir las fronteras a las marcas que hoy todos los clasistas de derecha consumen, gracias a estos chairos tecnócratas de la economía de libre mercado, hoy muchos han podido inclusive estudiar en el extranjero y trabajar fuera del país. Esos malvados chairos también, buscaron romper los protocolos de indumentaria laboral y se rebelaron contra el sistema acudiendo a trabajar con ropa de calle y en “bicla” (bicicleta), y sin rasurar porque estuvieron en contra de los estereotipos.

Claro hay también chairos sumamente imbéciles con ideas totalmente adulteradas y con una gran carga de ignorancia que no han pasado de perico perro, pero también hay muchos que critican al grupo chairo y que tienen ocurrencias totalmente nefastas o utópicas y están en las dirigencias de los partidos de derecha y ultraderecha.

Ya para terminar esta columna totalmente chaira, les dejo mi idea chaquetera de hoy

“Por cada millón de pesos que un servidor público o político desvíe, utilice para su beneficio personal, de sus familias y/o amigos, se lo clave y lo lleve a sus cuentas personales comprado bienes o utilizándolo en ropa o viajes, deberá pasar 37 años en la cárcel”, que es el equivalente aproximado a un salario mínimo ahorrado durante ese tiempo.