¿Cuándo llegará el Mesías? Nunca. Pero desgraciadamente en la sociedad de consumo mexicana seguimos reproduciendo el mismo círculo vicioso, esperamos que llegue un hombre o una mujer que envestido como Presidente de la República acabe con la corrupción, con la pobreza, con las injusticias, con todos los males instantáneamente, y de no poder hacerlo, pues hagamos que renuncie, para que llegue otr@ que sucumba a las condiciones del consumo que lo determina todo (su lógica y su ética son esas condiciones), y muy particularmente al efecto hipnótico que tiene el internet y las redes sociales en todos nosotros y que consiste en amputar nuestro sistema nervioso central, proyectándolo para que en esta plataforma “vivamos y sintamos la democracia”.

Ante tal realidad, el que Enrique Peña Nieto (o el que a usted le parezca mejor) renuncie, solo multiplicaría todo lo malo en este país a dimensiones insostenibles, con costos aún mayores de los que ha dejado este mal gobierno, o los anteriores y de contarlos y recordarlos se me acaba la columna. No, no existen condiciones ni sociales ni institucionales en México para (por el momento) remover a un presidente, y nunca existirán si seguimos esperando que un “Mesías” lo solucione todo.

Muchas voces aclaman lógica y más que justificadamente que no podemos permitir que el actual gobierno siga sepultando nuestro país, que dos años son muchos para esperar a que podamos elegir a otro presidente, y luego entonces removerlo, esa no es la salida a la vista de la realidad ineludible y a nuestra cruel y lacerante historia. Entonces la pregunta aparece: ¿Cuál es la solución?

Comenzar a vivir realmente la democracia y no desde la comodidad de un teléfono celular o una computadora, sino participando activamente en la acción de gobierno desde ya. Esas mismas voces que piden la renuncia del presidente de México y advierten que dos años son muchos para llegar a una nueva transición, OMITEN anunciar que el contrapeso lógico e INSTITUCIONAL para detener, acotar y comenzar a enmendar el camino de la actual presidencia de la república (o sea ya en caliente) se encuentra en el CONGRESO DE LA UNIÓN. Qué coincidencias, muchas de esas voces son LEGISLADORES.

Acotando y OBLIGANDO A NUESTROS LEGISLADORES a someterse a la voluntad popular, a los sentimientos de la nación, encontraríamos un doble remedio a la situación actual y a las peticiones de “renuncia”, encontrando la real y funcional democracia, haciendo efectiva y funcional nuestra política de consumo y no seguir reproduciendo una política consumista. Una acción de ese calibre es y será más funcional, práctica y barata, pero además nos pone de lleno a vivir la democracia y sin pensarlo, a vivir un VERDADERO NUEVO COMIENZO, sí, sin necesidad de esperar 2 años. O sea, ¿cómo?

O sea, tanto nuestros diputados federales y senadores son entes o productos que hemos contratado y que ostentan tremenda marca (además de un insulso salario que fue impuesto por ellos mismos), pero ello no quiere decir que se deban a sus partidos, a sus bancadas. Esos legisladores son GOBERNANTES de sus DISTRITOS, dependen de sus electores, de sus gobernados y luego entonces de las necesidades de todos ellos, de todos nosotros.

La suma de diputados federales y senadores dan forma al Congreso de la Unión, dotado de todas las facultades para DETENER, MODIFICAR O RECTIFICAR a los malos gobiernos. Son el contrapeso y la vía para detener a cualquier presidente.

Ejemplo. ¿No le gusta a usted en que se van a gastar los miles de millones y millones de pesos del presupuesto del próximo año? Modifíquelo, si el presupuesto, si usted, haga el presupuesto del próximo año, póngase de acuerdo con sus vecinos, los del mismo distrito, ya de acuerdo, presénteselo a los de los distritos circundantes, y luego con todos los demás. Luego de lo resultante cada quien en su distrito IMPONGALE dicho presupuesto tanto a su diputado federal como a su senador, dichos políticos consumistas están para acotarlo, subirlo a tribuna y aprobarlo, ojo al parche, NO ESTAN OBLIGADOS.

No estimado lector, usted no está para saberlo pero yo sí estoy aquí para contárselo, NO EXISTE en ninguna legislación nuestra e incluso internacional, ningún artículo o ley que OBLIGUE a un diputado, senador, alcalde, presidente municipal, gobernador, presidente de la república, o sujeto de cualquier elección popular a hacerle caso a usted, a mí o a TODOS. ¿Qué extraño no? ¿Por qué será el caso?

Hay experimentos, como el caso de los referendos o referéndum (incompatibles con la era de las sociedades de consumo), pero no es lo mismo, además no se podrían hacer referendos de todas las decisiones, nunca acabaríamos y qué coincidencias, tenemos el ejemplo del BREXIT o el reciente caso de Colombia, en donde (con todo y abstencionismo) la gente no quiere la paz, quiere seguir sosteniendo una guerra.

Acá hablamos de otra cosa, hablamos de IMPONER la voluntad del gobernado por medio de los canales institucionales existentes y (gran paradoja) disfuncionales para convertirlos en funcionales y ejercer la democracia realmente, vivir una real política de consumo y no consumista, no obstante que los legisladores no estén obligados a hacernos caso, porque tenemos dos herramientas fundamentales para lograrlo.

Primero, la típica, de si no nos haces caso, pues jamás volvemos a votar por ti ni por tu partido para ningún cargo de elección popular.

Segunda, la acción directa. Todos los legisladores tanto diputados como senadores tienen oficinas de enlaces, es ahí a donde hay que llevarles la acción a imponer, de buscarlos y SOMETERLOS racional y pacíficamente a que ejerzan la voluntad de ese distrito.

Si dicho legislador se le esconde, seguro tiene una casa, o varias, entonces habría que buscarlo para que pacíficamente a punta de “cazuelazos” no los deje usted dormir hasta que le hagan caso, o de plano, pues uno sabe donde trabajan para ir a buscarlos y aplicar el mismo remedio y trapito. No los linche ni los golpee, no hay necesidad, basta con un simple, enérgico, constante y asertivo plantón para que entren en razón.

Así las cosas, la funcional e hipnótica plataforma del internet con sus redes sociales y sus ya interminables paginas de cambios, peticiones o “movimientos sociales” nos servirá para amplificar y apuntalar un verdadero movimiento, horizontal y democrático. No los memes, no los tweets, no los boots, no los trending topics, no los ciber linchamientos y tampoco las marchas reales o virtuales, aunque todos tengamos el soberano derecho de ejercerlos, con sus legales restricciones.

No existe otra forma en la era de las sociedades de consumo de vivir la democracia, puesto que una de las características fundamentales de dicho “sistema” obliga a erradicar y desechar todo lo malo, todo lo corrupto, o sea, las prácticas consumistas, para vivir plenamente el consumo y sus placenteros efectos. Incidir activamente en las acciones de gobierno es un requisito FUNDAMENTAL e INELUDIBLE para CUALQUIER sociedad de consumo.

Parece suena y se lee UTÓPICO, pero eso de la utopía se le quita HACIENDOLO, por eso se le llama ACCIÓN DIRECTA. Seguir pidiendo renuncias es seguir regenerando un histórico mesianismo que nos tiene aquí en donde estamos, pero además, sigue envolviendo en un manto de IMPUNIDAD a nuestros gobernantes, un manto que tejemos y con él los envolvemos nosotros mismos.

Qué coincidencias, lo planteado aquí deja más que claro que el “sistema” o modelo a seguir para poder acceder a la etapa o era de las sociedades de consumo fue y es el FEDERALISMO, no el CENTRALISMO y/o/u otros derivados, no fue posible haber podido llegar al clímax del consumo con algún otro híbrido o singular ocurrencia. De seguir inhibiendo al federalismo u obstaculizarlo o someterlo a experimentos, jamás encontraremos la salida a nuestros problemas y nos aniquilarán otras sociedades de consumo, si no es que antes lo hacemos nosotros mismos.