Cuando empezó la pandemia en China, la respuesta de ese país fue lenta y la OMS tampoco actuó de una manera adecuada.

Si nos ponemos en el contexto deportivo diríamos que:

El DT no hizo rápido los cambios y se perdió porque no se agilizaron los movimientos.

De la misma forma haciendo una analogía deportiva iniciamos oyendo el himno de China y posteriormente los himnos de España e Italia, pero se nos hacía lejano el tener que escuchar nuestro glorioso himno nacional mexicano.

Pero desgraciadamente lo tuvimos que oír y nos subimos al campo de combate.

Teníamos la ventaja de haber visto lo que los demás directores de los equipos habían hecho y de la manera como jugaba el Coronavirus.

Al inicio parecía ser un elegante encuentro de Esgrima, pero posteriormente se empezó a convertir en un asalto de boxeo o de lucha libre Mexicana con todo y sillazos.

Los dos participantes en el 1er asalto se comenzaron a conocer y el Covid atacó fuertemente a su oponente, él sabe que es un peso pesado.

Los rivales van a tener muchas variables, no solo el peso, sino la diabetes, la edad, y la idiosincrasia.

Así que cuando inician los primeros golpes se empieza a conocer la verdadera fuerza del ponente y además tiene una táctica y una técnica engañosa y poco deportiva.

El intercambio de golpes es muy fuerte y la sangre empieza a brotar de los rivales del poderoso Covid.

Los knock outs empiezan a devastar por miedo a todos los demás rivales, incluyendo a las esquinas, que tratarán de resolver la situación a como su aprendizaje les dé a entender.

Platican con los entrenadores vencidos a ver si pueden dar un consejo, pero la mayoría de ellos aconsejan mal, no encontraron la fórmula vencedora y más aún, han perdido y quieren reutilizar la misma técnica esperando resultados diferentes.

Algunos de ellos inventarán estrategias no convencionales y las cambiarán sobre la marcha , algunos otros pregonaron el uso de sus métodos pero no fueron suficientes.

El público está enardecido

Los luchadores oponentes se tambalean.

Conforme avanzan las peleas los rivales van cayendo. Nadie detiene a este peleador sin misericordia.

Es tan agresivo que empieza a atacar al público, incluso niños y ancianos, mujeres y hombres por igual, algunos se defienden, pero otros piensan que es parte del espectáculo hasta que son golpeados y tirados al suelo. ¡Están muriendo!

Unos huyen y otros se quedan inertes viendo lo sucedido.

Por absurdo que parezca el boleto de entrada ha aumentado el precio y los cobradores te obligan a pagar, pero no tienes como hacerlo, pero ya estás dentro y no puedes salir, todas las puertas están cerradas, no puedes hablar o ver a tus amigos o familia para que te ayuden.

Ahora estás completamente solo contra esta bestia.

Algunos previsores han tenido que defenderse de esta situación.

Otros siguen sin creer que esto va a costarles más de lo que pueden llegar a pagar.

Otros tratan de huir.

Por fin uno se levanta y trata de ayudar a los demás y poner las cosas en orden.

¡Hay que controlar ya a este pelador. Entre todos podríamos!

Se para uno para hacerle frente, su vestimenta es propia de la ocasión, Lo primero es no burlarse del hombre de calzoncillos y guantes, está peleando contra el gran coronavirus. Su atuendo les parece tonto, incluso también a algunos de sus torpes colegas.

Diles: Si quieres inténtalo y súbete al ring, vamos a ver qué tan valiente eres. Pero recuerda que te ganan en peso y en agresividad.

Tú no tienes la técnica suficiente ni el peso, ni la experiencia, y se está perdiendo la batalla.

¡Resiste ! No hay que tirar la toalla

El entrenador suda sangre y ve a su pupilo recibir la golpiza de su vida, llora al verlo y sin ningún reparo se para frente al peleador sin más protección que su ánimo de vencer.

No será respetado, le tiran un gancho directo a la cabeza y otro al corazón, el entrenador cae abatido.

Se intenta parar nuevamente, pero no puede.

Ve al público sin que nadie le ofrezca ayuda.

Pero parece que muchos solo verán, como cae David ante este Goliat.

¡Pero no!

¡Volvieron a salir las banderas de México ¡

Se empieza a oír el ¡sí se puede!, las camisetas verdes blancas o negras están en toda la tribuna, todo mundo apoya.

No importa si estamos perdiendo, el ánimo no decae y al final hará que venzamos a este insoportable peleador.

Ha destruido nuestros cuerpos, nuestra salud nos ha dejado secuelas, los protagonistas de las respuestas a la golpiza han acabado sin dientes y con costillas rotas, tardarán en sanar, algunos no volverán a pelear, otros se olvidarán porque salieron rápido y verán a los muy maltratados como hombres débiles o de poca suerte.

Pero muchos, la mayoría, tomarán experiencia, se pondrán la camiseta de México, usando con responsabilidad el cubrebocas, se lavarán las manos, respetan la sana distancia, no harán reuniones sociales, tratarán de activar la economía de la manera que cada uno pueda y darán gracias a Dios por finalizar este ataque con la familia completa.

Los que no participen no aman a México ni sienten empatía con el sufrimiento de nuestros compatriotas; de esos mejor ni hablar.

De los demás solo una palabra

¡GRACIAS!!

DR RENATO VENEGAS FLORES