Es bien sabido que el ícono de la danza clásica o el ballet como comúnmente es llamado este tipo de danza, son las puntas. La mayoría, sino es que todos lo bailarines, hemos escuchado en diversas ocasiones cuando preguntan: ¿Eres bailarín de ballet? ¿Te paras en puntas?; al igual que el tutú, las puntas son un elemento inconfundible y el símbolo de la danza clásica, por lo que es importante conocer cómo se fueron desarrollando estas zapatillas y saber el arduo trabajo que implica el uso de éstas.
Su antecedente data del ballet Céfiro y Flora de 1796, de Charles-Louis Didelot, donde los bailarines se paraban sobre las puntas de los pies al ser sostenidos por alambres, sin embargo, el uso de las puntas refrozadas (en los primeros tiempos del ballet clásico no existían las zapatillas de punta, por lo que las bailarinas rellenaban las puntas de los zapatos con algodón) se dio en el siglo XIX, con el auge de los ballets románticos, siendo la bailarina María Taglioni quien las utilizó por primera vez, pues su padre las fabricó para ella, el objetivo de estas zapatillas, era alcanzar el máximo refinamiento y sutileza de movimiento para simular seres etéreos, hadas, espíritus, espectros, etc., que eran protagonistas en los ballets románticos como “La Sílfide”, “Giselle” entre otros. Tiempo después, su uso se generalizó para todas las bailarinas y en la actualidad se utilizan para la representación de todos los ballets clásicos.
Pero…¿Qué son las zapatillas de punta?, son zapatillas fabricadas en diferentes tipos de materiales como el cuero o el satén y normalmente llevan un soporte interno de yeso o madera para que permita a la bailarina realizar el balance en la punta de los pies, a diferencia de las zapatillas de media punta (zapatillas suaves).
Dentro de la formación dancística, el uso de las puntas se comienza años después de que las alumnas han tomado sus primeras clases de ballet, generalmente en el 2do o 3er año, esto es dependiendo también del proceso de cada quien, sin embargo es muy importante tener una sólida formación para poder usar por primera vez las zapatillas puntas, ya que de lo contrario el riesgo de lesionarse es total, puesto que detrás del trabajo de puntas, hay un gran esfuerzo físico y técnico por parte de la bailarina y un arduo entrenamiento clásico en conjunto con sus maestros.
El proceso de adaptación para utilizar las puntas al inicio, es algo fuerte y hasta se podría decir doloroso para las bailarinas; pero una vez que se ha adquirido la técnica correcta, suele convertirse en algo habitual para ellas, además de que las zapatillas ya se han amoldado completamente a sus pies. Es importante destacar que cuando se van a utilizar las puntas por primera vez hay que evitar hacerlo sin la supervisión de un maestro/a, ya que esto podría traer graves consecuencias, como lastimarse el pie, doblarse el tobillo, lesionarse la columna, etc., es fundamental pedir ayuda sobre qué zapatillas es recomendable comprar, cómo amarrarlas correctamente para evitar lesiones y que se haga un uso adecuado de éstas. La sensación que se busca con las zapatillas de punta es la de movimientos en constante crecimiento, de apenas rozar el suelo, como si se flotara, de no hacer ruido al caer de un salto y que los pies se vean con un buen trabajo técnico debido a la dureza de las zapatillas.
Actualmente, existe una gran variedad de puntas y marcas, por lo que es importante poner mucha atenci,quirido la técnica correcta, a itar lesiones y que se haga un uso adecuado de punta. vez que ya se han comprado, los protectorón y tomarse el tiempo necesario para elegir la mejor opción, la que se adapte perfectamente a tu pie y no lo maltrate ni lo lastime, al contrario, te permita realizar un buen balance, es importante tener en cuenta que cada cuerpo es diferente y debemos personalmente evaluar todas las opciones para evitar que más allá de que nuestras zapatillas nos ayuden a mejorar nuestra técnica y manera de bailar, nos lesionen o nos hagan sentir inseguridad.