A estas alturas, parece que aquellos militantes del Revolucionario Institucional y/o vividores del Sistema, no alcanzan a apreciar que su condición no la deben a su destacada capacidad analítica o intelectual, sino precisamente a su carencia de las mismas, su obediencia ciega y una moral distraída para que en el remoto caso de que pensasen en las consecuencias de sus actos, aun así los aceptarían tal cual con tal de sostener sus "privilegios".
Si los citados se hubieran preparado- abundantes hoy en redes sociales seguramente porque así han sido adiestrados tras recibir dichas instrucciones desde sus superiores-, si contaran con una formación mínima aceptable, no serían priistas; razón suficiente para dejar de engañarse a sí mismos, pues ni remotamente alguien sapiente les daría la razón… el consejo sería el de aceptarse como lo ignorantes y oportunistas que son en temas económicos.
Porque el impacto inflacionario del gasolinazo –no solo afecta a aquellos de mayores recursos- pudo evitarse: lo único que tuvo que hacerse para tal fin es ajustar el Gasto Corriente del Gasto público presupuestario a los niveles de 2014, para así no requerir de los 280 mil millones de pesos en ingresos que supone el IEPS, lo que dejaría los precios de la gasolina por lo menos 4.2 pesos por debajo de lo que se costea tras la liberación actual (así es, ya sin subsidio).
Incluso, la simple medida de reducir en un 31% los sueldos de los altos funcionarios bastaría para que, como dijo Nuño, no fueran cerradas escuelas ni se viviera una condición inaceptable para la educación en el país, por ejemplo.
Porque los defensores del saqueo no saben que el recurso energético es estratégico y como tal, merece un trato especial dentro de las economías, no sólo por cuestiones de soberanía, sino simplemente porque al tratarse de la mayor fuente de ingresos en el país para nuestro caso, las actividades que mejores dividendos generan no deben buscar esquemas que compartan la utilidad, en tanto que las más riesgosas son para las que deben de generarse incentivos para la aportación privada, haciéndose las cosas al revés actualmente tras la mal llamada Reforma Energética.
Porque la política económica que citan, la del libre mercado, fue planteada hace más de dos siglos, demostrándose desde hace ya varias décadas –mediante Teoría de Juegos, bien comprendida por los oligopolios, así como por la misma doctrina intervencionista keynesiana- que es igual de ilusoria que la persistencia en la creencia de un mercado perfecto, cuyas condiciones fundamentales no son capaces de cumplirse en el ámbito de la realidad, imposibilitando los efectos de la mano invisible (véase la forma en la que operan los gaseros bajo un supuesto libre mercado).
Bien valdría la pena leer la opinión de verdaderos expertos, que se encuentran por centenares pero para los que hay oídos sordos, para apreciar el panorama completo que revela todos los inconvenientes de la política económica actual.