El tema que reventó Carmen Aristegui, la mejor periodista de este país, el pasado domingo vía You Tube en donde exhibe el plagio en que incurrió el presidente Enrique Peña Nieto al elaborar su tesis, para no variar se ha llevado todos los reflectores, marcó la agenda a seguir y necesariamente estoy convencido de que no le queda mucha cuerda al tema aunque lo parezca.
El plagio en el que incurrió Peña es imposible tratar de negarlo, así lo determinan tres pruebas fehacientes. La primera, pues la más poderosa, la DOCUMENTAL, la tesis en donde se muestra el hecho; la segunda, el reconocimiento de uno de los afectados, el profe Enrique Krauze, y la tercera, las declaraciones que hizo para W Radio el asesor de dicha tesis, el magistrado Guerrero. Es también obvio que se trata de una ofensiva de carácter personal de la periodista hacia Peña Nieto y necesariamente está si no total, parcialmente descontextualizado el reportaje, sin mencionar que se trata de un asunto personal, lo que le resta credibilidad. Tranquilos, vayamos por partes.
El simple hecho de haberse detectado párrafos completos de otras tesis o trabajos intelectuales sin sus respectivas comillas, notas bibliográficas al pie de página o específicas al final del documento, e incluso la mención dentro del texto como lo señala Enrique Krauze ya hace indefendible el hecho. Ahora bien, pudiera haber habido situaciones que eximieran de responsabilidad al presidente, como que por ejemplo esas comillas no se transcribieron correctamente, pero, ¿y las notas al pie de página? ¿Las notas específicas al final del documento? ¿Las menciones o especificaciones dentro del documento? No obstante que estas tampoco se encuentren de forma ESPECIFICA, podrían seguir generando dudas al respecto para algunos.
Desgraciadamente, para Enrique Peña Nieto lo que lo sepulta por completo son las declaraciones de su asesor de tesis, el Magistrado Guerrero, quien garantiza que las comillas, notas y demás especificaciones de los párrafos utilizados sí estaban en el borrador, aunque no lo podemos constatar porque dicho borrador pues ya no existe y no hay copias. Qué mala suerte tenemos. ¿Por qué incrimina totalmente esta declaración a Peña?
Pues porque resulta que ni Enrique Peña ni su asesor de tesis volvieron a leer el documento cuando les fue entregado por la imprenta, o sea, Peña no revisó que el trabajo de impresión por el cual pagó se lo hubieran hecho correctamente. Y el ASESOR de dicha tesis tampoco volvió a revisar el documento como era su OBLIGACIÓN para saberse que estaba bien el trabajo o requisito de titulación. Se comete la falta por omisión. Tan Tan.
Pudiera alegarse que se detectó que el documento estaba mal impreso y que hizo notar a los sinodales o comité de titulación, o sea, los profesores o académicos que le hicieron el examen profesional a Peña Nieto que la imprenta hizo mal el trabajo y que por la premura pues se optó por ya no exigir una reimpresión, luego entonces, tanto en los ejemplares de dicha tesis como el protocolo o acta del procedimiento de titulación debiera existir una FE DE ERRATAS o alguna nota que hiciera mención de dichos eventos. Aunque aparezca en el procedimiento de revisión que próximamente hará la Universidad Panamericana, pues ya no se va a creer porque no lo hizo notar en su momento y sus declaraciones el magistrado Guerrero.
Por ahí va a terminar el asunto, en que se hará una revisión de la tesis y el proceso de titulación y aparecerán algunas, sino es que muchas declaraciones, o notas o fe de erratas y pues Enrique Peña quedará exculpado. En el peor de los escenarios se hará notar que si existe un plagio, que no fue totalmente culpa del “autor” y lo amonestarán, más ni pensarlo.
Por la lejanía del asunto, más de 25 años, no hay delito que perseguir, probablemente este ya expiró, además de que para iniciar un procedimiento penal o administrativo se incurriría en eso, un tecnicismo que aplique un sobreseimiento del asunto. Civilmente me parece que sí habría materia, pero ya quiero ver quiénes de los afectados por el plagio van a demandar al Presidente de la República.
Ese final no exculpa ni quiere decir que Peña Nieto no incurrió en un acto inmoral, no ético y un delito. Parecería que soy muy inquisidor, pero tengo que recordarles que las personas que han sido señaladas por este tipo de asuntos siempre son brutalmente juzgadas y castigadas, el plagio en el ámbito académico o intelectual es imperdonable no obstante que muchos, pero muchos, incurran en él. Antes de abordar esto, revisemos qué fue lo que le restó credibilidad al reportaje de la Miss Carmen Aristegui.
Primero, que lo anunció con bombo y platillo. Cuando hizo el llamado para que estuviéramos atentos al reportaje, se excedió no solo por el hecho de avisar el golpe, sino porque lo lució. Si Carmen Aristegui no hubiera anunciado el reportaje, lo hubiera publicado como sorpresa entonces si hubiera tenido menos margen de rechazo por muchos pero muchos cibernautas y personas interesadas (y no) en dicho trabajo periodístico.
Segundo, que dicho reportaje ya se presenta en un asunto de carácter PERSONAL entre Aristegui y Peña Nieto, y esa categoría obviamente no se la adjudica el presidente de México, sino la propia Carmen, quien en más de una ocasión ha declarado que es víctima de censura y represión. Pero por si eso no le fuera poco, está la parcial o casi completa descontextualización del reportaje, que evidencía dicho problema personal y le resta punch y credibilidad, no solo al trabajo, también a Carmen, o sea, ¿cómo?
O sea, que mucho del escándalo y la reacción al plagio de Peña es porque muchos nos quejamos que era poca cosa, yo lo hice, en dos sentidos. Cuando Aristegui nos presentó el trabajo de la “Casa Blanca” dejó la vara muy alta de cómo se deben presentar dichos trabajos, este reportaje del plagio no tiene ni remotamente la misma calidad. Pero además lo descontextualiza por el afán de tirar a la cabeza del mandatario. Efectivamente, el plagio en nuestro país es una constante, un uso y costumbre, esto no tiene por qué minimizar el asunto, lo que minimiza el reportaje es precisamente que hace mención a una práctica generalizada en nuestro país de usar las ideas de otros. Pero además…
Usted no está para saberlo, pero yo aquí se lo cuento, en noviembre de 2015, el gobierno federal por medio de alguna de las dependencias de la SEP, contrató los servicios de una empresa británica con sede en la ciudad de Newcastle, para que fuera el proveedor de un sistema anti plagio. El contrato ronda por un dólar menos a los 10 millones de billetes verdes. El servicio consiste en proveer de un sistema que prevenga y detecte el plagio.
Se contrató este servicio por la muy recurrente y escandalosa cifra de plagios detectados en las últimas dos décadas, mucho de esto se debe a los buscadores en internet y la utilización de nuevas tecnologías, además que siempre ha sido una práctica generalizada. A dicho proyecto y plataforma se sumaron prácticamente todas y cada una de las instituciones de educación media superior del país, ¿quién cree que no firmó el acuerdo y se sumó a la plataforma? La UNAM.
Es tan escandalosa la cifra y los actos de plagio y corrupción académica que sumarse a ese sistema evidenciarían la podredumbre que es nuestro sistema de educación superior, muy particularmente la UNAM e incluso, buena parte del sistema de investigadores del país. Esa fue la razón (que se filtró) para no sumarse a dicho proyecto de protección a las obras académicas.
El plagio va de la mano de la explotación de jóvenes estudiantes, docentes y autores reconocidos, por personas que hoy en día ostentan cargos académicos y ganan millonadas como “investigadores”, “personal académico” o “profesores de tiempo completo”, DELICUENTES que presumen algo que no son. El plagio va de la mano con contratar asistentes, ayudantes adjuntos y jóvenes estudiantes bajo la promesa de que algún día serán parte de esa “clase académica”. El plagio va de la mano de la explotación sexual y moral de estudiantes y profesores. El plagio va de la mano de la SISTEMÁTICA violación de DERECHOS HUMANOS Y UNIVERSITARIOS.
Eso es lo que calienta, lo que lacera, lo que hiere. Que no obstante que se denuncia a nivel académico y público estos eventos, nada cambia, todo empeora.
Eso es lo que no consideró Carmen Aristegui en su reportaje, por lo que le reclame vía twitter. ¿Por qué no lo consideró? Pregunte usted al profe Enrique Carpizo su vivencia acerca del tema del plagio, pregunte usted al profe Ernesto Villanueva que valientemente ha denunciado casos de ese tipo. ¿Cuántos periodistas no lo han hecho? ¿Cuántos casos no conocemos? Desgraciada y lamentablemente el plagio es una práctica generalizada, una tradición en nuestro sistema universitario y académico.
Si Carmen Aristegui no CONTEXTUALIZÓ su reportaje debidamente es porque ese problema personal con Enrique Peña Nieto ya comienza a afectar su trabajo, la está haciendo perder la verdadera OBJETIVIDAD SOCIAL. Evidenciar esto de lo que escribo aquí es exhibir a muchos de los amigos de Carmen Aristegui y muchos más que no son sus amigos. Es un milagro que no hayan caído rectores, ex rectores, gobernadores y secretarios de estado, ya no tardan, es una mega bomba que va a estallar.
En ese contexto resultan más lacerantes aún las declaraciones del magistrado Guerrero, porque evidencian que los encargados de administrar justicia no leen correctamente las demandas que les llegan a sus tribunales y juzgados, y que a los estudiantes y pueblo en general se les aplica a raja tabla la ley, pero cuando son amigos, funcionarios o alumnos distinguidos se buscan pretextos, se aplica la ley a discreción.
¡Qué coincidencias! A principios de año me llamó una ex compañera de la FCPyS de la UNAM para saludarme y avisarme que tuviera cuidado, que me acusarían de plagio unos “amigos” y otros no tanto. CASUALMENTE (no causal) los acusadores son conocidos del Magistrado Guerrero y Carmen Aristegui. ¡Qué cosas no! Los sigo esperando, yo sí guardo los originales y la documentación de mis trabajos.
¡Más coincidencias! La columna de hoy en este regreso de vacaciones iba a ser sobre el ataque a otro connotado personaje de nuestra política mexicana y se la presento en la próxima entrega, quedó como anillo al dedo y será una atenta súplica.