La pandemia del COVID19 representa innumerables retos para los gobiernos, los servicios de salud, pero también para la sociedad en general. En realidad, ninguna de las medidas que se establezcan, por efectivas que sean, pueden funcionar sin el apoyo de la sociedad, ya que nosotros somos los principales responsables de cuidarnos. Una de las medidas más importantes a la que todos los países están recurriendo es al aislamiento social o al estado de cuarentena. Estas acciones tienen como objetivo mantener a la población en su casa con la finalidad de separar a las personas que ya han contraído la infección, de las que aun no la contraen. Por otro lado, también se busca evitar el contacto entre las personas restringiendo su movimiento para evitar que se expongan a la infección o que puedan ser fuente de propagación de la enfermedad, aun sin saberlo.
Pocas veces las poblaciones nos hemos visto sometidos a este tipo de medidas y menos aun de manera mundial. Es muy claro que estas recomendaciones van en contra de nuestra propia naturaleza, donde lo que buscamos constantemente es la interacción social. Somos seres totalmente sociables y dependemos del intercambio físico y emocional diario para nuestro bienestar. En este sentido, privarnos o restringir de manera considerable dicho intercambio puede acarrear ciertas consecuencias en algunas personas susceptibles. Mientras mejor entendamos los efectos de restringir nuestra interacción de manera temporal con familiares y amigos, mejor podremos prepararnos para que no nos acarree complicaciones.
En términos generales, el no ponernos en contacto con otras personas nos puede generar una sensación de frustración y enojo, por lo que lo primero que debemos entender es, ¿por qué debemos quedarnos en casa? Quedarnos en casa ayuda a evitar que podamos contagiarnos del COVID19 y también evita que podamos ser fuente de contagio para otros. En otras palabras, quedarnos en casa puede hacer que la gravedad de la epidemia sea menor, con la consecuente disminución de muertes. Caso contrario, no quedarnos en casa puede exponernos a nosotros mismos y a los que nos rodean, a adquirir la infección y estar en peligro de enfermedad o muerte.
Está claro que al quedarnos en casa no todos nos encontramos en la misma circunstancia, por lo que es un momento decisivo para poner todo de nuestra parte. Lo primero que debemos entender es que no se refiere a un periodo vacacional, es un periodo de confinamiento donde lo primordial es no salir a la calle. Bajo estas circunstancias hay que evitar a toda costa perder nuestra rutina diaria. Es muy importante que, aunque no salgamos a la escuela o el trabajo, establezcamos una rutina desde la mañana hasta la noche, con horarios bien definidos para actividades específicas. Así, debemos establecer horarios concretos para despertar y dormir, como en nuestras actividades semanales, dejando el descanso para los fines de semana. Debemos planear qué actividades realizaremos cada día y en qué horario las cumpliremos. Si no establecemos una rutina diaria para cada uno de los integrantes de la familia, podremos desgastarnos con mucha rapidez y a los pocos días nos sentiremos desesperados o enfermos por encontrarnos encerrados.
Es bien sabido por parte de los expertos en este campo, que existe un impacto psicológico muy importante ante la falta de interacción social. Privarnos de la libertad de movimiento y de relación con los otros, debe ser manejado con mucho cuidado para que sea una experiencia tolerable y no deje consecuencias negativas. Lo primero debe ser prepararnos, planear adecuadamente nuestra estancia y estar al pendiente de cualquier imprevisto. A continuación, enumero los puntos más destacados a considerar.
Es importante saber, ¿qué está ocurriendo? Y ¿por qué?
* Informarnos de fuentes oficiales y profesionales.
* No hacer caso de cadenas de mensajes, verificar la información y evitar falsas alarmas.
* Hay que mantenernos informados de cuánto va a durar la contingencia.
* Es primordial que en nuestra planeación de actividades en casa cada miembro de la familia realice actividades importantes y de su interés.
* Mantener una buena comunicación con familia y amigos utilizando medios de comunicación remota.
Sin caer en pánico o compras masivas, asegurarnos de contar con los elementos básicos de agua, comida y medicinas.
Por último, ¿cuáles son las consecuencias negativas de no planear nuestra estancia en casa y mantenernos por periodos largos de tiempo confinados? Los primeros datos de desgaste psicoemocional son encontrarse mal humorado permanentemente, estar francamente con enojo, irritabilidad, tristeza, cansancio extremo y desinterés por los otros. También se pueden presentar ansiedad, insomnio, falta de concentración, indecisión, deterioro de la capacidad para trabajar y resistencia a trabajar o realizar las tareas que nos hemos impuesto. Puede presentarse el consumo excesivo de alcohol y drogas como una forma de afrontamiento negativo ante el confinamiento.
Todo lo que esté en nuestras manos para evitar desenlaces catastróficos en nuestra sociedad es importante. Tenemos que pensar en nuestros seres queridos y hacer todo lo que nos corresponde. Las acciones de cada uno de nosotros son de extrema importancia para cuidarnos a propios y también extraños. Si los resultados del confinamiento en casa son negativos puede afectar nuestra salud física y emocional, puede afectar a nuestra sociedad y al sistema de salud de nuestro país. No hacer lo que nos toca en este momento, no tomarlo con seriedad, no prepararnos y no mantenernos informados, puede dejar consecuencias lamentables que permanezcan por varios años. Después de este episodio para la humanidad nada será igual, por eso hagamos de esta experiencia lo menos perjudicial para la salud de todos.