Las afectaciones en pandemia
La batalla que estamos librando desde México contra la pandemia representa retos que en otras latitudes no son tales. Quizá los más evidentes son de carácter económico, pero también en desarrollo de las industrias farmacéuticas, en la inversión en investigación y también en lo cultural.
Las contradicciones son permanentes en los discursos políticos que se traducen en mediáticos y que evidentemente son alimentados por lo que sucede en la vida cotidiana de todas y todos nosotros. Un sector de nuestra población ha tomado conciencia de la nueva realidad que enfrentamos y enfrentaremos asumiendo actitudes responsables, solidarias, dispuestas a ayudar en todos sentidos a salir de esta crisis lo antes posible.
Sin embargo, esta batalla también es una batalla contra nosotros mismos. Diversas encuestas revelan que el 70 por ciento de la población tiene la opinión de que es momento de la apertura comercial total, aún con la mayoría de los semáforos sanitarios en naranja y con una cifra de vacunación que nos pone muy lejos todavía de la llamada “inmunidad de rebaño”.
La puesta en marcha de la vacunación ha traído no sólo esperanza y alegría de ver a nuestros adultos y adultas mayores vacunadas y quizá a salvo; lo lamentable es que se comience a generar una falsa percepción de seguridad que tenga como traducción un relajamiento de las medidas personales de cuidado y prevención de los contagios. La consecuencia de este espejismo de protección será una tercera oleada de contagios como sucede ya en regiones europeas.
Es fundamental un esfuerzo político y mediático para aminorar la inminente oleada. Estamos por entrar a un periodo vacacional, para un sector de nuestra ciudadanía de carácter espiritual y para otro sólo de esparcimiento, ambos igualmente riesgosos. Empieza a ser común que en las conversaciones cotidianas se hable de ¿a dónde salir en semana santa? Como si se tratara de un período más de vacaciones, con una casi normalización del riesgo.
No es atribuible a estos gobiernos actuales (federal y locales) las condiciones en que se encuentra el sector salud, menos aún el estado de nuestra industria farmacéutica ni de las grandes carencias económicas de sectores mayoritarios de la población derivados de una corrupción rapaz de los gobiernos de las derechas, pero lo que si está en manos de los gobiernos de la 4T es el despliegue de una gran campaña de concientización sobre la necesidad de mantener la guardia arriba, sin desánimo pero también sin falsos optimismos. Todas y todos deseamos celebrar y abrazarnos, así será si el cambio más importante que es de valores y principios, se consolida.