¿Para usted qué es una coincidencia? Puede que su respuesta sea algo casual que le ocurre. Necesariamente es una práctica común para todos el considerar que una coincidencia es una casualidad. “Por casualidad me encontré con un amigo de la infancia después de no verlo por 20 años. Fue una bonita coincidencia”. “Ayer que no tenía ni para el pasaje, salí de mi casa y me encontré por casualidad un billete de 50 pesos, qué bonita coincidencia”.

El diccionario Pequeño Larousse Ilustrado, define una coincidencia como: “Femenino, acción y efecto de coincidir, la coincidencia de dos figuras geométricas, sinónimos simultaneidad y encuentro, véase también coincidente y coincidir”. Buscando el significado del término coincidir en el mismo artefacto lleno de palabras, encontramos que: “Adjetivo… incidir en, caer, ajustarse, convenir o ajustar una cosa con otra, coincidir dos superficies geométricas, ocurrir varias cosas en un mismo tiempo, como el descubrimiento de América que coincide con la invención de la imprenta, concurrir dos o más personas en un mismo lugar”.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define una coincidencia como: “1.- acción o acto de coincidir; 2.- ocurrencia de dos cosas o personas a un tiempo…; 3.- Igualdad de formas, intereses, etc.”. La misma fuente define coincidir como: “1.- Ajustar una cosa con otra; 2.- Estar de acuerdo; 3.- Encontrar simultáneamente o casualmente a varias personas en un mismo lugar.”. Se define coincidente como: “1.- que coincide o concuerda con otra cosa”.

El debate se encuentra en sí una coincidencia es algo casual o espontaneo, o bien, una acción orientada por uno o más sujetos lo cual la convertiría y le daría un significado de algo en lo que se está de acuerdo y se busca por los sujetos, o el sujeto que interactúa (por ende interviene) en una determinada acción. O sea, si se dice que coincidimos en un punto de vista, la casualidad no tendría nada que ver, pues existe un significado, o muchos significados que entendemos y que nos orientan a coincidir, al coincidir elaboramos otro resultado u otra acción con un alto contenido de significación.

El psicólogo Carl Jung estaba determinado a estudiar científicamente este fenómeno. Sus investigaciones lo llevaron a construir el concepto de la sincronicidad. Para Jung, cuando se da una coincidencia nos encontramos con una acción que tiene un alto contenido de significación, lo cual nos lleva a pensar (en el caso de Jung) que no existe el azar, o la suerte y que son solamente nombres que le damos a procesos que no entendemos y que todo en el universo, incluidos nosotros, estamos conectados. Esto a su vez nos lleva a la idea de que existe siempre algo que mueve los hilos de TODAS las cosas que ocurren. O sea, todo está sincronizado, todo encaja.

Jung dice que consciente o inconscientemente (la mayoría de las veces de forma inconsciente) estamos permanentemente construyendo la realidad y modificando lo material y el espacio durante el tiempo. Cuando es consciente ese proceso es obvio que sabemos lo que hicimos y lo explicamos racionalmente. Pero que cuando no entendemos o podemos explicar cambios que observamos, esos cambios se debieron a una manifestación de los estados de ánimo de todos que al sincronizarse provocan el fenómeno que observamos, en resumen, nuestros deseos (las ideas) o sensaciones se conectan con las de los demás y determinan materialmente al mundo.

Así pues la cosa se acompleja, o sea, se hace muy complicada, puesto que si todo esta conectado, la suerte, el azar y la fortuna tienen una explicación racional e incluso científica. Considerando lo esotérico, lo religioso, lo inexplicable.

Los judíos desarrollaron una “ciencia” llamada la Kabbalah o Cabalá que pretendía hacer un análisis de la Torah y otros fenómenos “mágicos”, luego entonces esta herramienta, la Cabalá, adquiere la etiqueta de “ciencia” hermenéutica, porque trata de explicar lo social. Obvio pone muchísimo énfasis en lo oculto, en lo paranormal y en los símbolos o acciones expresados por la deidad, o sea, por Dios o por las fuerzas ocultas.

La Kabbalah consigue encontrar explicaciones muy parecidas a las de Carl Jung (o al revés, si usted prefiere). La Cabalá nos dice, entre muchas otras cosas, que hay un TODO que esta determinado por sensaciones, así los como los pensamientos de los individuos. Si todos estamos pensando en guerra, o nuestras emociones develan odio y violencia, el resultado es una guerra.

Tanto ideas, ciencias, teorías, paradigmas, religiones o cualquier disciplina humana, pretenden explicar al mundo, el universo o todo lo que nos ocurre, no importa los métodos, o las formas que se utilicen de manera sistemática.

Y mientras son peras o son manzanas, si es que existe alguien que mueve todos los hilos, o nosotros somos los hilos que mueven al todo, consciente o inconscientemente, emocional o racionalmente, independientemente de los temas o fenómenos que nos ocurren, yo le agradezco el favor de su atención a este espacio transformado intitulado COINCIDENCIAS, en donde el requisito indispensable es contar con usted para poder coincidir espacial y temporalmente.

Ya el tiempo nos irá diciendo si coincidimos en lo que se escribe y si junto con su participación activa podemos construir un todo mejor, o si dependemos de algún poder superior. Sean ustedes bienvenidos.