Estimados y queridos miembros del G3, se les echaba de menos, pero aquí estamos retomando el techado y juntando palabras, esperando poder compartir con ustedes un texto por semana para SDP noticias, a manera de disculpa debo decir que estoy un poco falto de práctica, pero pronto estaremos en el tono requerido, dicho esto, les cuento…
Estaba auxiliando en una de sus tareas escolares a mi hija, de esas que parece que son para toda la familia más que para la alumna, cuando le pregunto, ¿pequeña, alguna otra tarea pendiente? Sí, me respondió, tengo que hacer una poesía, pues venga, le dije, a llenarte de inspiración, así que tomó su lápiz para cumplir con lo pedido, en tanto en ese instante me venía a la mente cuál había sido la primera poesía que leí, si esta coladera de memoria que tengo no me falla debió ser aquella de Sor Juana Inés de la Cruz, “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”…
Sin pretenderlo comencé a subirme al tren del recuerdo, así sin más se hicieron presentes algunos de los poetas que te presentan en la escuela, me vino a la mente aquella frase inolvidable de Gustavo Adolfo Bécquer: “¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.
Así, ya enredado en el pasado es que recordé aquella tarde en que apresurado fui a comprar unas calcomanías las cuales elegí meticulosamente, así debería de ser, ahorré un par de días de lo que me daba mi madre para la escuela para poder comprarlas, pero resulta que era para algo especialmente importante, esas calcomanías adornarían mi primer carta de amor, con lo que para mí fue todo un poema para aquella niña de tercer año de primaria, la cual decía más o menos lo siguiente:
“No hay motivo más grande que venir a la escuela que el ver tus bellos ojos;
No me importa la historia ni las matemáticas, lo que en verdad me importa es el pelirrojo de tu cabello;
Tus pecas son estrellas en el firmamento del universo;
Quisiera que fueras Julieta y yo tu Romeo, pero no quiero morir por veneno, quiero morir de amor por ti.”
Si, ya sé, es toda una cursilería, pero qué esperaban de un niño de diez años, pero acaso ustedes no han intentado ganar el corazón de alguien escribiendo aquello que sale de su corazón, de esa necesidad enorme por saberse querido y necesitado por otra persona, por esa persona que les roba el sueño y los pensamientos.
Imagino que sí, pero pocas veces nos gusta exponer esa parte tan nuestra, cuántas cartas han escrito pidiendo a gritos los besos y las caricias que no tienen o que perdieron, cuántos mensajes, whatsapp, implorando por la presencia de esa persona amada, estoy seguro sin dudarlo que más de uno, somos poesía aunque no lo reconozcamos.
Tal vez no somos Whitman, Villaurrutia, Castellanos, Agustín Lara, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez, pero eso no le quita a nuestras palabras valor, somos poetas porque nos atrevemos a mostrar de manera descarnada el sentimiento, la pasión, el deseo, de aquello que nos mueve.
Algunas veces seguro que recibimos esa respuesta que tanto esperamos, ese beso lleno de amor, su piel sobre la nuestra, una mirada cómplice, sin embargo no siempre se gana, pero aun así, no duden que la experiencia valdrá la pena. Somos mucho más que una frase en Facebook para ganar likes.
Pero ustedes dirán, por qué no pones el ejemplo y compartes algo de lo que has escrito más allá de tu calentura infantil. Y para ejemplo de lo que les digo, les comparto mi último intento de ser poeta:
“Poesía no es solo conjunto armonioso de palabras que forman una bella expresión;
Poesía es también el revuelo que hace el viento cuando juega con tu pelo;
Se hace poesía cuando tu boca delinea la perfección en tu sonrisa;
Poesía es cuando tu mirada se encuentra con la mía y se dicen todo sin necesidad de palabras;
Hacemos poesía cuando tus labios necesitan de los míos y se unen despacio, sincronizando nuestros pulsos, aumentando los latidos;
Poesía es la inclemente espera por saber de ti, la desesperación que me envuelve y me arrebata los sentidos por el dolor de no estar a tu lado;
Nos volvemos poetas cuando nuestras pieles se unen en esa danza amorosa, donde nuestros cuerpos se mueven al compás de nuestros instintos, donde tú eres yo, yo soy tú, donde al final solos somos uno, un cuerpo, un alma, un aliento, un suspiro, un amor, donde la eternidad se vuelve nuestra cobija, donde nuestro sueño se vuelve tangible;
Eres poesía, al solo pensarte, porque al estar en mi mente creas el mejor de los mundos posibles, por el solo hecho de estar tú.”
Pero, cuéntame, comparte conmigo tu experiencia, de aquellas cartas llenas de sentimientos, de esos mensajes que te aceleran el pulso, de cuando te dejaste llevar y ser, al menos por una vez poeta o poetisa.