Se acabó 2018, y damos la bienvenida al 2019, pero este año deja una huella en la historia del mundo, de nuestro país y de Oaxaca como un año caótico, con más miseria y hambre que otros, pero también termina con mucha esperanza, y es aquí en donde queremos ver con otros ojos a la nueva administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador.

Enero de 2018 comenzó con el anhelo de que Enrique Peña Nieto lograría terminar su sexenio con aciertos, e inició el año con la extradición del exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, procedente del país centroamericano Panamá, supuestamente Borge tendría que haber respondido por el delito de operación de recursos de procedencia ilícita; sin embargo lo vincularon a proceso, le embargaron 22 inmuebles que estaban a nombre de su mamá, y luego un juez del Estado de México ordenó dejar sin efectos la vinculación a proceso por lavado de dinero.

Después el año continúo y cerró siendo un caos, por ejemplo  con dolor, angustias, incertidumbre, felicidad y sobre todo con muchas incógnitas, en específico los accidentes aéreos, en febrero se desplomó el helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana en Jamiltepec, Oaxaca, en donde viajaba el entonces secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida y el gobernador Alejandro Murat, entre otros funcionarios, desafortunadamente murieron 14 personas que se resguardaban de las réplicas del sismo de magnitud 7.2, en el terreno en donde cayó y los que iba en la aeronave sólo tuvieron lesiones no graves.

Otro de los sectores que más dio de que hablar este año, fue el mezcalero, ya que en agosto Aguascalientes habría recibido, por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), la denominación de origen del mezcal, y ante esto los productores marcharon por su inconformidad, a final de cuentas en este diciembre lograron la suspensión temporal a un amparo que promovió el gobierno oaxaqueño, para que no tuviera ni Aguascalientes, Morelos y Estado de México la denominación de origen.

Por otro lado, Morena se posicionó como primera potencia política en el país, al arrasar las elecciones, en donde Andrés Manuel López Obrador fue electo como presidente y tiene actualmente la mayoría en las cámaras de Senadores y Diputados.

Con la llegada de la Cuarta Transformación la gente volcó todas sus esperanzas en que la corrupción se terminaría desde la médula, que los más de 54 millones de pobres dejarían de serlo y tendrían acceso a comer diario tres veces al día, a que los 2 millones 500 mil niños trabajadores fueran a la escuela y dejaran de ser explotados en condiciones precarias o dejaran de ser esclavos sexuales, que dejara de cometerse un feminicidio cada cuatro horas en el territorio mexicano, simplemente en este 2018 se contabilizaron más de 760; que las alertas de género que existen en los estados sirvan y no sólo se queden en puro trámite y que dejaran de cometerse delitos en general, sin embargo cerramos este ciclo con más de un millón 710 mil delitos registrados, o sea que se cometieron más de 5 mil delitos al día en el país.

Los cambios se promovieron como la creación de la Guardia Nacional, que es una policialización y no militarización, la promulgación de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos (ley que sigue con miles de amparos para que no se lleve a cabo) y las famosas consultas ciudadanas, son sólo algunas acciones nos dejan pensando en qué pasará con nuestro país y nuestra gente.

Simplemente este diciembre, precisamente en vísperas de Navidad, se desplomó en terrenos de cultivo en Puebla, el helicóptero en el que viajaban la gobernadora de ese mismo estado, Martha Erika Alonso y su esposo, el senador, Rafael Moreno Valle, los panistas no sobrevivieron al terrible accidente al igual que otros tripulantes de la nave, dejando una enorme especulación entre que, si fueron asesinados por diversos motivos, o que realmente fue accidente y les tocó la mala suerte a ellos.

Seguimos esperando que las cosas cambien y también hay que ser realistas, la Cuarta Transformación no puede ocurrir en días, y la estabilidad no se puede recuperar de la noche a la mañana y ojalá que los políticos se dediquen a trabajar, para eso se les paga. Pero es difícil quitarle las malas mañas a muchos que sólo decidieron cambiar de color para seguir vigentes en el poder, como se dice en el argot popular “al perro huevero ni quemándole el hocico se le quita”.

Feliz año nuevo y que todo lo que viene sea para bien.

@fuaper