Antes de que tronara el asunto del plagio de Enrique Peña Nieto, el tema sensación a discusión era indiscutiblemente la declaración 3 de 3 de Andrés Manuel López Obrador. Que si no la presentaba cuando se había comprometido a hacerlo, que si nadie le cree que no tiene bienes o los que tenía los heredó en vida, que si no declaró sus impuestos, que si mintió, que si se equivocó y total que lo que me llama la atención es el grado de SAÑA en los ataques hacia su persona y por el otro lado la vehemente defensa que se hace de su persona por sus fans y simpatizantes. Es muy grave este momento que atravesamos, el ambiente está sumamente polarizado y buena parte de nuestra sociedad de consumo reclama no solamente cabezas, sino mucha sangre.

Estuve preparando esta columna todo el periodo vacacional, tratando de ser objetivo y de separar las evidencias de las emociones, y me encontraba con muchas emociones de otros disfrazadas de evidencias. Hasta más o menos un mes de pronto cualquier cantidad de periodistas, columnistas, comentócratas, académicos, y los más acérrimos detractores de Andrés Manuel, no lo bajaban de estadista, de que lideraba las encuestas producto de su experiencia y carisma, que ya se le estaba pavimentado el camino y no sé cuánto elogió. Como lo escribí en su momento, a mí me parecía que esa estrategia no era para más que para dejarlo caer posteriormente, sino azotarlo inmisericordemente. Mire amigo lector, bien pronto ¡sopas perico!

Pasó de amado, querido y respetado, a nuevamente linchado, como se nos está desgraciadamente haciendo costumbre linchar a todos no importa el color del partido, la ideología, el discurso o la acción que hayan cometido. Una atenta súplica, dejen de molestar al pejito, ahora verán por qué les hago esta petición.

López Obrador no es santo de mi devoción, nunca lo será, no votaré nunca por él, yo no le creo que no tenga bienes y que los haya heredado en vida, tampoco le creo que subsista con 50,000 pesos mensuales, no creo en su proyecto alternativo de nación, ni en su república amorosa, pero, ¿qué pasa? La defensa que de él y su honestidad hacen gente PROBA, provoca la duda en mis juicios sobre Andrés Manuel. Y lo que apuntala esa duda casi definitivamente, es que no ha habido que yo sepa, ningún acusador que lo haya llevado ante un tribunal, mucho menos prueba o sentencia alguna que tengan carácter definitivo e incuestionable.

Nunca votaré por el peje, pero en este momento no lo haré por una razón fundamental que no había tenido antes y que se sobrepone por todas las demás: Andrés Manuel López Obrador, está enfermo y se le nota.

Los últimos spots que presentó Morena no me dejan mentir que se ve triste, desmejorado, no es esa voz dicharachera que convence o provoca la risa ya sea de simpatía o de burla. Pudiera ser una estrategia de que adoptara esa posición puesto que dichos spots hablan de que todo está mal y de que parece que no hay alternativa para el país y que esa alternativa es él. No es solo cansancio, no es solo estrategia, no solo es la edad. ¿Qué tanto está haciendo mella en él sus problemas cardiacos?

Coincidentemente en SDP Noticias apareció recientemente un video columna que analiza la imagen que proyecta y ha proyectado el peje, así como las recomendaciones a seguir. También se hace hincapié, se coincide en que Andrés se ve distraído, no se ve tan jovial, insisto, lo veo desmejorado y desgraciadamente está el antecedente de su enfermedad.

Podría decirse que se está atendiendo, que es disciplinado en su tratamiento, y que no es tan grave su padecimiento. Pero cuando alguien está comprometido del corazón por alguna enfermedad, el peor enemigo que se tiene es la edad. Andrés ya no se cuece al primer hervor. No puedo votar por alguien que presenta ese cuadro, mucho menos cuando el país atraviesa por la severa crisis que vivimos y que el mismo López Obrador reconoce, una persona cardio comprometida no puede ser sometida a tal presión.

Considere este escenario, el país se encuentra demasiado agitado, con un presidente débil en percepción y popularidad, si este presidente cae, o aunque no caiga termina su periodo en las mismas condiciones, ¿qué país le hereda al sucesor? ¿No el mismo pejito ya se pronunció de que arreglen las cosas y que se prepare la transición para que no dejen un tiradero? Supongamos que el sucesor sea Andrés Manuel, ¿si se nos pone mal?, ¿en manos de quién queda el país? Y aquí sí aplica la evidencia de que lo rodean muchos “amigos” o “malandrines” que se aprovechan de su figura y su amistad. ¿Si no puede seguir gobernando?

Entraríamos en una fase de periodos presidenciales inconclusos, que ya hemos vivido históricamente, que agravarían la crisis que vivimos, y que (otra vez) HISTÓRICAMENTE, lo único que han dejado es enfrentamientos y REALIDADES ADVERSAS sumamente profundas que ha nadie, absolutamente a nadie favorecen o convienen.

Ese binomio entre enfermedad cardiaca y edad, no son compatibles, amigables o llevaderas y manejables con la realidad que atraviesa el país. Contra esas dos cosas no se puede luchar, no se pueden “controlar”. Por esto fundamentalmente no votaría por él, y luego viene todo lo demás. No creo en su proyecto alternativo de nación, porque ya gobernó y no funcionó, y esa es una realidad con la que viven todos los días los habitantes de la CDMX, un larguísimo etcétera.

Reconozco en Andrés Manuel López obrador un político capaz con muchos asegunes. No comparto su visión, pero la respeto. Una de las principales bondades o características positivas en él es precisamente su capacidad de manejar los medios de comunicación y su imagen, luego entonces, esta etapa, este notable malestar no puede, jamás sería una de sus estrategias.

Para muestra un botón. Su declaración 3 de 3. Para mi gusto es un error forzado, que provoca la movilización de medios de comunicación en torno a su figura, o sea, se equivocó (para mi muy personal punto de vista que coincide con muchos otros) PREMEDITADAMENTE, para eso, para atraer los reflectores. Siempre ha manejado de manera impecable el escándalo en su beneficio, no obstante que le acarrea cualquier cantidad de negativos y que después le cobran factura. Ahí mismo tenemos un error que comete sistemáticamente, porque esos negativos no lo dejan crecer a la hora de la hora, o sea a la hora que votan por él.

Y el otro extremo. La respuesta a sus estrategias. Se le van encima como si verdaderamente fuera la encarnación del anticristo. Esto provoca que en las condiciones y momento que vivimos el país se polarice al máximo y como lo he repetido hasta el cansancio, ¿a quién conviene ese escenario?

Sume estos dos factores. Todos queremos cambio y tanto el peje y sus detractores, agregados culturales y sociedad de consumo en general seguimos adoptando las mismas conductas. ¿Cuándo va a llegar dicho cambio? Y el problema mayor es que ya no es sólo al peje al que se le trata así, sino a todos parejos. Cuidado, la crisis de credibilidad está llegando al tope, sino es que ya está dos rayitas arriba del tope.

Una vez más, una atenta súplica, ya dejen de linchar al pejito, ya dejémonos de linchar todos contra todos, cambiemos los discursos, cambiemos la actitud si es que verdaderamente queremos construir una nación más grande y verdaderamente funcional que la que ya tenemos. No estoy pidiendo que no se critique el momento histórico y a sus actores, solo que hay formas que no hemos explorado y que seguramente nos dejarían beneficios mayores al corto, mediano y largo plazo. El horno no está para bollos.

De todo corazón y sinceramente espero que el pejito se encuentre muy bien de salud, que solo se encuentre cansado, que esté pasando por un momento de bochorno, aburrimiento o algo trivial y eso, que sea algo pasajero, que su padecimiento cardiaco no lo aqueje. O sea, que sean puras figuraciones mías la imagen que proyecta.

¡Qué coincidencias! La próxima columna tratará de otro connotado político de consumo que está proyectando una imagen que en nada le beneficia a sus aspiraciones presidenciales.

FE DE ERRATAS. En la coincidencia anterior, PLAGIO, le platicaba estimad@ y amable lector (a) que en noviembre de 2015, el gobierno federal por medio de alguna de las dependencias de la SEP contrató un servicio anti plagio para el sistema de educación superior, afirmé que el contrato fue por un dólar menos que el equivalente a la cantidad de 10 millones de dólares y que la compañía a la que se contrató tenía su sede en Newcastle, Inglaterra.

El día de ayer se me hizo notar, cosa que agradezco enormemente, que la empresa contratada, no tiene su sede en Newcastle, Inglaterra, o Gran Bretaña, o Reino Unido, sino en la ciudad de Oakland, que la cantidad que comprende el contrato celebrado no es por un dólar menos de 10 millones de dólares, sino por el equivalente a la cantidad de 999,999 USD, o sea un dólar menos que un millón de dólares. Ya verifiqué y esto es correcto.

Valgan estos dos párrafos y esta fe de erratas para que después no se hagan los malos entendidos o se insinué siquiera que traté de tomarle el pelo a usted o a denigrar a alguien más. Se vale equivocarse, y hacerlo notar, pero rápido, para que muchos años después no se armen alborotos.