En Julio César de Shakespeare, el protagonista recibe una advertencia: “Cuidado con los idus de marzo”. Sobre la frase célebre, hay otra versión dependiendo de la traducción: “Cuídate de los idus de marzo”.  Desde entonces, los días 15 de marzo son referencia de días funestos o al menos de días en los que hay que ser precavidos. Aunque es imposible pensar en este día en clave cabalística (puesto que en el calendario romano el mes de marzo era el primero del año), me ha puesto a pensar sobre la posibilidad de un día que sea terrible, un día como el 15 de marzo en el que esperemos lo peor.

Llamó mi madre y dijo que mi perro estaba muy mal. Entre lágrimas pidió mi permiso para dormirlo. Explicó que estos últimos días, el animal la ha pasado fatal: No come, no puede sostenerse, orina por doquier y en realidad, no quiere vivir más. Acepté al ver que no habría otra opción.  Los idus de marzo. Debí haberlo visto venir. Nunca esperé esa bala. Seguramente Julio César tampoco esperaba las 23 puñaladas que terminaron con su vida. Tampoco creo que en el 85 pensaran en Brasil que terminaría la dictadura en este mismo día o que en 2011 iniciaría la guerra civil en Siria (que tanto ha cambiado el panorama mundial). No existen días benditos o malditos. Existe lo provocado y dentro de tal provocación, lo inevitable. Somos producto de una combinación entre decisiones propias, ajenas y colectivas. El 15 de marzo de 1917 abdicó el zar Nicolás Romanov, seguramente la pasó muy mal. El mismo día pero de 1962, al caricaturista Quino se le ocurrió crear una niña brillante, llena de ideas y preguntas refrescantes y decidió que se llamaría Mafalda; seguramente la pasó muy bien aquel día. ¿Cuál es la relación entre el último zar Romanov (después de un imperio de 300 años) y la pequeña Mafalda, enemiga de la sopa? Realísticamente hablando, ninguna. Históricamente, son temas cercanos. Con la república Rusa vino la revolución, con la revolución de octubre vino la posibilidad de otro mundo, con ese quiebre las personas comenzaron a dudar de lo que era y lo que podía ser. Quizá del pensamiento crítico, heredero de dos guerras mundiales y una guerra fría, de guerrillas y revoluciones, de asesinatos y nacimientos, Quino decidió crear un personaje lleno de madurez. 

El 15 de marzo seguirá siendo un día terrible para quien escribe estas líneas. Mi perro de siempre, Cosmo, murió este día. Tengo que reconocer que no me fue tan mal como a Julio César, todavía no tengo adversarios del tamaño de Bruto o Casio. Solo es un día triste. Mañana será mejor. 

Los días no disponen de una positividad o negatividad per se. Los días se forjan desde otras decisiones y se enfrentan desde las nuestras. Somos nuestros días aunque no controlemos lo que pueda pasar.