El Sistema de Transporte denominado Tuzobús, que opera en la zona metropolitana de Pachuca, nació para fracasar, pues su extrema lentitud y singular carestía lo hacen poco viable para darle un uso masivo: es por ello que a más de 40 días de su implementación, la demanda del mismo no es ni la mitad de la esperada, condición a la que también hay que agregar las distintas formas de protesta y rechazo que ha generado en diversos sectores de la sociedad.
La estrategia de imposición mediante la cual ha venido funcionando, eliminando todas las rutas que brindaban servicio de transporte en su área de influencia, ciertamente han provocado la organización ciudadana no sólo para manifestar su rechazo, sino también para encontrar alternativas a su uso.
Lentitud del transporte
A pesar de que el Tuzobús es denominado como un sistema de transporte rápido (BRT), lo cierto es que ha incrementado los tiempos de traslado para llegar de un punto a otro. En general, el promedio del aumento en el tiempo para los usuarios es 72% mayor al tiempo que se viajaba en combis, toda vez que para viajar del sur de la ciudad al centro de la misma, los minutos invertidos promediaban 34 mientras que a partir de la entrada del Tuzobús, los tiempos mínimos tienen una media de 49 minutos y los máximos de 66 minutos.
El sistema perjudica a los ciudadanos a tal grado, que de dos por cada tres rutas totales (es decir, de las 19 más sus 7 variantes) es más sencillo llegar al Distrito Federal que al centro de Pachuca, toda vez que los traslados promedian más de una hora si se toma en cuenta el tiempo de recorrido en las unidades, el de transbordo entre alimentadora y troncal, así como el tiempo de espera para cada una de las unidades.
Costo
Además de lo anterior, el costo del Tuzobús es sumamente desproporcional con el ingreso de los trabajadores hidalguenses, ya que los mismos están obligados a laborar 17.6 días adicionales más, al año, simplemente para costear el incremento en la tarifa, un abuso del que todavía no se ha explicado por qué el costo resultó ser 43% mayor al que había sido proyectado en un principio, ya que la tarifa integrada de 7 pesos fue elevada a 10 pesos sin consenso alguno.
Errores en las estimaciones
Antes de iniciar un proyecto de dicha magnitud, que costó al gobierno federal 857 millones de pesos además de otros 200 millones a los concesionarios, como mínimo se esperaría que hubiera una cantidad importante de estudios que respaldasen dicha decisión. Lo preocupante no es que estos no sean públicos (podrían ser usados en beneficio particular) y les sean negados a todos los solicitantes, sino que estos hayan sido elaborados de manera errónea.
De acuerdo con las versiones de distintas autoridades, recibieron asesoría especializada de CTS Embarq México y de ITDP México, así como de otros organismos especializados en el tema. Si ese fue el caso ¿dónde estuvo el error? ¿por qué se estimó una demanda de 150 mil pasajeros diarios y estos apenas rondan los 70 mil? ¿a cuánto asciende el monto que recibieron por sus ?asesorías? y en qué consistieron las mismas? ¿estuvieron de acuerdo con todo el proyecto o tienen observaciones que no pueden publicar derivado de cláusulas legales? ¿si es comprobado un desvío de recursos respecto de la operación el Tuzobús, contarán con los elementos suficientes para deslindarse, así como con los antecedentes necesarios en sus probables extrañamientos para no ser incluidos y juzgados en el mismo ?paquete? por parte de la opinión pública?
¿Es una empresa fantasma la que opera el Tuzobús?
De acuerdo a la investigación realizada por el periodista Víctor Valera en El Independiente, la empresa Corredor Felipe Ángeles SAPI, operadora del Tuzobús, posee oficinas ?improvisadas? que carecen de mobiliario, detectando el referido desde mesas de plástico donde ordenadores antiguos fueron montados sin estar conectados a la corriente eléctrica, hasta fotocopias pegadas en muros como único distintivo de ?la empresa?.
Supuestamente la empresa cuenta con un capital social de 45 millones de pesos y se rige bajo los ordenamientos de un consejo de administración, que aunque en apariencia deberían figurar los representantes de los más de 500 concesionarios que anteriormente operaban combis, destaca la presencia de una mayoría integrada por familiares.
Desaparición de áreas verdes
A pesar de que el Tuzobús opera a base motor de combustión, se ha insistido en el discurso sobre que el mismo es verde, es decir, amigable con el medio ambiente ?sin precisar a cuánto ascendería la disminución de emisiones respecto del Sistema anterior ni de si en dicho cálculo se contempla el aumento en las emisiones de los vehículos a quienes les fue quitado un carril de circulación, toda vez que si bien el 70% de la población usa transporte público, el 30% de la misma usa taxi, viajando la mitad en colectivos y la otra mitad en particulares y/o taxis-.
Aunque se dijo que ?gracias? al Tuzobús fueron recuperados 13 mil metros de áreas verdes, han habido diversas manifestaciones que darían cuenta de lo contrario, puesto que en zonas donde transitan las rutas troncales, se ha cambiado el verde natural por uno sintético además de que, a decir de vecinos, nunca hubo certeza sobre el lugar donde supuestamente se reubicarían árboles, casos que pueden encontrarse en el blog de la periodista y ambientalista Fannia Cadena, quien también documenta sobre otros casos al respecto.
Persecución a opositores
Las tácticas de persuasión empleadas por el gobierno de Hidalgo para callar la crítica son lamentables. Durante una manifestación realizada en el poblado de El Huixmí, elementos de la policía estatal no sólo lanzaron lacrimógeno a los civiles ?por manifestarse? sino que incluso se dieron el lujo de dar toques eléctricos a una menor de edad.
Durante las manifestaciones, han infiltrado también elementos policíacos disfrazados de civiles con la intención de disolverlas y/o generar enfrentamientos, además de trasladar ?grupos de choque? en vehículos oficiales como menciona la Coordinadora Estudiantil. Incluso, el gobierno de Francisco Olvera ha usado dinero público para crear páginas supuestamente ?informativas? en las que buscan desacreditar periodistas mediante difamaciones, pagando incluso anuncios en Facebook para cumplir su cometido, amén de los ?bots? que le caracterizan y que son usados para agredir mediante el anonimato a través de las redes sociales.