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Cuando nació el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) muchos pensaron, pensamos, que realmente la calidad moral de quien lo encabezaba lograría que los cambios que pretendían se realizaran.
Con el paso de su llegada al poder mediante las elecciones del 2018 y de forma veloz, Morena ha demostrado que sólo en la mente y el corazón de Andrés Manuel López Obrador, y de forma sincera, existían esos ideales.
Las elecciones del 2021 están en puerta y el proceso de sus precampañas arranca el 23 de diciembre, pero ya las propias reglas que puso Morena en sus convocatorias lanzadas para elegir a sus 15 candidatos a competir por las gubernaturas de esos mismos estados han cambiado.
Preocupa sobremanera que Morena se convierta en lo que tanto combatió y sea un partido retrógrada e igual a sus rivales políticos.
La democracia debería alcanzar a todos los que deseen votar y ser votados y no sólo ser administrada por una mafia del poder, igual a la que tanto combatieron a lo largo de tantos años de lucha.
Si no han entendido que volteen a ver las malas decisiones de elegir candidatos con pocas posibilidades en Coahuila e Hidalgo, donde una mafia de poder al interior de Morena, ha operado y logrado llegar a dos fracasos monumentales.
La Comisión Nacional de Elecciones ha determinado no dejar entrar a las reuniones a varios actores políticos que lideran las encuesta y la percepción en estados como Nuevo León, Baja California Sur, Chihuahua, Sinaloa, entre otros.
Su excusa es que esos personajes p no son morenos de nacimiento, como si Morena no fuera un ente lleno de políticos oportunistas de otros partidos que vieron en este partido, el vehículo para llegar a donde en otros institutos no habrían podido.
En su proceso de elegir candidatos, Morena está secuestrado por Ricardo Monrreal, quien desde el Senado pretende imponer a los 15 candidatos a Gobernador, teniendo control de la Comisión que toma las decisiones en el partido.
Sí, al no permitir a liderazgos que encabezan las encuestas en varios de los 15 estados, Morena comienza a convertirse en un PRI o PAN de clóset. Capaz de dispararse un balazo en el pie o de lleno en la cabeza.
El rencor y soberbia de sus y integrantes, hace que este partido marche al desfiladero al no ser la opción que le prometieron, nos prometieron, a los mexicanos que esperaban, esperábamos, saber si valía la pena darles la confianza en futuras elecciones.
Valdría la pena en las altas esferas de Morena revisar su código de ética y vigilar si mandar a Senadorss cuyos hijos tienen contratos millonarios obtenidos a través de tráficos de influencia, es lo mejor o de plano quieren regresarle el poder al PRI o al PAN de facto.
Valdría la pena si en Morena y sus comisionados para elegir a sus candidatos a Gobernador y otros 20 mil 985 puestos de elección popular vale la pena elegir a quienes tramaron desde el poder económico la derrota de su líder Moral Andrés Manuel López Obrador, y para muestra valdría la pena revisar la Operación Berlín en Sinaloa.
México necesita un Morena honrado, derecho y decente y no una copia vil o una transmutación a lo que tanto cuestionaron y combatieron: ¡La Mafia del Poder!