A lo largo de las últimas semanas, el coronavirus o COVID-19 ha sido la noticia principal en todo el mundo, y no es para menos; hemos escuchado y leído los alcances de esta enfermedad y las repercusiones que ha traído en la economía mundial, relaciones laborales, relaciones personales, en fin, esta enfermedad estará reescribiendo la historia actual, ya que habrá que cambiar innumerables hábitos, higienes y habrá que replantear la forma de ver y cuidar a nuestra gente y de nuestro planeta.
Ahora, si bien todos los temas anteriores son de suma importancia, hay un tema en particular que no se ha escuchado, pero causa un agravio a nuestra sociedad y es el incremento de la violencia familiar como consecuencia de las medidas de prevención del COVID-19.
La situación actual nos ha obligado a estar confinados en nuestras casas, atendiendo desde dentro, el trabajo, los hijos, las labores escolares, los negocios, así como también las frustraciones. Las noticias nos dicen que no debemos salir, que debemos cooperar para aplanar la curva de contagios y así, salir lo mejor librados y lo antes posible de esta pandemia que tanto daño nos está haciendo.
En un mundo ideal, el esfuerzo vale la pena. Hay quienes nos invitan a reflexionar, a aprovechar estos días para encontrarnos, hacer ejercicio, empezar una dieta, mejorar. Mejorar para que el mundo nuevo que nos espera nos encuentre bien. Así lo deseamos todos.
Sin embargo, hay quienes tienen el enemigo dentro. Hay para quienes el miedo, no viene de pandemias ni de la enfermedad. El miedo viene del compañero con el que se tienen que resguardar; el miedo es la violencia que millones de mexicanas están sufriendo y muchas otras que comenzarán a sufrir como consecuencia del confinamiento del cual somos objeto. Hablo del miedo a ser maltratada, abusada, lastimada, vejada, abandonada… hablo del miedo que puede llevar a la muerte. Como mujeres, el coronavirus nos da miedo, pero la violencia familiar y la impotencia de no obtener respuesta alguna por parte de las autoridades y/o de la sociedad y en consecuencia ser objeto cotidiano de ésta violencia, a mi me da pavor y me hace pensar que este sí es un camino sin salida.
Este también es un problema mundial, y debemos abordarlo y combatirlo con la seriedad que el caso exige. Tan solo en Francia, el incremento de violencia doméstica durante esta cuarentena, ha sido del 30%. Los gobiernos están introduciendo medidas de apoyo para la población que enfrenta este riesgo. En la Ciudad de México, la Fiscalía General de Justicia ha instalado una línea directa con la encargada de la Fiscalía Especializada para la Atención del delito de Feminicidio. De esta forma si alguien requiere de algún apoyo, puede reportarlo y no correr riesgo de contagio, sin embargo dicha “línea directa” no es del conocimiento de muchas.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas destacó en un comunicado el 24 de marzo, el riesgo del crecimiento en los niveles de violencia doméstica y la dificultad de los proveedores de servicios de respuesta en casos de violencia. “En estos tiempos de dificultad, la capacidad de respuesta inmediata y de largo plazo es crítica”.
En nuestro país se calcula que la violencia dentro del hogar durante el COVID-19 podría llegar al 92% de las viviendas mexicanas. Es por ello, que las personas vulnerables deben ser protegidas a través de políticas públicas y solidaridad entre vecinos para denunciar estas conductas.
Otro problema que ha acrecentado este mal es el consumo excesivo de alcohol en el confinamiento del que somos objeto, es por eso que algunos lugares del país ya han tomado medidas al respecto, por ejemplo Ayuntamientos de Oaxaca, Quintana Roo y Jalisco restringirán la venta de bebidas alcohólicas por lo menos las próximas dos semanas por la contingencia del coronavirus.
En los últimos días he recibido mensajes por parte de muchas mujeres que están siendo objeto de ésta violencia, de la que nadie habla, y que no saben cómo buscar ayuda o reportarla.
A todas esas mujeres quiero que sepan que somos muchas las mujeres que estamos trabajando y luchando para y por nosotras, para poder apoyarnos en los casos tan lamentables que algunas están viviendo. Ésta lucha no la frena nada, y mucho menos el coronavirus; yo quiero poner a disposición de todas ellas estos datos de contacto por cualquier situación que tengan o bien, orientación en general sobre la violencia de género y también familiar, y que sepan también que no estamos solas, que si lastiman a una, nos lastiman a todas, y que juntas somos resistencia.
. Red Nacional de Refugios 8008224460
. Línea sin violencia (apoyo psicológico y jurídico primer contacto) 8001084053
. Línea mujeres (atención a mujeres en situación en violencia)
CDMX 5556581111
Zona Metropolitana Monterrey 13602711
Resto de los municipios 8005092527