No sé si tuvo oportunidad de ver el espectáculo de ayer intitulado, transferencia de una secretaría de estado (la SHCP), en donde el secretario Osorio Chong, y el hasta entonces secretario de Desarrollo Social, Meade, despidieron de la oficina de los dineros a Luis Videgaray. Qué caras de los dos primeros, qué discursos, necesariamente sí cimbró al PRI el ajuste del gabinete de Enrique Peña Nieto, en mi mente durante lo que duró el evento sonaban violines.

Se dice que esta decisión de Enrique Peña Nieto fue tomada por propia petición del secretario Videgaray, para “no abrirle más frentes”, responsabilizándose del fracaso del proyecto “Visita de un Payaso”, en donde el candidato gabacho a la presidencia Donald Trump, vino a nuestro país. O sea, Videgaray asumió el costo político de una decisión que abrió un boquete en la administración de Peña Nieto. El secretario Videgaray es muy, demasiado capaz, pero errar es de humanos.

 Ayer casi se las creó, Peña Nieto triste porque le aplicaba la guillotina a su amigo, ahí no me sorprende, luego Meade casi se pone a llorar, tampoco me sorprende, pero al Secretario de Gobernación parecía que le habían matado a un pariente, y ahí es donde se me hizo incomprensible. Resulta que se puso muy triste Osorio Chong porque perdió a un rival más que serio para consumar sus aspiraciones presidenciales. No me la creo, ni de Osorio Chong ni de Videgaray, y mucho menos cómo se dio el enroque, el cual terminó posicionando a un operador político en la Secretaría de Desarrollo Social.

Que de la lectura se desprende que Meade ha dado el salto del delfín, probablemente, pero y ¿Videgaray?, en política no hay muertos, y menos cuando son capaces, ostentan y compactan funcionalmente gran cantidad de poder entre unos cuantos. Se me ocurre preguntarme a mí mismo: ¿Por qué este grupo de priistas tendría que cambiar sus estrategias y su forma de hacer política cuando la manera como lo hacen los llevó a lograr la presidencia de la república y el control del país? ¿Por un linchamiento masivo en redes sociales?

Todos reconocen la capacidad de Luis Videgaray, pero todos lo están matando y ahí no hay coherencia porque en política no hay muertos, lo más interesante es que el mismo Videgaray asume una postura de muerto, o sea, se anda tirando al piso. No me la creo, no me la creo y no me la creeré, porque aparte de que la crisis de credibilidad que atravesamos hizo metástasis, o sea explotó y ello trae como consecuencia que el PRI ha perdido la presidencia de la república en 2018, más de un especialista coincide con esta realidad, no, no me la creo porque no se van a quedar cruzados de brazos y tienen tantos que parecen pulpos.

El año que viene comienza desde enero o febrero “en teoría” otro proceso electoral, varios estados, el más importante la cuna priista del actual grupo que ostenta el poder, y el único y verdadero bastión tricolor por excelencia: el Estado de México. No es poca cosa, es el Edomex la verdadera joya de la corona electoral nacional, no obstante que no coincida con procesos electorales de otras entidades que acarrean hartos votos.

El PRI ha perdido la presidencia de la república y no hay nada que puedan hacer para revertirlo, la permanencia en el poder de esa entidad es más que estratégica, de conservarla eso haría más laxa y más sencilla la reconstrucción del tricolor, pero de perderla se encuentran en una verdadera crisis nunca antes vista y eso traería como consecuencia que ese proceso de reconstrucción rebasara incluso los 18 años. El escenario no es nada alentador, pero tratándose del Edomex, a los priistas no les espanta.

Cheque todo lo que tienen en contra: el PRI sumido en un señalamiento nacional de corrupción y de inoperancia; el presidente de la república en franca caída de percepción, de imagen y aceptación pública que amenaza con llegar a un solo dígito que afecta directamente a su partido; la más que probable candidatura de Josefina Vázquez Mota; una exitosa alianza entre PAN, PRD y lo que se acumule en las próximas semanas con bolsa garantizada; alta desaprobación local del PRI en los callejones laterales a la Ciudad de México, que es donde se concentra el voto, el corredor Este siempre ha sido botín panista; el Oeste, se ha pintado de amarillo y ahora muy probablemente moreno. ¿Complicado o no?

A todo el párrafo anterior sume usted que es uno de los estados de la República con más altos índices de corrupción y ni qué decir del tema de seguridad, con estratosféricas tazas de feminicidios, asaltos a transeúntes y en transporte público, extorsión, secuestro y necesariamente en donde conviven “armónicamente” más de un cartel del crimen organizado.

Bueno, pues con todo eso en contra, el PRI no perdería la gubernatura ni la totalidad del Edomex. Ojo al parche, el PRI ya perdió la presidencia de la república, pero jamás aceptaría perder ese bastión. Cuentan con casi todas las organizaciones corporativistas que han apoyado históricamente al tricolor y que es ahí en donde tienen la gran fuerza de sus redes y eso no es poca cosa.

Si los partidos de oposición (excluyendo al PVEM, Nueva Alianza el PES, y muy probablemente el PT) concretaran una alianza en contra del PRI con la figura de Vázquez Mota, o hasta Encinas o el que usted guste de algún partido “social demócrata o progresista”, eso no les garantiza el gane no obstante el escenario, tampoco se los garantiza una campaña negra de alto impacto en medios de comunicación tanto tradicionales o en redes sociales. Cualquiera que quiera ganarle el Edomex al PRI tiene que tener claro y aceptar que necesita librar una brutal y feroz campaña a ras de tierra, puerta por puerta, colonia por colonia, municipio por municipio, región por región.

Solo desde una brutal, funcional y precisa campaña de ese estilo se puede confrontar al tricolor en su bastión por excelencia, para poder romper su voto corporativo, para poder captar votantes que nunca votan. Pero eso condiciona a un modelo de compra de votos, acarreados y un sin número de accesorios que conocemos y que rechazamos abiertamente los que románticamente creemos en la democracia.

Si usted fue los que se espantó e indignó por los casos de compra de voto tanto en Veracruz como en Quintana Roo, solo por mencionar algunos, prepárese muchos litros de té de tila porque en  la próxima elección en el Edomex, verá lo nunca antes visto, se librará la madre de todas las batallas electorales, porque la oposición al PRI no puede dejar pasar esta oportunidad, y por orgullo, estrategia, funcionalidad y supervivencia, el tricolor no puede perder ese estado.

¿No me cree? Próximamente en cines, canales de tv, estaciones de radio, y muchas páginas web, sin mencionar Chalco, MiNezota, Ixtapaluca, Los Reyes la Paz, Chimalhuacan, Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Tultitlán, Cuatitlán, Cuatitlán Izcalli, Metepec, y muchos más.

Es ahí en donde veo a la figura de Luis Videgaray y como entiendo el enroque hecho en el gabinete y cantado quién sabe cuántos meses atrás. No, no me la creo que Videgaray esté muerto, por el contrario, más vivo que nunca, detrás de Enrique Ochoa para reestructurar y reorganizar de manera precisa al PRI como partido; de la mano del Secretario de Desarrollo Social Miranda, para operar estratégica, atinada y funcionalmente las elecciones en el Edomex, otros estados y obvio la presidencial, para hacer un efectivo y real control de daños.

No, no me la creo que Osorio Chong esté triste porque Videgaray “asumió el costo político de una mala estrategia, de una mala decisión”, a lo mucho está triste el Secretario de Gobernación porque con este movimiento, hoy más que nunca se ve limitado, debilitado y lejos de sus aspiraciones presidenciales, en mucho por el grupo que lidera Luis Videgaray.

¡Qué coincidencias! Toda la historia de la humanidad hemos sido testigos de la fascinación de crear chivos expiatorios, tanto de medios como de seres humanos, en más de las veces, esos chivos son leones, aunque como ya sabemos, el león no es como lo pintan aunque crea que todos son de su condición. Sea feliz.