En este país hay quien se desgarra las vestiduras cada vez que alguien comenta, publica, resalta o apunta hacia la tremenda corrupción existente en la clase política y los encargados de la administración pública. Piden a gritos e insultos que  dejemos de señalar los errores, omisiones y malas prácticas porque, dicen, hay quienes andamos latigueándonos y molestando al resto de los ciudadanos con temas ya tan sobados que les producen tremenda pereza por decir lo menos. Insisten estos buenos mexicanos en aplicarnos aquella de “el cambio está en uno mismo”, y uno piensa que sí, que eso es una verdad inapelable, pero hay quienes no podemos vivir más de dos días sin notar el tremendo desorden y abandono en el que tenemos a los temas más delicados y de urgente solución en el país.

“Ocúpense, en lugar de criticar, construyan, propongan” Acomídanse, nos dicen ya hartos y ofendidos de tanta realidad. Tienen razón, hagamos algo, o que alguien lo haga. 

La noticia es que sí hay quien se ocupa, investiga con rigor científico, trabaja arduamente respaldando sus investigaciones en información pública del mismo gobierno federal, publica trabajos serios y muy bien documentados, explicando con claridad las metodologías utilizadas, señalando, poniendo el dedo en la llaga.

Prueba de esto es el reporte recién publicado por el Instituto Mexicano para la Competitividad referente a los índices de Corrupción en el área de Contrataciones Públicas. 

Esta investigación mide los riesgos de las Unidades de Compra del gobierno federal analizando cuarenta y tres variables que evalúan el nivel de competencia, transparencia y presencia de anomalías en cada una de ellas. Este concienzudo análisis detecta las Unidades de Compra con más deficiencias o carencias u opacidades y las sitúa en un alto nivel de riesgo en cuanto al cabal cumplimiento de las leyes, reglamentos y políticas a las que están sujetas según su condición y las hace sospechosas de malos manejos.

Los resultados, siento informarles a los profetas del país ideal, son alarmantes:

En los últimos cinco años, de los mil proveedores del gobierno federal que más recursos obtuvieron el 71% fueron por asignación directa; el 43% del monto que recibieron las empresas fue adjudicado por tan solo diez Unidades Compradoras del gobierno. 

Tan solo treinta proveedores que representan el 0.02% del total, se quedan con una quinta parte del gasto en contrataciones públicas lo que representa el 20% del mercado. O son unas empresas fuera de serie o aquí hay material suficiente para sospechar de muy malos manejos.

Una muestra de estas cifras alarmantes surge a la hora de analizar las unidades de riesgo detectadas en el estudio por dependencia y vemos los siguientes resultados:

El 25% de las Unidades de Compra de la CFE  suman 91 y estas fueron detectadas por el estudio como U d C en Riesgo y estas son las encargadas de asignar el 70% de los contratos de la entidad.  Las 10 Unidades de Compra más riesgosas entre estas 91, asignan el 28% de los contratos.

En el ISSSTE 53% de las Unidades de Compra fueron catalogadas en riesgo, estas suman 46 U de C y son las que asignan el 53% de los contratos totales de la entidad. Las 10 Unidades de Compra detectadas como las más riesgosas, otorgan el 44% de los contratos totales.

En el IMSS 38% de las Unidades de Compra fueron detectadas en riesgo, lo que vienen a ser 42 U de C  que son las que otorgan el 72% de los contratos de la entidad. Las 10 U de C con el grado más alto de riesgo, son quienes asignan el 60% de los contratos de la entidad.

Y así puede usted consultar el reporte publicado en la página del IMCO para seguir deleitándose con noticias altamente esperanzadoras.

Ahí están los datos con un grado de minuciosidad irreprochable. Ahí está quien hace la tarea que dejan los funcionarios sin hacer, fiscalizarse a si mismos, cosa que en este sexenio es misión imposible ya que los contralores son nombrados por el secretario de cada dependencia y ni modo de que le muerdan la mano al jefe.

Aquí hay un botón de muestra de la voluntad de hacer país, de arreglar las cosas a partir de esta información que ya les ahorró la fatiga a los funcionarios y que les demuestra a quienes no quieren enterarse que sí, que en este México sí hay a quien le importe el país.

Ahora sigan la pista de los resultados de este análisis a ver si alguien del gobierno toma cartas en el asunto, y si lo hacen hasta sus últimas consecuencias, les invito una ronda a todos los que me hayan leído y dejo de despotricar contra quien corresponda.