Morena Sinaloa ha sido la piedra en el zapato de AMLO desde que éste apenas se formaba como movimiento en 2011 y desde el 2012 hasta la fecha ha sido manejado por ex priístas, perredistas y otros reciclados de la política sinaloense. En la primera elección de Dirigente Estatal ganó el candidato que no llevaba la línea del Dirigente saliente y lo que hizo es convencer a AMLO de disolver el Comité Ejecutivo Estatal y nombrar un Delegado de Morena como sustituto.
Lo mismo pasó en la elección de gobernador el año pasado donde aun cuando el favorito de los que tienen secuestrado a Morena no ganó la elección interna pidieron la intervención de AMLO de nueva cuenta e impusieron a Estrada Ferreiro un ex priísta, ex perredista y ahora de Morena.
¿A qué voy con esto? A que Morena en Sinaloa se comporta peor que el mismo PRI, donde imponen candidatos, donde de violan los derechos partidistas, donde si le estorbas a alguien simplemente te expulsan o te cierran la puerta.
El 26 de mayo vino la Secretaria General de Morena Yeidckol Polevnsky quien aceptó el interés en tener un acercamiento con el Partido Sinaloense cuyo dueño es el ex rector de la UAS Héctor Melesio Cuén Ojeda quien primero coqueteó con el PAN, fue presidente municipal por Nueva Alianza, candidato a Senador por el mismo partido y finalmente formó su partido utilizando presuntamente recursos de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Cuén es la versión sinaloense de Elba Esther Gordillo, aunque bueno, quizá de ella aprendió que no hay mejor negocio que usar una institución educativa como base para crear un partido político.
El Partido Sinaloense favorecería a Morena Sinaloa ya que de no darse esa alianza quedaría al descubierto la casi nula estructura territorial de Morena en el estado. También echarían mano de los más de 260,000 militantes que tiene el PAS que son más militantes que los que tiene el PAN y el PES a nivel nacional.
El partido morenista se vería afectado ya que, si bien el PAS es segunda fuerza electoral a nivel estatal, Morena perdería su “esencia” que es el ser un partido diferente, que no es un partido más, que no hace alianzas con partidos corruptos, en pocas palabras perderían esa bandera.
Algo que tiene que reconsiderar el partido Obradorista es el efecto que tuvo en la elección del Estado de México cuando Elba Esther mandó a sus representantes a ofrecer la estructura del SNTE en el estado y no solo eso, sino que dichos representantes se subieron al templete junto a la candidata a gobernadora Delfina Gómez. A partir de allí dejó de crecer y fue entonces que AMLO empezó a presionar al PRD, PT y MC para que declinaran por Morena.
La pregunta que debe hacerse Morena y el mismo Andrés Manuel es si realmente vale la pena acercarse a un partido y a un político que ahora que quiere ser senador (lo quiere ser desde el 2012) sin importarle cual sea el partido ya que él se asegurará de al menos ganar el segundo lugar y eso lo logra con el PAN, PRI, PRD, PT, MC, Nueva Alianza, PES, Morena, Partido Verde. Él solo quiere que le den la candidatura y el pondrá los votos.